domingo, 28 de noviembre de 2010
4.1 Un maravilloso núcleo de catorce amigos positivistas
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extrapolación fantástica,
libro
Capítulo 4
Los catorce amigos con filosofía positivista
4.1 Un maravilloso núcleo de catorce amigos positivistas
En la antigüedad, hace aproximadamente 2500 años, el gran sabio griego matemático y filósofo Pitágoras (569-480 a. J. C.), quiso dar a conocer en su ciudad de Grecia la enorme importancia que tenía nuestra mente y el buen uso que podía darse a nuestra facultad de poder razonar. Era muy joven cuando descubrió que los seres humanos teníamos una enorme y exclusiva potestad, o sea el colosal poder de poseer la facultad de razonar y que no la utilizábamos en la dirección correcta. Comenzó a tratar de convencer a otras personas, de usar los procedimientos científicos para guiarse a la hora de creer o no creer los cúmulos de prejuicios y creencias absurdas, que se tenían por verdaderas. Sin ser permitido someter al análisis de la razón, había dioses de todo tipo algunos para explicar los fenómenos atmosféricos y otros dioses incluso para dar cuenta de nuestros propios problemas sentimentales, etcétera. Desgraciadamente, en su juventud, él se encontraba muy solo para llevar a cabo esta enorme misión de enseñar lo extraordinario que somos los seres humanos gracias al hecho de poder razonar. Al comienzo de su vida, en su juventud, por estar actuando solitario, sus posibilidades de éxito fueron totalmente nulas. Entonces se encontró con enemigos fanáticos sostenedores de sus ancestrales ideas que además estaban actuando en grupos organizados y que sostenían como verdaderas unas absurdas creencias y prejuicios que venían de generaciones pasadas. Los dirigentes de las numerosas sextas existentes no querían saber nada con la razón, sostenían una oposición tan cerrada a lo que el sabio sostenía que fue duramente sancionado. El sabio, por sus sectarios compatriotas, fue expulsado de Grecia y enviado al Egipto como un castigado de destierro, eran los primeros métodos muy crueles ya que en los países vecinos pensaban que estas personas expulsadas de su propio país eran delincuentes muy peligrosos y por supuesto no eran bien venidos, normalmente los tomaban simplemente como esclavos. Pitágoras, años más tarde en el exilio, llegó a la conclusión, que para todas las grandes tareas había que organizarse con otras personas en agrupaciones bien estructuradas, no había otra opción posible. Entre otras cosas este simple método de agruparse en congregaciones, que parece muy simple o se toma hoy como una perogrullada, fue recién instituida por los pitagóricos en su tiempo como una de las formas prácticas más efectivas de defender a la ciencia y a los científicos. Pitágoras fue pues el fundador del primer método para defender la razón, tanto fue el cuidado que llegó a tener su método que incluso se tuvieron que usar algunas formas algo esotéricas. Al volver posteriormente a Grecia al maestro Pitágoras no lo podían ver directamente los desconocidos e incluso los iniciados, estos iniciados debían pasar por muchos meses de pruebas para tener esta opción de participar directamente en sus clases magistrales.
Planteó muy bien, este filósofo y matemático griego Pitágoras, que la cuestión más importante entregada por su filosofía era el hecho de llegar a comprender que poseemos la exclusividad de tener la enorme facultad de poder razonar y lo segundo también muy importante era que por poseer esta facultad podíamos conseguir, históricamente a corto plazo, el desarrollo vertiginoso de las matemáticas y de las otras ciencias. Él es por lo tanto el símbolo de lo que debe ser un científico por antonomasia. Fue un científico que se descubrió a sí mismo, que se dio cuenta cabal que lo más importante que tenía el ser humano es que podía razonar. Pero además descubrió, que para poder pensar y razonar libremente, se debía luchar con los poderosos grupos que obstruían poderlo hacer libremente. Estos grupos, mediante sus sectas, generalmente tenían el control político y manejaban el poder de la región y del país. Descubre pues que los hombres de su época están casi todos agrupados en sectas religiosas o grupos políticos-religiosos. No habían en su zona agrupaciones científicas o filosóficas sino grupos de diversas otras índoles. La mayoría de estos grupos o sectas declaraban enemigos, sin detenerse a pensar o sea irracionalmente, a los que no hacían lo que ellos consideran como sagrado o importante. Estos grupos eran absolutamente intolerantes. Eran y actuaban como la antítesis de un ser racional. Pitágoras era griego sin embargo por sus ideas filosóficas y científicas debió pasar veinte años en el primer exilio en Egipto y después que los Persas invadieron el Egipto lo llevaron prisionero a Babilonia. Los dos bandos egipcios y persas eran enemigos entre ellos pero ambos enemigos de la ciencia, y a Pitágoras le fue muy mal con sus ideas científicas también con los persas. Cuando Pitágoras logra escapar de la prisión de los persas vuelve de nuevo a Grecia, y en Grecia debe pasar toda su vida en la clandestinidad. Pitágoras, por esta razón, de recibir personalmente una constante persecución por sostener sus ideas científicas organiza y funda “La Hermandad Pitagórica Científico Filosófica”. La organización debió tener sus símbolos y reglas secretas para subsistir, llegó a tener seiscientos miembros. Pitágoras con su filosofía afirmada en la razón, percibe que lo más importante es ser racional y destruye los prejuicios entre ellos los que originaban la desigualdad entre hombres y mujeres. Se casa a los 56 años con Teano. Le enseña a su mujer matemáticas, las que ella entra a dominar a la perfección y con este ejemplo muy a la vista destruye la creencia discriminatoria de la desigualdad mental entre hombres y mujeres. Su mujer, Teano descubrió en matemáticas la proporción áurea. Después del asesinato de Pitágoras realizado por un grupo de terroristas, su hija Damo colaboró en las investigaciones de las matemáticas y logró mantener, por supuesto en la clandestinidad, a la organización pitagórica. Se encargó de guardar celosamente para la posteridad todos los secretos de las ciencias matemáticas y gracias a ella los descubrimientos de ese tiempo y los posteriores lograron mantenerse desde esos tiempos hasta hoy día. Podemos decir que su hija Damo, nos dio métodos disciplinarios de cómo trabajar para la ciencia en la clandestinidad, ella salvó una parte importante de lo desarrollado en las matemáticas de aquel tiempo, como por ejemplo el famoso teorema de Pitágoras sobre el triángulo rectángulo. Damo, con su heroico ejemplo, impulsó a trabajar abnegadamente en esta noble causa de la verdad a miles de iniciados, desde hace 2500 años hasta nuestros días.
Resolvimos hacer participar de nuestro secreto a la computadora central. Le confesamos, a nuestra ordenadora, todas las interesantes y fantásticas cosas descubiertas por nosotros en los últimos experimentos. Nuestro ingenio disponía de un programa interno mediante el cual se le podía pedir consejos, era solo un asunto de acercar un dedo a una tecla, o decirlo claramente en palabras. Con relación a esto necesito tu opinión. Por supuesto le entregamos las informaciones históricas correspondientes de la suerte corrida por Pitágoras, Giordano Bruno, Galileo y tantos otros, nos interrumpía a menudo para decirnos ya lo sé. El computador tenía en sus memorias las mejores enciclopedias y además estaba conectado paralelamente por Internet a las bibliotecas más importantes de todo el mundo. El siempre estaba directamente en línea, incluso traducía casi simultáneamente al castellano lo que estaba en una biblioteca en ingles, francés o alemán. Podía trabajar con una cantidad de información fantástica. Nuestro ingenio, después de conversar detenidamente con cada uno de nosotros, llegó a la conclusión que si no nos organizábamos a la manera como lo hiciera Pitágoras no subsistiríamos. Si lo hacíamos organizados en esa forma secreta y un tanto esotérica había casi la seguridad de conseguir el éxito que deseábamos de llegar a vivir en el Cosmos-ingrávido. Como el problema de mantenernos en secreto era muy complejo y algo podía fallar en nuestros planes, entonces debíamos estar preparados para tomar de inmediato todas las medidas para huir en cualquier instante de la Tierra al Cosmos-geoestacionario. Al trasladarnos a vivir al espacio exterior, obligados por estas medidas de emergencia, debíamos además llevar todos los numerosos elementos indispensables para seguir con los otros planes nuestros directamente en el cosmos. Las Transformadoras de las propiedades físicas de los elementos debían ir siempre con nosotros o donde este la mayoría de los integrantes del grupo de los catorce amigos “Pitagóricos con razón omnipotente”, ya sea a cualquier lugar de la Tierra o del Cosmos-ingrávido. Para poder llevar adelante con éxito este proyecto y los otros maravillosos planes, la consejera electrónica nos planteó que debíamos psicológicamente hacernos la idea de que ya no nos podíamos considerar viviendo en la Tierra. En la Tierra estábamos solamente viviendo en forma provisional y debíamos considerar desde ese momento que nuestra residencia era ya en el cosmos y a lo menos por los primeros años en la zona geoestacionaria.
Nosotros antes de conversar con nuestro jefe o guía virtual, o sea la computadora central, estábamos realmente muy preocupados y nerviosos por los riesgos del futuro de nuestra empresa de carácter universal. Ahora nos había vuelto la tranquilidad, por los excelentes consejos entregados por nuestro maravilloso ingenio.
Con el conocimiento que teníamos de las tropelías pasadas por Pitágoras, comprendimos que teníamos la necesidad imperiosa, para poder subsistir, de organizarnos también en un grupo similar al que en otro tiempo tuvieron los Pitagóricos. Por ahora solo reforzaríamos nuestro núcleo de los catorce. Después no seríamos un grupo solo de seiscientas personas, como fueron los Pitagóricos en el primer tiempo, sino tendríamos que llegar a convertirnos en una gran organización universal formada por muchos millones de personas. Teníamos como antaño lo tuvieron los científicos, una gran responsabilidad histórica, que además involucraba un gran riesgo permanente para nosotros y para todo el género humano. Estábamos frente a un grandioso descubrimiento científico que calculábamos que con toda seguridad produciría el efecto de hacer dar un impresionante salto adelante al ritmo del progreso de toda la humanidad. Por nuestros resultados prácticos, de beneficio indiscutible para todos, deducíamos se convertiría casi toda la humanidad en una sociedad muy progresista. Además por nuestros resultados tan extraordinarios conseguidos en la economía, en las ciencias y en particular para la salud con la prolongación de la vida nos sentíamos moralmente en la obligación de proteger estas conquistas ya alcanzadas. Si por el contrario se filtraban nuestros secretos, cayendo en manos inadecuadas poníamos en un serio peligro a toda la humanidad. Por esto nos organizamos en un grupo semejante a los Pitagóricos y además no teníamos ninguna otra alternativa.
Por estas razones, formamos el primer núcleo de una pequeña comunidad compuesta inicialmente por catorce amigos inseparables, éramos y somos un conjunto muy fraterno y armonizado. Mediante esta fusión nos pudimos proteger exitosamente de los grupos que eran intolerantes, como lo enseñara en otros tiempos el gran Pitágoras.
Nuestra aspiración era y es que todos los seres humanos en el futuro, por ser portadores de un don tan precioso y enorme como es el de poseer la conciencia y la razón que ahora se ha convertido en la Razón–omnipotente, sepamos administrar esta facultad para convertirnos en un enorme grupo transparente que aspira a conquistar el universo. Debiéramos pues como una de las primeras prioridades ser absolutamente transparentes, o sea, claros y traslúcidos entre todos nosotros. Como esta tarea de lograr convencer a la mayor parte de la humanidad de nuestros sanos y claros propósitos sería una cuestión a largo plazo, empezamos por practicar la pureza de nuestra transparencia rigurosamente a lo menos entre los pertenecientes al grupo de los “Catorce-pitagóricos”.
Nuestra aspiración era crecer y crecer hasta lograr no tener necesidad de usar esta clandestina y contradictoria protección guardando celosamente nuestros secretos. Lo lógico es que debíamos ser lo contrario de lo que eran los dictadores genocidas estos fueron amigos de lo secreto y esotérico. Pero no en sentido de lo que nosotros pretendíamos sino a la inversa. Estas sectas, guiadas por dictadores genocidas, eran por supuesto enemigas de la administración de la sociedad en forma democrática. La democracia y los plebiscitos no se conjugan con los dictadores, ellos son precisamente los delincuentes de estas sabias manifestaciones de la razón humana. Los hombres que se guían por la razón descubren que muchas cabezas cavilan y piensan mejor que una.
Hace treinta años, en el año 2031, después que estuvimos seguros que ya no existían los peligros iniciales, felizmente abandonamos casi todas las formas secretas de actuar. Ahora somos mucho más transparentes y somos aún más queridos que antes por casi toda la Comunidad Internacional de Nacionalidades. Por medio de la ONU nos han entregado las más altas responsabilidades para las construcciones habitacionales del futuro de toda la humanidad. Somos sus servidores y sus arquitectos sobre todo para las cosas de envergadura gigantesca.
Nosotros estábamos y estamos convencidos de la justeza de nuestra filosofía, que tiene sus cimientos solidamente afianzados mediante la Razón-omnipotente. El usar y creer en la poderosa razón, son cosas para nosotros como absolutamente connaturales. Usar y creer en el poder de nuestra privilegiada mente las sentimos tan nuestras que nos parece como que otros caminos, para resolver los problemas, no son ni siquiera pensables. La omnipotencia de la razón es algo que nos ha entregado la experiencia, en los últimos años la técnica y la ciencia han dado saltos, la informática en particular nos anuncia un desarrollo con límites imposibles de predecir. La informática es un típico producto de la razón y con la revolución de los chips, que duplican sus capacidades cada dos años, ella es ahora omnipotente. Los seres humanos solamente ahora último, a partir de hace aproximadamente cien años, hemos originado esta revolución con la fabricación de los chips y la adquisición científica de nuestros ayudantes a nuestra razón mediante poderosos computadores. La razón más la computación es precisamente la razón computadorizada o la Razón-omnipotente. El poseer la Razón-omnipotente le da un sentido y una gran importancia a nuestra existencia. Estamos convencidos que somos mediante ella lo más trascendental valioso e interesante de todo el infinito universo.
Nuestro primer grupo, de los catorce íntimos amigos, estaba formado por catorce personas con un absoluto convencimiento ideológico y compromiso con la filosofía positivista además éramos y somos muy amigos unos de otros y teníamos y tenemos una confiabilidad absoluta entre nosotros. Nos unían profundos lazos de amistad y a muchos del grupo incluso nos unían lazos de familia. Primero llegamos a ser muy conocidos con el nombre de los Catorce-amigos-pitagóricos. Luego, al crecer en número e inteligencia colectiva por la poderosa informática, nos dimos el nombre de los “Pitagóricos con razón omnipotente”.
Entonces yo formaba parte y la formo todavía de este selecto grupo y al hacer el primer balance comprendimos la enorme utilidad de nuestro trabajo ya que habíamos gastado solo el equivalente a algunas decenas de kilogramos de oro en la confección de las primeras máquinas Transformadoras de las propiedades físicas de los elementos las llamadas también abreviadamente como Transformadoras-pfe. Lo mismo sucedía en relación con los gastos originados en la construcción de los primeros Motores-atómicos-de-fusión-a-reacción-lumínica o conocidos abreviadamente como Motores-atómicos. Nos dimos cuenta que con estas herramientas tan maravillosas, este gasto de dineros lo recuperaríamos en solo algunos días de trabajo. Podíamos por ejemplo usar los maravillosos Motores-atómicos para llevar materiales al cosmos. El pago del flete de llevar a esta región cada kilogramo de materiales para las comunicaciones o un litro de agua para los cosmonautas en órbita, era equivalente al precio que tenían dos kilogramos de oro. Así eran los precios para llegar a una órbita geoestacionaria antes de que nosotros lo hiciéramos. Después del primer año de ir y volver trasladando nuestras cosas al cosmos estos altos precios cayeron en picada, nosotros trasladábamos también los materiales por encargo de otros países a un precio muchísimas veces más barato.
Después de nuestros exitosos experimentos con el trabajo del grupo de los catorce, nos llegó la angustia de que quizás podíamos perder todos los años de investigación y sacrificio ya que teníamos en nuestras manos una enorme y apetitosa fortuna. El tener fortuna indudablemente que le abre el apetito a las mafias internacionales que tenían mucho poder e influencias en poderosos gobiernos, esto nos originó mucha inquietud. Por esto rápidamente nos organizamos y nos juramentamos en un grupo pitagórico. La excelente idea sugerida por nuestra computadora consejera de organizarnos en un grupo pitagórico era buena pero no era suficiente para resolver todos los problemas. ¿Cómo continuar actuando ahora con esta enorme responsabilidad adquirida?
Felizmente nuestro grupo estaba integrado por puros amigos muy positivistas, decidimos reunirnos y analizar con mucha calma que íbamos a hacer. Discutimos en un largo seminario de casi un mes, cual era el camino a seguir especialmente con dos cosas maravillosas, que ya teníamos en nuestras manos: la Transformadora-pfe y el Motor-atómico. Con este maravilloso ingenio, la Transformadora-pfe, conseguimos tener a disposición una inmensa fuente inagotable de materiales fabulosamente resistentes para usarlos ahora y el futuro, y segunda preocupación fundamental de ese momento, debíamos decidir cual era el destino preciso que le daríamos a los nuevos motores. Estos funcionaban con la fantástica inagotable energía atómica de fusión nuclear realizada sobre la base como combustible del uso de los isótopos, deuterio y tritio, del elemento hidrógeno y además esta energía esta libre de la odiosa y e incontrolable radiactividad.
Estos enormes descubrimientos, que habíamos logrado gracias a nuestra incansable tenacidad, nos conducía a poder tener más sabiduría, riqueza y poder sobre la naturaleza. Pero los errores, ahora por ningún motivo se podían cometer y sobre todo los deslices originados por la indiscreción. ¿Qué hacer para no incurrir en algún error involuntario? Esto tenía que ser esmeradamente estudiado y discutido. ¿Éramos todos realmente de confiar, con toda esta enorme posibilidad de tener poder? Una cosa muy importante era que filosóficamente éramos todos muy firmes y felizmente ninguno del grupo tenía ansias de riqueza ni de poder.
Éramos y somos de la escuela filosófica de los epistemólogos positivistas, somos materialistas, valoramos la importancia a lo empírico, creemos en el valor práctico de la inducción limitada y sobre todo confiamos en la exactitud entregada por nuestros ayudantes los computadores. O sea éramos y somos apóstoles de la filosofía de la ciencia positivista. Amantes en nuestras investigaciones de la obtención de la verdad por la vía experimental o empírica. Trabajábamos afirmándonos siempre en la inducción. Después de pasar por muchos de los hechos particulares y probados por la vía experimental entonces solamente podíamos intentar pasar a las leyes generales que los comprendan. Nuestro anhelo es buscar siempre aproximarnos a la verdad objetiva con la mayor exactitud posible ayudados por los ingenios o robots especializados y laboratorios de la física y por supuesto también por los instrumentos entregados por las matemáticas como son los computadores.
La primera resolución sacada de nuestro histórico seminario fue darle la formación estructural y estatutaria a nuestro grupo, “Pitagóricos con razón omnipotente” y también darle teóricamente nacimiento sistemático a los otros dos grupos dependientes de nosotros que tendrían que formarse en un futuro próximo.
La segunda resolución era la de ayudar a que se eliminen lo antes posible los arsenales de bombas atómicas.
Todos éramos además simpatizantes de la extensa literatura escrita y además incluso de la filosofía sustentada por el filósofo, pacifista y premio Nobel, Bertrand Russell (1872-1970) En un sentido filosófico y personal habíamos recibido como una herencia los escritos dejados por este gran filósofo inglés que afirmaba en una parte de sus memorias. “Tres pasiones han gobernado mi vida: el deseo de amar, la búsqueda del saber y una insoportable piedad hacia los sufrimientos de la Humanidad. Las tres como vientos huracanados, me han empujado a su capricho sobre un profundo océano de zozobra que llega a alcanzar los límites de la desesperación”. Estas hermosas y elocuentes palabras de Bertrand para nosotros tenían un significado, que siendo de un tema muy sencillo, era de gran profundidad y muy útil sobre todo para ayudarnos a pensar mejor en los momentos agudos en los que nos encontrábamos.
Para llenar de satisfacción nuestras vidas, o sea para ser feliz, tres cosas son suficientes: amar a nuestro prójimo, sea o no de nuestro grupo, practicar una buena tolerancia debiendo convencer a las otras personas con la razón y no con la fuerza ni el terror o sea sin practicar la intolerancia; buscar incansablemente en la naturaleza siempre la verdad y lo más profundamente posible, no confiarnos en la autoridad de algún científico para dar por sentada la verdad, tener mucho respeto con los científicos pero no culto a la personalidad; y preocuparnos con pasión para que las conquistas de la ciencia lleguen por igual a toda la Humanidad, ser en esto absolutamente inclaudicables. Bertrand Russell había advertido además que el peligro de una hecatombe nuclear no terminaba sino hasta que se destruyera la última de las decenas de miles de bombas atómicas almacenadas en los secretos y siniestros hangares. Ayudar a desmontar estos arsenales, con la presión de los medios democráticos mediante los plebiscitos, era también una tarea que debíamos cumplir sin falta. Esto no era tan difícil pues ya habían cientos de organizaciones que luchaban exigiendo la inmediata eliminación de las bombas atómicas de los malditos arsenales, por supuesto que esto se realizó en un corto plazo histórico.
La tercera resolución era, tomar todas las precauciones o sea velar por que nuestro gran secreto, de cómo cambiar las propiedades y en especial endurecer los materiales, se mantenga estrictamente muy disimulado o mejor dicho que quede absolutamente oculto.
Pensamos que nuestros descubrimientos e inventos, en manos de personas irresponsables, se convertirían en algo muy negativo para los propósitos programados. Nuestros planes estaban en la delantera de todos los proyectos humanitarios conocidos. Solamente “Los Pitagóricos” conocíamos toda la serie de nuestros secretos fundamentales. El colosal nuevo poder nuclear de nosotros era, en nuestras manos, muy beneficioso para toda la humanidad, pero en poder de otros podía ser horrorosamente destructivo. Además era un poder de dimensiones cósmicas, que podía destruir toda la Tierra. Si por descuido de alguno de nosotros se nos apoderaran otros de nuestro asombroso descubrimiento, no queríamos ser nosotros los que por este fatal acontecimiento, pasáramos indirectamente a contribuir a la destrucción de todo lo vivo sobre la Tierra. En el seminario resolvimos pues como tercera resolución, que ante este riesgo debíamos seguir siendo: ¡Nosotros y solo nosotros, los “Pitagóricos con razón omnipotente”, los que debíamos conocer como se construyen las máquinas derivadas de los recientes descubrimientos, además debíamos ser solamente nosotros los administradores de ellas!.
La cuarta resolución de este importante seminario, estaba dedicada al estudio de la forma en que obtendríamos los dineros correspondientes para financiar los colosales proyectos programados. Por la energía a raudales de que disponíamos había muchas maneras de hacer dinero y además muy rápido. En primer lugar, con la energía eléctrica, que para nosotros era casi gratis, fácilmente podíamos separar los componentes del agua y obtener grandes cantidades de hidrógeno y oxígeno y que vendiendo el hidrógeno como fuente de energía y el oxígeno puro para las industrias y los hospitales, obtendríamos mucho dinero de inmediato. En segundo lugar otra fuente de entrada de dineros podía basarse en cobrar el flete a los diferentes países por subir al cosmos los materiales que necesitaban llevar allí permanentemente para las comunicaciones y otros usos. Esta otra forma de financiarnos estaba basada en el hecho de que solo nosotros teníamos la capacidad, de situar materiales científicos o de comunicaciones en la órbita geoestacionaria, a un valor muy económico, no teníamos rivales. El flete que debían pagar los interesados era más del equivalente a dos kilogramos de oro por el traslado a la órbita geoestacionario de cada uno de los kilogramos de materiales que deseaban enviar. Para situar materiales en órbita no tendríamos competidores lo podíamos hacer a menos de la mitad de precio por tener nuestros poderosos y seguros motores de reacción lumínica. En las discusiones del seminario se descartaron provisoriamente estas dos ideas o sea la venta de hidrógeno y oxigeno y los fletes al cosmos, estos dos proyectos llamarían mucho la atención y tendríamos que divulgar parcialmente nuestro secreto fundamental antes de tiempo.
La tercera interesante idea fue el de llevar a cabo el financiamiento de la extracción del oro usando un antiguo procedimiento colonial, pero sin caer en el inhumano aprovechamiento de los indígenas de aquel tiempo, ni en ningún otro procedimiento de explotación deshonrosa de los trabajadores. El usufructo de las minas de oro había enriquecido a mucha gente y creado enormes capitales desde hacía ya muchos siglos. Lo decidimos hacer nosotros ahora, ya que esto como procedimiento de enriquecimiento era muy conocido de antaño y no llamaría mayormente la atención al hecho de que nosotros nos enriqueciéramos a corto plazo. Usando nuestras nuevas condiciones muy exclusivas, de tener energía y además material alumínico con propiedades especiales de dureza, cualquier mina de oro desmantelada por no ser rentable, era explotable actualmente para nosotros y un negocio muy conveniente. Entonces en definitiva se resolvió como dando solución al problema de las finanzas que debíamos comprar los terrenos en torno a alguna mina de oro no explotada por no ser rentable con los procedimientos tradicionales. Como consecuencia derivada de esta tercera opción para financiarnos, era la tarea del momento la búsqueda urgente de alguna mina de oro de lavadero, declarada no rentable. El que este la mina abandonada por no ser rentable era por otro lado nuestra solución ya que comprarla sería más barato y esto era importante ya que no disponíamos aún de mucho capital. Además esta era la mejor manera de pasar desapercibidos pues teníamos que juntar dinero durante un largo tiempo. Nos propusimos colocar avisos en los diarios indicando que compramos terrenos que colinden con algún río, del que nosotros sepamos que haya sido explotado en otro tiempo como con un mineral de oro de lavadero. Buscábamos entonces conseguir una mina de oro abandonada por no ser rentable, o sea de tener muy poca producción de promedio por cada persona ocupada. Según nuestros cálculos nosotros teníamos las herramientas y la energía gratis con lo que podíamos hacerla super rentable.
La quinta resolución del seminario tenía que ver con otras severas medidas de precaución que debíamos tomar con el objeto de impedir que se filtre nuestro secreto, trataríamos por todos los medios de evitar sospechas del magnífico descubrimiento que manejábamos.
Para poder cumplir exitosamente con estas cinco resoluciones empezamos por comprarnos algunos terrenos con los dineros que nos quedaban. Los catorce habíamos juntado todos nuestros dineros y teníamos constituida una empresa que ya poseía alguna solvencia bancaria. Recurrimos sin ningún temor a los créditos bancarios hipotecarios ya que teníamos la seguridad absoluta del porvenir de nuestras finanzas. Con una parte de dinero al contado, y por otro lado con créditos hipotecarios compramos una buena cantidad de terrenos a orillas de un río con una historia aurífera. La cantidad de hectáreas de terreno comprado fueron suficientes para permitirnos gozar, de una buena privacidad para el desarrollo de nuestras empresas. Allí en el interior de nuestros propios terrenos, fue muy cómodo poder trabajar sin el temor de ser vistos. Teníamos que trabajar realizando muchísimos y acelerados movimientos, en nuestro extenso territorio estos movimientos no era bueno que fueran captados por algún curioso. Hacíamos muchas cosas que podían llamar la atención, por ejemplo: extensos subterráneos cavados en solamente días bajo la tierra; enormes construcciones que normalmente debían demorar meses lo hacíamos en solamente semanas. Esto de la compra de un extenso terreno fue una excelente idea, de no ser así seguramente habría despertado algunas sospechas por nuestro continuo ajetreo y quizás habría hecho fracasar nuestros planes de mantener la reserva absoluta sobre los exclusivos nuevos materiales que teníamos y la enorme energía que disponíamos.
Como lo habíamos resuelto formamos entonces la empresa explotadora del oro, cuidando que no solamente respetáramos las leyes y los reglamentos sino fuésemos un buen ejemplo en este sentido, o sea que todo lo relacionado con la explotación y la contratación de personal esté mejor o vaya más allá de lo establecido por los reglamentos normales y que además naturalmente sea todo absolutamente legal. Esta compra de un extenso terreno tenía como objetivo principal que por supuesto el funcionamiento de la mina y la fábrica de diamantes sintéticos queden funcionando dentro de nuestras espaciosas propiedades.
La sexta resolución del seminario era algo futurista se trataba de fijar fecha de nuestra partida masiva para comenzar a poblar el cosmos. Para esto comenzamos por contar con un factor muy positivo ya que la energía necesaria para este proyecto estaba enteramente a nuestro alcance, solo se trataba de programar las cosas ocupando un tiempo no muy corto por la enorme cantidad de detalles a resolver ya que la empresa era de magnitudes gigantescas. Como prioridad se estableció que era necesario llevar a la discusión como usar mejor la enorme e ilimitada cantidad de energía que teníamos. ¡Teníamos en nuestras manos la limpia e inagotable energía nuclear! Debíamos preocuparnos de mejorar el tiempo de uso de la energía de nuestros motores, que usando la energía nuclear les permitiera aun una mayor autonomía que la de una escasa semana, hasta llegar a lo menos a seis meses, es decir que usándolos continuamente pudieran funcionar durante seis meses y que para esto no necesiten recambiar el combustible. Esta enorme autonomía nos permitiría en cualquier momento salir mediante su maravillosa y casi inagotable energía al cosmos, conseguido esto el espacio exterior quedaba a nuestra entera disposición. Con esta autonomía podríamos hacer una especie de ascensor especial, del ecuador a la zona geoestacionaria, usando astronaves a propulsión lumínica y realizando viajes permanentes hasta la zona geoestacionaria.
Para este proyecto necesitábamos estar en la línea ecuatorial de la Tierra y ahora estábamos en Chile, que aunque es un país largo no alcanza a llegar a esta zona. Resolvimos entonces que quedaríamos trabajando en Chile todos juntos solamente durante seis meses. En estos seis meses se debía juntar el capital mínimo necesario para que una parte del grupo se traslade a la zona ecuatorial. En esta zona ecuatorial prepararíamos otra residencia y formaríamos nuevas empresas aumentando nuestro capital. Crearíamos, en esta zona, las condiciones para llevar los materiales para armar en el cosmos nuestra residencia definitiva. Calculamos, en el seminario, que dadas las enormes pretensiones de nuestro proyecto entonces saldríamos desde la zona ecuatorial al Cosmos-geoestacionario, dentro de unos tres años.
La séptima resolución del seminario, era lo atingente a las medidas concretas relacionadas con la preparación nuestra para el inicio de la nueva vida en el Mundo-ingrávido. Esta séptima resolución, nos pareció en aquel tiempo que eran sueños o utopías, ya que esta resolución comprendía muchas cosas realmente fantásticas, casi todos los temas tratados aquí parecían como ficticios o irreales. Las conclusiones de esta resolución nos acortaban el tiempo para llegar antes de lo previsto a alcanzar nuestro deseado futuro de vivir en el Mundo-ingrávido. Esta séptima resolución nos permitía soñar en convertir rápidamente en realidad las esperanzas para poder vivir en el que sería nuestro mundo fantástico, al mismo tiempo que era un pequeño orbe fabricado absolutamente ex profeso a nuestros deseos. Deseábamos ansiosamente que la iniciación de nuestra nueva vida llegara lo antes posible. Debíamos prepararnos desde ya para vivir definitivamente en la zona geoestacionaria, necesitábamos construir allí enormes fábricas con extensiones kilométricas y grandes mansiones para nosotros, saldríamos definitivamente de los pequeños departamentos habitacionales que teníamos en la Tierra. Allí en la zona geoestacionaria tendríamos donde vivir cómodamente y en un gran espacio y además sin el molesto peso de nuestro cuerpo. Analizando a profundidad el tema de nuestro traslado a este nuevo mundo, llegamos a la conclusión de que nosotros ni los demás habitantes de la Tierra vivíamos cómodos en este mundo gravitatorio terráqueo, éramos seres racionales capaces de fabricar nuestro propio hábitat. La Tierra era nuestra cuna pero debíamos abandonarla urgentemente, estábamos ya muy creciditos en todo los sentidos como para seguir viviendo en nuestra cuna.
La octava resolución consistió en la recomendación de tener siempre presente que como los problemas a los que estamos enfrentados son cada vez más complejos y superdelicados, entonces debemos usar nuestra razón, pero ayudados por nuestros poderosos computadores, es decir que debemos usar siempre la Razón-omnipotente. Estamos obligados, por estas altas responsabilidades, a usar permanentemente en todas nuestras actividades simples o complejas esta nueva forma que ha tomado nuestra poderosa y privilegiada mente con nuestros razonamientos filosóficos. Cuando había que razonar y tomar resoluciones debíamos hacerlo siempre acompañados de una meditación personal y luego emplear a fondo las ayudas dadas al respecto por los computadores, es decir emplear con confianza la Razón-omnipotente en nuestras actividades. La razón pasó a convertirse en todos nuestros quehaceres prácticos y de proyectos en una razón-computadorizada. Todo lo que organizábamos era ayudado siempre por un computador, la razón había evolucionado y se había adaptado al nuevo medio ambiente técnico y científico. Por esto recibió el nombre de Razón-omnipotente. Esto que sucedió con los problemas generales de nuestra sociedad había sucedido antes con las matemáticas. Primero, desde tiempos remotos, nos dedicábamos a odiosos cálculos aritméticos, luego nos confiamos en que el computador de bolsillo o calculadora electrónica lo hacía mejor y después nos dedicamos a hacer matemáticas más complejas ayudados de nuevo por el computador. Finalmente creamos una simbiosis con estas máquinas que reemplazan parte de nuestras funciones intelectuales y que por lo tanto nos ayudan a ser cada vez más inteligentes.
Por ejemplo, le entregamos ya más del noventa por ciento de nuestras responsabilidades muy concretas a nuestra incansable y amorosa computadora Compupaz, que era como si fuera nuestro primer presidente del grupo y a su vez como una eficiente secretaria general. Entre otras cosas le pusimos en manos de nuestra amiga computadora que eligiera a un par de personas de nuestro grupo para que tengan la responsabilidad de ser los encargados de la vigilancia de toda nuestra organización. La Compupaz, que era muy eficaz para este tipo de tareas, conversando con cada uno de nosotros o sea en una entrevista personal nos hizo muchísimas preguntas, cuestionario que fuimos contestando oralmente. A mí me hizo ciento veinte preguntas, a otros menos, pero a la mayoría cerca de doscientas. Terminada las entrevistas y después de algunas horas de meditación escogió a una pareja de nuestros integrantes para la vigilancia y el cuidado de nuestra naciente organización. Desgraciadamente se debía contar que existía aún la posibilidad de que podríamos recibir alguna desagradable sorpresa proveniente de algún grupo de asesinos pagados y procedentes de alguna dictadura. Para defenderse de esta posibilidad se tenía que tener tomadas las precauciones y contar con las defensas correspondientes. Había además otro gran riesgo, por nuestras condiciones de crecimiento acelerado de nuestra economía era muy fácil producir una información manipulada. La libre competencia no siempre se puede practicar independientemente a raíz de los intereses creados de algunas de las grandes empresas internacionales. Ellas eran las que mandaban detrás de algunos gobiernos incluso democráticos. Según la información de nuestra computadora, lo más delicado del caso era de que existía un peligro real corríamos el riesgo de que una de las cinco más grandes potencias del mundo, nos pudiera atacar, por haber recibido ellos información manejada y creyendo que nosotros éramos realmente un peligro nos pudieran atacar de sorpresa. Si por desgracia, esto sucedía debíamos estar preparados para huir saliendo de la Tierra en un tiempo contado en minutos y hacerlo con destino a la órbita geoestacionaria. Por esta razón entonces debíamos ensayarnos muchas veces y practicar simulando nuestra salida de urgencia de la superficie de la Tierra. Debíamos aprender a manejar nuestras máquinas voladoras y disponer cada uno de un par de escafandras. El estar sumergido en el agua es una sensación de perdida de peso algo mucho más incómodo que en órbita pero con cierto parecido a estar en el mundo sin gravedad. Por lo tanto dentro de piscinas bajo el agua, todos los catorce integrantes de nuestro grupo debíamos practicar continuamente diversos trabajos. Allí en las profundidades del agua teníamos que armar y desarmar algunas cosas que llevaríamos al cosmos, empezando por las escafandras. Por estas razones de estar preparados para acostumbrarnos a vivir sin peso en órbita fuera y lejos de la Tierra, debían también estar siempre listos para esta emergencia, la cantidad de necesaria de los Motores-atómicos-de-fusión-a-reacción-lumínica. Las mismas precauciones se debían tomar con las otras cosas técnicas y sobre todo con las máquinas Transformadoras de las propiedades físicas de los elementos, para desaparecer con nosotros en muy poco tiempo de todos los lugares en que estemos instalados en la Tierra.
Trataríamos que no suceda, por supuesto a que llegue a concretarse esta calamidad de que alcancen a invadirnos y que pretendan por la fuerza que les entreguemos la información de como lo hacemos nosotros para hacer cambiar las propiedades del aluminio, o la obtención de la energía nuclear. De producirse este grave inconveniente, esta emergencia, impediría poder cumplir en los tiempos señalados el plan a largo plazo planificado y aprobado en las diversas reuniones o seminarios.
Este plan a largo plazo contemplaba: ir creciendo incesantemente como organización; tener buenas relaciones eludiendo cualquier conflicto con las organizaciones o con algún país; irnos a vivir a la zona ecuatorial; organizarnos como estado; manteniéndonos en el seno de las Naciones Unidas; después irnos a vivir con muchas y fantásticas comodidades, previamente preparadas desde la Tierra, a la zona geoestacionaria; lograr producir el entusiasmo de todos los habitantes de la Tierra a emigrar al cosmos. Crear las condiciones para la emigración masiva de los habitantes de toda la Tierra para que logren ir a vivir y disfrutar de la forma como llevábamos nuestra fantástica vida sin peso y flotando en enormes espacios, lleno de aire, en el Cosmos-geoestacionario.
En el seminario nos hicimos un programa de actividades para ir creciendo como organización. Por poder modificar las propiedades de los elementos y además por disponer de energía a raudales, estábamos en óptimas condiciones, de comenzar de inmediato a llevar con mucho más rapidez que lo tradicional y asimismo mucho más adelante, o sea a extrapolar, todos los adelantos de la ciencia y técnica más refinada de esos tiempos. Por esta misma razón podíamos dar una dimensión más grande a todos los nuevos descubrimientos y acelerar enormemente su realización masiva, para hacerlo llegar a todos los habitantes del planeta, lo que nos conduciría a un futuro de gran prosperidad y de un acelerado crecimiento económico. El gráfico, que nos indicaba nuestro crecimiento económico con relación al transcurrir del tiempo, el computador lo entregaba en un dibujo de una curva totalmente acentuada hacia arriba. Nuestro mundo, en todos sus rincones, entraba en una etapa de aceleración de su economía, medido en cifras casi increíbles. Además la curva de crecimiento, con relación al tiempo, de todo lo que analizábamos, el computador la ponía casi vertical. Aparecía en todas las ramas de la ciencia una extrapolación fantástica.
Yo tenía en ese histórico año 2019 ya 90 años de edad. Estaba con la mayor parte de mis órganos internos y externos acercándome a la llamada, en décadas anteriores, muerte natural. Exceptuando el corazón y el cerebro nuestros órganos a medida que perdían células por desgaste renovaban automáticamente las células perdidas por otras nuevas, esto tenía un límite ya que se podía hacer esta operación solamente durante unas doscientas veces. Entonces en la mayor parte de los órganos se realizaba en forma natural, es decir solamente doscientas veces nuevas generaciones celulares. Después hay que sustituir este órgano viejo por otro órgano nuevo reproducido en los laboratorios. Me han fabricado, para dejar en el banco de mis órganos-clones, solo un par de mis órganos más desgastados. Me tenían siempre en un laboratorio un clon de mi corazón para transplantarlo en un caso de emergencia. Mí corazón venía ayudado desde hacia veinte años con tres by-pass, pero yo me negaba todavía a realizarme este transplante de corazón. Con la pasta resultante del cultivo de mis células madres, tenía además realizado algunos arreglos parciales a varios órganos recibidos de nacimiento y en especial a algunas partes de mi piel.
A la computadora Compupaz, que era ciertamente como nuestro secretario general, teníamos la costumbre de pedirle que nos calcule la esperanza de vida. Le entregué toda la información relacionada con la situación de mi salud y además los otros datos que el computador me preguntaba. Por supuesto estas preguntas estaban previamente programadas pero nuestra maravillosa máquina tenía ya algo de ”Inteligencia-artificial IA”. Preguntaba a veces alguna cosa absolutamente original. El computador además conocía ya muchas otras vivencias nuestras y tenía incluso, de los catorce integrantes del grupo, la carta completa de información genética y una enorme cantidad de información anexa. Después del último seminario, la Compupaz había enriquecido sus memorias pues había incluido un nuevo programa que habíamos confeccionado conteniendo estos adelantos revolucionarios originados por nuestras nuevas resoluciones.
Como estaba preguntando a la computadora cuantos años más de vida podría vivir, la Compupaz me aseguró que el progreso de la medicina ya era muy grande y se aceleraría a tal extremo que yo y todos los de mi edad u nonagenarios podríamos prolongar indefinidamente la vida. Esto como ustedes ven se cumplió, entre los miles de otros vaticinios maravillosos, no solamente para mí sino también para el grupo de los catorce amigos pioneros de este nuevo mundo y todas las otras personas que se fueron a vivir al cosmos geoestacionario. Consultar al computador no era lo mismo que visitar a un adivino, esto era algo muy serio y bien fundado, confiábamos totalmente en lo que decía ya que además el computador advertía las posibilidades de error. Cuando le pregunté sobre mi esperanza personal con relación a los años de vida que aún me quedaban al finalizar me dijo por ejemplo.“La prolongación de su vida es indefinida. He terminado mis cálculos con el 99% de posibilidades de verdad en lo que he afirmado.”
Les contaré que en el censo del 2060 se preguntaba a todos los encuestados si creían o no en alguna posibilidad de guerra entre dos estados o en un conflicto bélico de carácter mundial. Las respuestas fueron de casi el 100% diciendo que no habría jamás otra guerra ni entre países ni menos todavía un conflicto mundial. En el nuevo mundo ahora reina la cordura y hemos logrado como primera consecuencia que se haya alejado definitivamente toda posibilidad de una nueva amenaza de otra guerra atómica. Les contaré, en los capítulos que van más adelante, como logramos ayudar a resolver esta fatídica amenaza de la guerra termonuclear, que se cernía por más de un siglo sobre toda la Humanidad.
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