3.2 Los ideales positivistas en la década del 70 del Siglo XX.
Los ideales que tenia nuestro grupo en la década del 70 del siglo pasado, se fueron renovando año tras año. Quedó hasta ahora, de estos antiguos modelos, solamente una parte dentro de nuestros nuevos paradigmas. Todos los nuevos modelos guías han debido respetar en forma irrestricta lo que nos indica la ciencia o sea ser positivistas inclaudicables. Los modelos consejeros que tenemos hoy se van continuamente agrandando en extensión y mejorando en su precisión, por principio no tenemos un ideal intocable, lo que sostenemos hoy es normal que deba ser modificado por las nuevas circunstancias creadas en el vertiginoso avance de la ciencia. Recuerdo con cariño y nostalgia muchas de las acciones de protesta que realizábamos en la década del 70 del siglo pasado. Les daré solo un ejemplo, defendíamos en manifestaciones callejeras a aquellas personas que eran víctimas o sea que no se les respetaban ni siquiera sus solemnes derechos de libre pensamiento. Se atropellaban y no se les respetaban sus mínimos Derechos Humanos o DD HH Eran víctimas de este atropello en especial y casi sin exención tanto los analfabetos como también los campesinos pobres, que vivían en la década del 70 tan miserablemente como se vivió en los feudos de la Edad Media. Esto no era solamente el caso de Chile en Bolivia recuerdo que en el mes de agosto del año 2004 apareció una noticia escalofriante. En esta noticia se decía que cerca de mil familias integradas por más de seis mil indígenas son sometidos a condiciones de increíble esclavitud en fincas ubicadas en las regiones de Santa Cruz en Bolivia. Estas familias de indígenas vivían cautivas en haciendas, eran sometidas a trabajar sin remuneraciones argumentando por sus patrones, amos en este caso, que tenían deudas con sus dueños y estos les seguían dando la pulpería o alimentación a precios abusivos con los que continuaban endeudados de por vida tanto ellos como sus descendientes. Algunas décadas antes, esto de Bolivia me tocó observarlo casi exactamente igual en la parte Sur de Chile, donde teóricamente estaba abolida la esclavitud y supuestamente también se respetaban los Derechos Humanos.
Chile como miembro de la ONU adhirió, pero en la práctica solo hipotéticamente, a estos principios de no-esclavitud y de respetar los Derechos Humanos sostenidos y reglamentados por las Naciones Unidas. Tal como lo hiciera en esos tiempos en África Mandela, usábamos nosotros para estas acciones de defensa de estos derechos y otros solamente medios pacíficos o sea como seres racionales usábamos la razón para lograr la evidencia. Para obtener el convencimiento de que nuestra causa era justa, nuestro instrumento fundamental era el hacer claridad haciendo de cañón de largo alcance las explicaciones ejemplares que dábamos mediante el buen uso dialéctico de la lógica razón.
Para hacer claridad sobre la importancia que tenía el respetar los Derechos Humanos nos afirmábamos en medios pacíficos como ser: hacer declaraciones por medio de la prensa, la radio o la televisión y también hicimos uso de otros antiguos medios como ser folletos de varias hojas entregados personalmente. Los Derechos Humanos fueron desde la partida muy bien recibidos, pero desgraciadamente violados en muchas partes sobre todo por los dictadores. En otros casos también se violaban estos derechos en países democráticos, por mezquinos intereses personales de la gente adinerada interesada en seguir amasando fortunas en corto tiempo, mediante una desconsiderada explotación que llegaba hasta los niños.
En ese tiempo de los años 70, éramos enemigos encarnizados de la manutención de los amenazantes arsenales atómicos, ya que allí habían almacenadas las fatídicas bombas de hidrógeno, conocidas como bombas H. Con ellas se jactaban que podían destruir el mundo, según afirmaban muy orgullosos algunos afiebrados militares allegados a los gobiernos de los países más poderosos de ese tiempo. Nos comprometíamos a luchar incansablemente para conseguir lograr parar los ensayos de las explosiones atómicas en la atmósfera y bajo la superficie de la Tierra. Nosotros, junto a toda la gente progresista de todo el mundo, realizábamos en aquel tiempo muchas manifestaciones públicas con el objetivo de lograr parar la producción de bombas atómicas y nos comprometimos en esas manifestaciones a protestar luchando hasta que no quede una sola bomba atómica en los malditos arsenales. Había por ese entonces decenas de miles de bombas atómicas de hasta 50 megatones en estos siniestros silos militares. Tenían siempre cohetes listos para lanzarse, con bombas atómicas de hidrógeno de 20 megatones y que podían dispararse a cualquier punto de la Tierra. Dentro de los aparatos electrónicos, de estos nefastos proyectiles internacionales, estaba entonces ya programada la destrucción de toda la humanidad.
Por otro lado manifestábamos nuestros deseos de que queríamos un mundo sin fronteras, con una cultura y educación pareja para los habitantes de todo el planeta. Pronosticábamos que vendría sin falta la eliminación de estas absurdas barreras, es decir buscábamos lo que posteriormente pasó a llamarse la globalización del mundo.
Podíamos demostrar que en todos los lugares del orbe felizmente la unanimidad de los seres humanos nace por igual con los mismos maravillosos dones. Estábamos tan seguros de esto que lo hacíamos públicamente colocando siempre claros ejemplos que confirmaban la igualdad psíquica al nacer de todos los niños de todas las razas. Decíamos por ejemplo que todos los seres racionales por igual somos poseedores de dones mentales asombrosos, únicos y de un valor universal incuestionable. El proyecto de lograr construir un robot-máquina que posea el uno por ciento de nuestras fantásticas funciones es aún todo un sueño. Preguntábamos entonces, ¿cuál es la razón de no querer como hermanos a todos los seres humanos que tienen nuestras mismas maravillosas funciones, en un universo infinito donde somos seguramente la única joya racional? Sosteníamos por ejemplo que es absurda la discriminación que hacían algunos países desarrollados, contra los trabajadores extranjeros, provenientes de países en crisis, que solicitaban una mínima ayuda consistente en pedir que se les otorgue trabajo para poder sostener a sus familias. Para los efectos de todas las opciones legales, deseábamos naturalmente que no existiera la diferencia al trato de las personas ni por el color ni menos por el sexo. En especial, los profesores progresistas, no permitíamos que se hiciera segregación a los niños al momento de otorgar por ejemplo las escasas ayudas educacionales. Queríamos la igualdad de todos ante un Estado de Derecho Universal que incluyera por supuesto a los seres humanos sin hacer excepción. Queríamos también que todos los seres humanos normales sean bienvenidos en cualquier punto del planeta y vengan de donde vengan.
Nos adelantamos en unos treinta años a pedir la globalización de la enseñanza de la comunicación y de la cultura. Esta globalización o mundo sin fronteras apareció masivamente solo en la primera década de este siglo, comenzando con las comunicaciones por medio de Internet que eliminaron todas las fronteras.
Esto más tarde con los adelantos en las comunicaciones evolucionó y después como por ejemplo, queríamos que la enseñanza que se daba a distancia a los españoles enviándoles libros en español o por medio de Internet, se pudiera obtener o hacer bajar en cualquier otro punto del planeta donde se hable español con la misma facilidad con que era realizada para los españoles. Pensábamos que ella serviría para los veinte países de habla hispana o sea para los más de cuatrocientos millones de hispano hablantes. Así entendíamos la entrada a la globalización.
Voy a citarles otro ejemplo de la globalización en hacer aflorar un agradable recuerdo, comienzo por decirles que Chile se encontraba muy aislado del mundo exterior, en el extremo de Sudamérica y detrás de una enorme cordillera. Probablemente esta circunstancia, en el año 2002, movió a Bill Gates, dueño de la firma Microsoft, y a su señora a hacer un regalo a Chile de cerca de cuatrocientas instalaciones computacionales para bibliotecas. Una buena parte del pueblo y de los niños fueron atendidos gratuitamente para comunicarse y contactarse al mundo por medio de Internet. Una acción que sin ser la solución ideal para los chilenos fue debidamente agradecida.
Anteriormente en la década del setenta del siglo pasado tuvimos la gran satisfacción de ver como se sentían obligados los gobiernos de EE.UU y la URSS a firmar los primeros compromisos a favor de la paz. Esto se pudo lograr gracias a una enorme presión de las masas populares que por cientos de miles desfilamos por las calles exigiendo el desarme. Así se logró que firmaran EE.UU y la URSS los primeros acuerdos tendientes a parar la carrera armamentista. Había que terminar con la locura de las locuras, se construían y construían las terribles bombas atómicas radiológicas de hidrógeno y lo peor era que cada año eran de más potencia. Los EE UU, mediante sus ensayos con bombas H, hacían desaparecer milenarios atolones o islas coralinas del mar pacífico. La URSS, cerca del polo ártico, hacía ensayos con bombas H de hasta 50 Megatones, cada una capaz de transformar en desierto un país como Inglaterra.
Periódicamente los gobernantes de las grandes potencias anunciaban orgullosos que habían logrado un nuevo récord de potencia en las nuevas versiones de las bombas de hidrógeno. Era muy fácil calcular que estos fatídicos récords nos indicaban que se podía destruir, decenas de veces todo lo vivo sobre la Tierra utilizando los miles de bombas ya acumuladas y estas nuevas.
También en aquella misma década del 70, éramos conscientes y estábamos convencidos de que nada es más importante que la educación de los niños. Nacemos con un tesoro inmenso de células cerebrales, desde el primer día o sea del nacimiento hay que preocuparse en cultivar el desarrollo de estas células, ellas si son debidamente laboradas originarán una mente sana y poderosa. Por esta razón queríamos y luchábamos para conseguir esta meta de lograr tener un mundo que entregara las mismas oportunidades para el desarrollo de su mente a todos los niños por igual cualquiera que sea su color o su lugar de nacimiento.
Como nos unía el humanismo; decíamos NO a la discriminación racial y decíamos sí a la hermandad de todos los seres humanos. Esto de decir NO a participar en las ideas de xenofobia de las sectas racistas quedo absolutamente claro a fines del siglo pasado. Quedó confirmado que teníamos razón con el descubrimiento efectuado a comienzos de este siglo de que todos los seres humanos llevamos el mismo mensaje genético. Como es más difícil que muchos se equivoquen a que uno solo lo haga; decíamos SI a la democracia y dijimos NO a las dictaduras.
Desgraciadamente la erradicación de las dictaduras políticas, antítesis de los gobiernos democráticos, se prolongó durante algunas décadas.
Les desarrollaré con algunos detalles y algo de historia una cuestión que es de biología pero que tuvo que ver con nuestro futuro. Hasta el año 2020, mantuve en el fondo del ojo derecho, en la parte de la retina una de esas cicatrices causadas por los experimentos en los laboratorios. Felizmente desde ese año tengo mis dos ojos rejuvenecidos, mediante los maravillosos métodos iniciados experimentalmente el año 2002. Este mecanismo de rejuvenecimiento de órganos, que hoy es toda una cosa rutinaria en todos los hospitales, no se lo soñaban hace cien años atrás. Gracias al cultivo de nuestras propias células madres y su reimplantación en los lugares dañados hoy ya no hay ninguna de estas enfermedades. Desde hace cuarenta años los “viejos” reponemos nuestros órganos gastados por otros nuevos y hechos de nuestras propias células, iniciando el proceso con el cultivo de nuestras células madres, o sea aún no diferenciadas, y manteniéndolas en un banco de células en el hospital más cercano a nuestra residencia. La primera y autentica célula madre se origina con la fusión del material genético del espermatozoide del hombre y el óvulo de una mujer y se llama zigoto. El zigoto comienza a multiplicarse y en los cuatro primeros días empieza a originar el blastocisto, cuando ya hay un poco más de doscientas células. El blastocisto es entonces físicamente una pequeña esfera hueca que lleva en su interior una decena de las llamadas células madres aún sin diferenciarse, llamadas células madres embrionarias. Las células madres se pueden reproducir indefinidamente y son por lo tanto inmortales, mientras que la mayor parte de los tipos de las células diferenciadas, que vienen después, solo pueden dividirse originando entre doscientas a trescientas nuevas generaciones y después perecen o envejecen. Exceptúan este proceso de la muerte solo las de algunos contados órganos, como ser las células diferenciadas del corazón y del cerebro que como las células madres también son inmortales.
La técnica para salvaguardar la posterior reposición de nuestros órganos consiste en mantener para cada uno de nosotros un banco de nuestras células madres. Las células madres, por esta preciada circunstancia de su inmortalidad, son luego obtenidas en gran cantidad por medio de un fácil cultivo en los laboratorios, ya que son capaces de dividirse de manera incansable. Con estas células se nos fabrica fácilmente un órgano nuevo contactando las células maestras, o madres, con algunas de las células ya diferenciadas para que la masa de células madres, hagan lo mismo que sabía realizar la muestra de las células diferenciadas, ya sea riñones, ojos etcétera. Se encuentran también células madres no solamente en el blastocisto, sino posteriormente una vez formadas las personas también se tienen algunas células de estas en otros lugares. Comparado con el enorme número de las células diferenciadas de nuestros órganos, las células madres se encuentran en una proporción muy insignificante en solo algunos contados órganos. Allí están mezcladas en una muy baja proporción con las células diferenciadas, como por ejemplo en la columna vertebral o en el propio cerebro, en menor proporción aun en partes de la piel, en el cordón umbilical, músculos e hígado. Estas se llaman entonces células madres adultas para diferenciarlas de las células embrionarias.
El zigoto se dice que es totipotente por ser capaz de dar lugar a todas las células del feto y además a la parte embrionaria de la placenta. Las células madres que están en el interior del blastocisto, por su capacidad de generar todos lo tejidos, se dice que son pluripotentes. Se denominan con los nombres de célula madre, o célula madre embrionaria. Como el desarrollo de esta parte de la biología logró transformar la exigua durabilidad de nuestra vida en una especie de vida eterna, les contaré un poco más sobre esta parte de la medicina en el capítulo de la “Revolución genética”.
Los catorce incansables investigadores éramos ya grandes amigos desde más de cuatro décadas. Este éxito en nuestra búsqueda le dio otra dimensión a nuestra amistad nos convirtió en algo más que amigos. Comprendimos todos que teníamos que actuar y ser como un solo ser humano. Quedé convencido, una vez más, que los amigos son aquellos tipos de personas especiales, seres transparentes de espíritu, que conocemos desde mucho tiempo, y que los admiramos y los queremos por sus muchas virtudes. Ellos son ajenos a toda traición al grupo, actúan siempre por convencimiento y después por alguna obligación. Estas virtudes las tenemos puestas en un pedestal virtual y nos son una especie de guía. Queremos a nuestros amigos aun cuando nosotros mismos no seamos capaces de conseguir tener estas integridades totalmente alcanzadas. De entre las personas que conocemos, los amigos son los que tienen más concordancia en lo más sagrado que poseemos, que es nuestra manera de pensar o sea nuestra manera de mirar el mundo. Por ejemplo mis mejores amigos son los positivistas en especial un grupo de catorce con los que nos alimentamos espiritualmente de una misma filosofía, con ellos convivimos casi permanentemente dentro de una misma y clara ética. Los catorce amigos teníamos confianza absoluta en el glorioso futuro indicado por la Razón-omnipotente y por esto dejamos todo lo que teníamos y decidimos seguir incondicionalmente tras nuestras ideas.
Nos organizamos en una empresa y en ella vaciamos nuestras economías juntando así el primer capital para nuestras investigaciones. Cada uno vendió sus pertenencias, uno de nuestros amigos vendió sus dos casas. Con este mismo objetivo yo vendí por supuesto mi casa y cuanto tenía. Con el conjunto de las ventas de las propiedades y las economías personales de cada uno hicimos un capital de cerca de un millón de euros. Iniciamos una serie de compras apuntando a nuestro objetivo minuciosamente planificado.
Instalamos primero nuestro lugar provisorio de investigación en una casa-quinta con un espacio de alrededor de una hectárea a unos treinta kilómetros de Valparaíso en Chile.
domingo, 28 de noviembre de 2010
3.2 Los ideales positivistas en la década del 70 del Siglo XX.
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