martes, 30 de noviembre de 2010

6.3 Diagnóstico Genético Preimplantatorio DGP.

6.3 Diagnóstico Genético Preimplantatorio DGP.

Ésta es la conmovedora y hermosa historia de cómo Adams Nash salvó a su hermana mayor Molly de una muerte inevitable.

El 4 de octubre del año 2000 se anuncia públicamente el nacimiento exitoso del primer niño realizado por selección genética y además con un conmovedor propósito extraordinariamente humanitario.

La interesante historia es la siguiente: un matrimonio muy unido y con estado de salud normal, ignorando la posible transmisión de una enfermedad hereditaria que uno de ellos poseía en estado latente, tiene a Molly una niña que recibe una herencia no deseada y comienza a padecer esta terrible enfermedad genética llamada la anemia de Fanconi. Esta enfermedad fue descubierta en 1892 y su peligrosidad reside en que es hereditaria pero lo más grave del caso es que es de carácter recesivo es decir se lleva latente y se puede desarrollar en los descendientes.

Se había descubierto recientemente que había una delicada forma de curar esta enfermedad. La única forma de curar a Molly era encontrar una persona compatible y que además permitiera transplantarle una parte de sus células sanas a Molly, lo ideal para este caso era como por ejemplo la de la placenta de un recién nacido.

Para solucionar este problema, los padres tuvieron una genial idea, buscaron la forma de tener un hijo que pudiera no llevar la terrible enfermedad de la anemia de Fanconi y además que su nacimiento permitiera salvar a su hermana que estaba amenazada de una muerte segura. Dado que el concebir a un bebé en forma natural implicaba, por problemas de enfermedad de los padres, una posibilidad entre cuatro de volver a tener un hijo con anemia de Fanconi, los padres optaron por tener un bebé genéticamente seleccionado. Para ello, especialistas del Centro Médico Masónico de Illinois cultivaron embriones obtenidos por fertilización in vitro. Cuando estos alcanzaban los 8 días se les extraía una célula para chequear que no tuvieran el defecto genético que causa la anemia y además algunos otros defectos ya conocidos en ese tiempo. El embrión que cumplió los requisitos fue colocado en el vientre de su madre, quien cursó un embarazo normal. Adam fue concebido con el decimoquinto embrión, lo que significa que los 14 embriones anteriores fueron desechados por los médicos, por no cumplir con las exigencias. Frente a esto, el doctor Charles Strom médico de este centro, señaló que "la gente tiene hijos por múltiples razones: desde salvar el matrimonio, perpetuar el apellido o tener mano de obra en la granja familiar. Vistas así las cosas, para mí Adam es el niño más deseado que jamás me ha tocado ver pues de paso, con las células de su placenta, salvó la vida de su hermana mayor". Adam nació libre de muchísimas taras genéticas. Después de este gran acontecimiento, este método comenzó a hacerse de rutina permitiendo corregir anticipadamente a otros niños antes de nacer de defectos genéticos que antiguamente se aceptaban como una incurable enfermedad hereditaria y estas eran fatales para ellos y gran tragedia para los padres y el resto de la familia.

En resumen, el pequeño héroe Adam Nash, nació el 29 de agosto del año 2000 en Denver, Estados Unidos. El niño, fue concebido por fertilización in vitro, además fue producto de una técnica denominada “Diagnóstico Genético Preimplantatorio” DGP. Con el “Diagnóstico Genético Preimplantatorio” se pudo identificar con exactitud el embrión que permitiría ofrecer seguridad de no tener algunos defectos genéticos entre ellos la llamada anemia de Fanconi. Así se aseguraron que el recién nacido se convirtiera en el donante perfecto. Con el “Diagnóstico Genético Preimplantatorio” además Adam y los otros tratados con este procedimiento llevan de por vida un escudo defensor de muchas otras enfermedades genéticas.

El censo mundial del año 2060 recién pasado acusó muchas cosas muy positivas y entre ellas que había proporcionalmente ahora muy poca gente con enfermedades genéticas, menos del uno por ciento de las que había a comienzos del milenio, o sea se ha hecho desaparecer más del 99 por ciento de las enfermedades hereditarias. Se ha tenido cuidado de que el principio de la libertad absoluta, en las decisiones atingentes a tomar sobre nuestra propia vida, no se vea atropellado innecesariamente por alguno de los portentosos avances de la ciencia. Muy por el contrario, hoy aún es optativo el procedimiento a usar para evitar las taras genéticas a la hora de querer tener un bebé, pero más del 99,9999 por ciento de las personas lo hace pidiendo a la ciencia su generosa ayuda, el que no lo hace es solo por ignorancia de sus enormes ventajas. Ahora además por supuesto hay muchas otras formas nuevas para procrear pero el camino de tener un bebé genéticamente seleccionado se considera todavía todo un acierto.

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