4.5 Nuestro Archipiélago-pacífico ubicado en la latitud ecuatoriana.
El 11 de mayo del año 2020 muy temprano aclarando, a las seis de la mañana, una de nuestras astronaves subió verticalmente muy alto y el piloto miró en todo su alrededor y dijo: “el horizonte esta totalmente despejado y todo lo demás en orden”. Fue la clave para indicarnos que el camino estaba expedito para salir con nuestro barco a alta mar. Fue el inolvidable día de la partida de nuestro enorme barco desde nuestro pequeño puerto, conocido hacía ya tres meses con el nombre de Caleta-nuevos-aluminios. Salimos con un barco de pasajeros y con dos lanchones de carga confeccionados ex profeso para esto, es decir los lanchones encajaban exactamente tenían su misma estructura estaban pegados y apernados unos con otros y firmemente unidos también con pernos al barco madre. Las tres embarcaciones aparecían como una sola, formando una especie de tren acuático. Tres días antes habíamos colocado en la superficie de los lanchones cargueros las 120 cubiertas rectangulares de 32x64 metros y cargamos también uno sobre otro los mil doscientos triángulos equiláteros gigantes cuyos lados median 32 metros.
Los triángulos y las superficies rectangulares eran tan finos de espesor, que a pesar de ser muchos, no era muy notorio lo que subió el nuevo volumen sobre la superficie de estos lanchones de carga. En resumen nuestras embarcaciones se convirtieron en: un barco grande y espacioso con dos pisos para viajar cómodamente los 142 pasajeros tripulantes y con los otros dos lanchones de carga hacíamos un tren de 224 metros de largo incluyendo la cabina del barco guía.
Por tener que trabajar en el mundo de los nuevos y durísimos materiales tuvimos que hacer muchas máquinas totalmente originales. Teníamos construidas muchísimas herramientas únicas robotizadas y semi-robotizadas, trabajábamos en una situación totalmente nueva a la que fácilmente pudimos adaptarnos. Los materiales de aluminio endurecido eran muy duros pero teníamos otras herramientas para trabajarlos que eran más duras aún y que por ejemplo cortaban las planchas de aluminio para hacerles puertas o las perforaban para colocarles pernos, estas nuevas herramientas lo hacían rápido preciso y con toda facilidad. En nuestro barco, amarramos y unimos firmemente mediante pernos todo a tal extremo que podríamos volar, según nos afirmó nuestra consejera la Compupaz002. Tenían tal resistencia los materiales de nuestra nave y tanta potencia energética nuclear en nuestros 12 motores a reacción llamados Motores-atómicos-de-fusión-a-reacción-lumínica50t que podíamos, con nuestro barco, desarrollar enormes velocidades propias de un avión. Nos fuimos antes del amanecer, no tuvimos problemas y nos sentimos muy contentos cuando llegamos con nuestro tren acuático a aguas internacionales. Estábamos en alta mar frente a Chile pero libres de toda dependencia de algún país. Cuatro horas después de salir, nuestro barco viajaba paralelo a la costa chilena a una distancia de más de 200 millas marinas. Estábamos, mar adentro, en el Mar Pacífico, lejos de las miradas de curiosos, lejos en todo sentido del posible control de las autoridades portuarias del puerto de Valparaíso. No teníamos nada anormal en cuanto a los pagos de impuestos y todos los otros deberes con el fisco chileno, al contrario éramos conocidos por el personal de impuestos internos como excesivamente puntuales y rigurosos. Nuestro problema de pasar desapercibidos se debía solamente a que teníamos que ocultar muchos de los secretos comerciales de nuestra fábrica Nuevos-aluminios. Por otro lado, nuestra forma secreta de trabajar formando nuevos materiales, debía mantenerse así por unos años más. Por poseer nosotros estos valiosos descubrimientos, y si estos hallazgos llegaran a ser conocidos por los dictadores o gobernantes inescrupulosos de algunos países, tan abundantes en aquellos tiempos, resultaba muy peligroso y era seguro que se les despertaría el apetito por quitarnos estos trascendentales descubrimientos e invenciones que nos habían costado muchos años de incesante trabajo. Nosotros nos cuidábamos de no hacerle mal a nadie pero estos mafiosos eran capaces de fantasear toda clase de perversidades para lanzársenos encima. Teníamos de la partida muy buenas defensas, pensábamos que les era imposible derrotarnos, pero no deseábamos tener estas dificultades que no harían sino atrasar nuestros planes. No queríamos un encuentro con estos malhechores por ningún motivo. Éramos conscientes que al conocer el poder que podrían adquirir ellos con lo que nosotros teníamos no titubearían en asaltarnos. Con nuestros materiales habíamos confeccionado formas de defensa poderosas, pero no deseábamos llegar a emplearlas. Por estas razones fue necesario llevar totalmente camuflados a alta mar a nuestro barco y sobre todo a los dos lanchones cargueros con la preciosa carga con los materiales para construir nuestra primera isla, que más bien le llamamos islote. Luego nos fuimos navegando rumbo al norte con el barco grande a la cabeza y detrás con los dos lanchones cargueros que los adaptamos, como ustedes ya están informados, para llevar la carga y además la de gran tamaño sobre su cubierta. Nuestro barco grande de pasajeros mostró ser muy poderoso y estable, navegamos lentamente y sin dificultades durante ocho días continuados. Impulsándonos mediante los 12 poderosos motores a reacción lumínica, cuatro en cada lanchón-carguero y otros cuatro en el barco, nos sentíamos como volando, fue mucho mejor que lo que habíamos calculado, por el poco ruido de estos motores y el viaje en general resultó muy agradable. Navegamos siempre por la zona marítima de aguas internacionales justo hasta llegar al paralelo cero.
Recorrimos muchas millas por este paralelo cero, buscando un lugar apropiado para instalarnos. El lugar indicado debía ser aquel en que la profundidad del mar fuese pequeña. Traíamos todo preparado para anclarnos en un lugar en que la distancia al fondo del mar debía tener a lo máximo 50 metros. Buscando este lugar con aguas no muy profundas, finalmente encontramos uno en el que el fondo del mar estaba solamente a 20 metros y lejos de la costa del Continente Sudamericano. Nos instalamos en la zona de aguas internacionales. Quedamos fuera de las regiones marítimas pertenecientes a algún país. Relativamente cerca, algunos cientos de kilómetros, de las islas Galápagos que se encontraban bajo la custodia del Ecuador. Llegamos finalmente a la zona en que las islas tienen una saludable y fantástica vegetación debido a su incomparable clima.
Lo que creímos que sería una gran aventura iniciada en Chile saliendo del puerto de Valparaíso con destino a la zona ecuatorial resultó siendo un cómodo viaje de turismo por las aguas internacionales del Mar Pacífico. Con el trabajo abnegado del equipo de nuestros hombres ranas, que disponían de energía e instrumentos mus precisos, al terminar el recorrido de nuestra primera flota, quedó anclado nuestro barco de una manera muy original y para nada usual por aquellos tiempos. Al llegar al paralelo cero, atracamos fondeando firmemente nuestro buque principal colocándole sus seis largas patas telescópicas, que traíamos desde Chile metidas en las pasarelas empotradas por el exterior de las paredes del barco. Instalamos las seis patas dejándolas de tal modo que el barco quedara con el máximo de estabilidad. Dos de ellas en la proa otras dos en la popa e igual otras dos en la parte central. Estas patas eran telescópicas, es decir se podían alargar, cada una estaba formada por un largo prisma hexagonal hueco. Cada uno de los lados del largo hexágono tiene 30 centímetros de ancho. Estas largas patas estaban hechas con nuestro material también muy endurecido, pero mucho más resistente aún que el propio material del barco. Como estas patas eran de paredes finísimas y cortantes se enterraron en las rocas del fondo del mar con mucha facilidad. Dejamos estas singulares anclas adheridas además al casco del barco con pernos y tuercas del mismo material que llevábamos preparadas desde Chile. Pegados a las paredes exteriores del barco se colocaron estos largos y resistentes prismas hexagonales. Ellos no iban instalados verticalmente sino siguiendo la dirección de las paredes del barco o sea oblicuamente haciendo un ángulo de sesenta grados con el nivel del mar. Estas patas quedaron enterradas en las rocas del fondo del océano, fueron nuestras originales anclas. Suspendimos el barco a estos soportes en el momento en que había marea alta. Nuestro barco-madre quedó muy firme adherido a las rocas del fondo del océano. Nos convertimos en una verdadera isla a la que las olas no podían mover, ni aún con el mayor temporal. Lo mismo hicimos con los dos lanchones de carga que traíamos agregados y posteriormente procedimos igual armando las otras barcazas hasta completar los 120 lanchones para la muralla marina que formaron nuestra primera islilla.
Con las superficies superiores de las cubiertas de nuestro barco madre anclado junto con sus dos lanchones cargueros logramos disponer de nuestro primer muelle de 32 metros de ancho por 224 metros de largo, donde podían igualmente despegar y aterrizar nuestras primeras astronaves. Con esta instalación nos sentimos felices cantamos y brindamos compartiendo la fiesta, a través de nuestras grandes pantallas murales, con los otros componentes de nuestra organización en Chile.
Ahora desde el histórico día del 20 de mayo del año 2020, vivíamos tranquilos y contentos totalmente aislados del resto del mundo, de las miradas curiosas y felices asimismo de estar seguros de que no llamaríamos la atención de la gente sobre el crecimiento explosivo que calculábamos tendrían nuestras nuevas empresas. Estábamos finalmente en un lugar de la Tierra que nunca había tenido dueños. Nosotros éramos ahora sus auténticos propietarios. Nuestro proyecto no era estar solo en la superficie del mar sino también tener la forma de conectarnos con la tierra firme del fondo del mar, con el objeto de sacar de allí los materiales para nuestras nuevas construcciones que debían partir muy pronto.
Ahora entonces nuestra prioridad urgente, que teníamos por delante, era la de comunicarnos físicamente con la tierra firme que estaba a pocos metros bajo nuestro barco. Nuestra primera tarea fue armar el gran ascensor, que traíamos en nuestras bodegas guardado como un gran tesoro. Este ascensor nos sirvió para bajar, los veinte metros que mediaban de nuestro barco madre, hasta el fondo de la masa de agua. En la fábrica Nuevos-aluminios de Marga-Marga habíamos preparado el material para construir cien Prismasg1 y los habíamos traído embalados en paquetes en la bodega de nuestro barco. Los comenzamos a armar de inmediato. Sus paredes eran de aluminio endurecido Alrad0.5. Estos prismas son como tubos semi cilíndricos llamados prismas rectos hexagonales, por supuesto de seis paredes, cada pared con dimensiones de dos metros de ancho por veinticinco metros de largo. Con tres Prismasg1 unidos en serie obtuvimos un largo de 75 metros, dentro de este largo tubo, formamos el primer ascensor, resultando con dimensiones de casi tres metros y medio de pared a pared opuesta. Dejamos abierto los dos extremos del tubo, uno para que quede en contacto con el fondo del océano y el otro extremo a 75 metros para que penetre el aire. En este extremo, de este largo prisma, se instalaron dos de las Grúas Volantes piloteadas. Estas grúas se hicieron allá en Chile, con mucha facilidad mediante el uso de los motores Motores-atómicos-de-fusión-a-reacción-lumínica10t. Nuestras grúas resultaron tener mejor maniobrabilidad y fuerza que si lo hicieran dos potentes helicópteros. Desde el extremo superior levantaron al tubo que sería el ascensor y lo llevaron en posición perpendicular a la superficie del agua hasta el lugar indicado y en una segunda maniobra le colocaron férreamente adherido en la parte superior dos Motores-atómicos-de-fusión-a-reacción-lumínica10t en posición vertical con los motores arriba o sea en posición invertida a la normal. Al funcionar invertidos, o sea lanzando el gas lumínico verticalmente hacia arriba, hicieron presión a plomo hacia abajo y lograron enterrar el tubo 35 metros en el fondo del mar dejando el otro extremo sobresalir solo veinte metros sobre la superficie del océano. Así salvamos el espacio desde el fondo del líquido elemento a nuestro barco. Lo hicimos con el mismo material Alrad0.5 de aluminio muy delgado pero super resistente. Después de ser extraída toda el agua y la tierra del interior del prisma que usaríamos de ascensor, cerramos la parte superior y le hicimos las puertas correspondientes en la parte superior e inferior. Armamos nuestro artefacto elevador, mediante superficies móviles hechas de plataformas hexagonales, que llevábamos preparadas y ensayadas para las operaciones de montaje, desde hacía ya varios meses. Todos los controles electrónicos los habíamos comprado antes de salir, además antes de salir de Chile hicimos simulacros de ensayo probando repetidas veces este tipo de ascensor. Así alrededor de este ascensor construimos en nuestros talleres, un par de meses después, otros cinco montacargas que podían trabajar separados o bien unidos ya que estaban colindantes con una pared tornadiza. El primer ascensor definitivamente quedó solamente para pasajeros. En el fondo del mar fuimos haciendo túneles, revestidos por estos mismos prismas rectos formados por 6 hexágonos de dos metros de ancho por 25 de largo, eran de la forma de nuestros conocidos y clásicos tubos hexagonales.
El trabajo de retirar los objetos traídos en el barco y en los lanchones para empezarlos a usar rápidamente, o sea todo lo que traíamos desde nuestra Caleta-nuevos-aluminios, nos ocupó bastante tiempo, pero esto lo sabíamos de antemano ya que todo estaba programado y por lo demás se efectuó exactamente como estaba previsto. Teníamos mucha ansiedad por ver cumplidos nuestros proyectos lo antes posible, luchábamos por hacer las cosas antes que el tiempo que nos indicaba la infalible computadora, pero esto de aumentar la rapidez y de poder superar lo calculado previamente era casi imposible.
Armamos rápidamente los otros barcos desmontados que traíamos de Chile. Después de esta operación, usando para esto nuestra naciente flota de buques cisternas, conseguimos sacar muchísima agua dulce en algunos los islotes desabitados de los lugares vecinos. Esta preciada agua dulce estaba destinada para abastecer las huertas y otras instalaciones de plantaciones. Después asimismo, nuestras superficies recolectoras de agua, las extendimos muchísimo más que la obtenida con los metros cuadrados dado por la área de los techos del conjunto de los lanchones para la muralla marina.
La comunicación tan firme desde la superficie de las aguas con la tierra del fondo del océano, mediante los ascensores, fue el primer paso exitoso dado para poder iniciar la formación de nuestra primera islita que llevábamos prefabricada. Esta pequeña isla sería más tarde una diminuta pero histórica parte de nuestro enorme y original archipiélago artificial de islas flotantes. La primera parte del proyecto comprendía un plan de cuatro años de trabajo en esta cálida y fértil parte de nuestro planeta Tierra, durante este tiempo estaríamos preparando el viaje de un gran contingente de nosotros al Cosmos-geoestacionario. Casi todo se cumplía o exactamente o un poco antes del plazo previsto. Como se había proyectado para esta primera etapa, empezamos a formar nuestro país componiéndolo por una serie de islas flotantes fabricadas por nosotros, y ubicadas exactamente alrededor el paralelo cero, o sea en la zona ecuatorial. El paralelo cero tenía una gran importancia en relación con nuestros proyectos del futuro, ya que solamente aquí podríamos construir una especie de ascensor, en sentido inverso del que hicimos desciendo al fondo del mar, ahora en dirección verticalmente hacia arriba al cosmos o mejor dicho hacia un cinturón virtual de la Tierra ubicado a 36 mil kilómetros llamada zona geoestacionaria. Este nuevo ascensor no sería físicamente igual al ascensor que nos conectaba con el fondo del mar. El proyecto del ascensor hacia la zona geoestacionaria llevaba implícita muchas diferencias con un ascensor tradicional, aun cuando su objetivo es casi el mismo. Como los largos tubos guías dejaban fijos nuestros barcos al fondo del océano logramos fijar también de esta manera un barco especial y sobre su cubierta con mucha precisión dejamos los instrumentos que lanzaban los rayos láseres. Utilizamos de guía un luminoso callejón vertical originado por estos poderosos rayos láser que permanecían fijos, a las rocas del fondo de las aguas del paralelo cero de la Tierra. Lanzamos, desde el paralelo cero, un camino de luz perpendicular al nivel de las aguas. Marcamos algo así como un camino virtual, una ruta absolutamente vertical hasta la zona geoestacionaria. Este trayecto de 36 mil kilómetros o ruta vertical a la zona geoestacionaria lo seguirían a futuro casi todas nuestras astronaves.
Traíamos construidas, desde Chile, nueve naves que se movían verticalmente ayudándonos en los duros trabajos de levantar cosas muy pesadas. Entre las nueve naves venían las tres astronaves que formarían el ascensor hacia el cosmos. Las tres primeras astronaves que traíamos listas nos servían para estar tranquilos ya que nos podían subir en una emergencia originada por algún imprevisto terremoto al Cosmos-geoestacionario. Con estas astronaves habíamos simulado muchas veces volar verticalmente, pero esto lo manteníamos en secreto y lo mantuvimos como un super secreto por unos años más. A partir de ese momento, es decir al poner en funciones impecables estas tres astronaves, teníamos el ascensor hacia la zona geoestacionaria a nuestra disposición, eso sí que lo usaríamos solo en un caso de emergencia extrema. Nuestras potentes naves nos podían dejar en la zona geoestacionaria en un poco más de un par de horas de vuelo. No podíamos usarlo de inmediato sino hasta cuando se cumpla el programa largo de formar una nación y tener un país en la Tierra reconocido por la “Organización de Naciones Unidas”.
La electrónica y la informática ocupaban entre nosotros un lugar de preferencia en todos los rincones. Usábamos numerosas pantallas gigantes planas de cristal, ubicadas en todas las paredes de las salas de reuniones. Las comunicaciones, entre y con las dos grandes estancias agrícolas-industriales y con todas nuestras nacientes fábricas y lugares habitacionales de Chile, eran muy expeditas como consecuencia de estos nuevos medios. Todos nosotros estuvimos en comunicación continua mientras navegábamos por alta mar en dirección al paralelo cero y por supuesto durante todo el tiempo posterior, gracias a las excelentes comunicaciones, las enormes distancias constituían una separación física que resultaba como algo solo aparente, gracias a este fantástico e instantáneo contacto.
Pocos días después de estar instalados en la línea ecuatorial, el grupo de los cuatro integrantes ejecutivos de Científicos-defensores-de-la-paz que quedaron en nuestra Caleta en Chile, pusieron avisos permanentes en los diarios para contratar nuevos especialistas profesionales, a los que la Compupaz001 les tomaba rigurosos exámenes. Todo este delicado trabajo fue efectuado bajo las mismas y excelentes condiciones originadas por la experiencia anterior. También un representante nuestro se trasladó y formó una oficina en la ciudad de Quito en el Ecuador que, entre otras cosas, tenía por misión de recibir en el aeropuerto a los chilenos recién contratados y a su vez contratar a profesionales ecuatorianos. Todas las semanas llegaba uno de nuestros barcos cargado con diferentes integrantes para la tercera fábrica Nuevos-aluminios, ahora ubicada en nuestra recién inaugurada zona ecuatorial del Océano Pacífico. Aumentaba también constantemente, en una curva muy ascendente, la cantidad de los selectos miembros de Científicos-defensores-de-la-paz.
A diario sacábamos enormes cantidades de rocas pulverizadas, al hacer nuestros túneles en el fondo del océano. Hacíamos el tratamiento de estas piedras, que eran nuestras vetas minerales, por un método muy parecido a los procedimientos ya usados en las fábricas de los Nuevos-aluminios de Chile. Lo primero que hacíamos con estas rocas era que las pulverizábamos y las trasladábamos a nuestras instalaciones ubicadas en la superficie del mar. En segunda instancia, mediante el uso de las grandes centrífugas industriales, de este polvo separábamos los minerales por su distinta densidad. La tercera etapa tenía como objetivo enriquecer una vez más el mineral obtenido mediante la centrífuga. La cuarta etapa era purificar a más del 99.9999 % los minerales por diferentes procesos como ser, después de la centrifugación, purificarlos afinándolos por medio de la electrólisis etcétera. La quinta etapa estaba destinada a trabajar mecánicamente el mineral super puro, se trataba de estirar mediante poderosos rodillos este mineral. Por ejemplo en este quinto proceso de laminación se convertían los bloques de aluminio puro, obtenidos en las cubas electrolíticas, en planchas de aluminio de diferentes superficies y de diversos espesores. Parecido a este procedimiento lo hacíamos con casi todos los otros minerales.
Le dábamos preferencia muy especial al aluminio. El aluminio lo obteníamos aquí finalmente muy puro por el procedimiento electrolítico al igual que lo hiciéramos en la Caleta-nuevos-aluminios. Había por todos lados gigantescas cubas electrolíticas funcionando las veinticuatro horas del día. Cientos de toneladas de algunos elementos y miles de toneladas de otros se fueron acumulando y vendiendo como materia prima o transformados en botes o en otros tipos de cosas y a veces hasta en máquinas herramientas útiles. Disponíamos de muchos y buenos clientes conseguidos anteriormente por la fábrica Nuevos-aluminios de Chile. Aparte de los clientes para nuestras planchas de aluminio especial con dureza del 50% del natural, y utilizados para la construcción de aviones y automóviles nuestros primeros clientes aquí en la zona ecuatorial fueron las industrias de las ciudades costeras del Ecuador. Vendíamos solo lo que no nos era absolutamente imprescindible para realizar, sin llegar a tener problemas de suministro con las construcciones internas de nuestras islas artificiales. Ellas por supuesto ocupaban gigantescas cantidades de materiales. Con las ventas íbamos comprando, para nuestro viaje al espacio, los interminables elementos, que nosotros aún no podíamos fabricar. Nuestras fábricas consumían, a diario, cientos de toneladas de variados minerales. Las reservas de las enormes cantidades de materia prima y las del agua dulce las dejábamos embaladas en depósitos constituidos por los pequeños lanchones conocidos abreviadamente como Lanchones10TE8m. Estos embalajes eran construidos utilizando una superficie rectangular de 8 por 16 metros y 10 triángulos equiláteros de 8 metros de lado originando un pequeño lanchón de 16 metros de largo con capacidad en agua de 443 toneladas cada uno. Los depósitos los construía la fábrica de lanchones cargueros haciéndoles un par de agregados especiales para la entrada y salida del agua y ganchos-abrazaderas para levantarlo etcétera. Para nuestra primera islita de 120 lanchones para la muralla marina solamente para su interior utilizamos 480 de estos depósitos, ya que ocupábamos cuatro, en la parte baja de cada uno nuestros lanchones para la muralla marina. Para guardar los minerales y los otros elementos ya depurados, nos hicimos unas bodegas flotantes en el lago interior de nuestra primera islita. Nuestras bodegas estaban formadas por cientos de estos Lanchones10TE8m colocados uno detrás del otro, los había unos con lingotes de cobre, otros con material de hierro, con calcio etcétera. Aquí, por lo tanto dejábamos en reserva en nuestras bodegas flotantes la materia prima indispensable, a lo menos para el funcionamiento de nuestras fábricas para unos cuatro meses. Otro enorme espacio era ocupado por la acumulación imprescindible de mercadería para la venta. Para guardar el material de más valor como ser la plata, el oro y los otros metales valiosos, usábamos solamente las bodegas ubicadas en el subterráneo bajo el mar. Aun estando en un nuevo milenio siempre temíamos algún ataque inesperado de los piratas, ellos no habían desaparecido totalmente. En estos años todavía los piratas daban mucho que hacer en algunas zonas marítimas sobre todo frente a algunos pobres países asiáticos. Además los filibusteros eran utilizados por algunos de los dictadores para asaltar y secuestrar a la gente opositora dentro y fuera de sus países.
Antes de salir de Chile, los que estábamos destinados a salir a vivir a la zona ecuatorial, fuimos muy prudentes y cautelosos. Por ejemplo en cuanto a nuestros movimientos los hicimos con mucho tino tomamos medidas de tener mucha reserva en todo lo que hacíamos frente a otras personas, por esto no se notó allí en absoluto nuestra ausencia de parte de nuestro selecto grupo. Las empresas que formamos en Chile siguieron siendo por muchos años una fuente de gran sustento económico, para poder cumplir nuestros objetivos finales de irnos a vivir al Cosmos-geoestacionario.
Nuestras finanzas seguían caminando por caminos mejores que los que habíamos proyectado inicialmente. Como trajimos una copia de los instrumentos y además materiales para fabricar diamantes sintéticos los fabricábamos incluso durante el primer viaje de Chile a la línea ecuatorial o sea trabajamos en esto incesantemente y los diamantes industriales dieron durante el viaje y en los primeros meses un promedio de entrada mensual equivalente al cincuenta por ciento de todas las otras entradas que se producían y vendían desde Chile. Después en los primeros trabajos en la zona ecuatorial también empezamos a recibir casi un millón de euros mensuales de utilidades, unos cien kilos de oro mensuales, solo por la venta de diversos minerales ya a partir del segundo mes de haber llegado.
Aquí bajo el mar en el interior de la tierra firme, construimos en los tres primeros meses cómodos departamentos habitaciones, de cien metros cuadrados por persona, para cada uno de nosotros los 42 integrantes de la organización internacional Científicos-defensores-de-la-paz que estábamos ya viviendo en la zona ecuatorial. Construimos diez laboratorios y otros diez galpones para las fábricas que usaban las Transformadoras-pfe. Teníamos aconsejado por nuestra computadora Compupaz002, que nuestras transformadoras permanecieran allí, en las bodegas subterráneas bajo el mar. Las Transformadoras-pfe estaban destinadas a que saldrían posteriormente, en unos pocos años más, de allí e irían directamente a instalarse en el espacio geoestacionario. Todas las cosas importantes quedaron tan resguardadas y se logró permanecer tan oculto con nuestros secretos que a nadie, se le podía haber imaginado que se había construido toda una gigantesca extensión subterránea bajo el mar en la que podría caber una pequeña ciudad. Solo lo sabíamos los Científicos-defensores-de-la-paz que vivíamos allí. Desde los primeros días salieron del interior de la tierra unas cantidades impresionantes de toneladas de material. Las rocas del fondo del mar eran nuestro tesoro, teníamos herramientas formidables para obtener de ellas todos sus componentes minerales. Todos los minerales, una vez separados y purificados, fueron de mucha utilidad para aumentar nuestras divisas. Este material aparentemente sin importancia obtenido pulverizando las rocas del fondo del mar era valiosísimo para nosotros. Además al hacerlo se cumplía a la vez con dos objetivos muy importantes. En primer lugar separábamos sus diversos componentes minerales con mucha facilidad y con un costo muy reducido. El segundo objetivo, tan importante como el primero, era que sacábamos este material para hacer el espacio y los túneles, donde construíamos las habitaciones para nosotros y los galpones para ubicar las Transformadoras de las propiedades físicas de los elementos. Todos los espacios obtenidos bajo el mar eran de inmediato revestidos con planchas de aluminio de color blanco endurecido.
El demoler las rocas del interior de la Tierra bajo el mar lo hacíamos con una gran automatización y después de pulverizadas su traslado a la superficie del mar lo realizábamos mediante enormes tubos, impulsándolo con máquinas y bombas impelentes, como si este polvo fuera un líquido.
Ya les explique anteriormente que hacer con esta super harina de rocas para extraerle su preciado tesoro. Su importancia era tan grande en estos primeros momentos, que les repito esta historia ahora un poco más ampliada de como obtener por separado cada uno de los elementos componentes de una simple roca. Por motivos de seguridad y salubridad para trabajar en esta dura tarea nos vestíamos con una superresistente escafandra de las mismas que teníamos destinada para salir al espacio exterior y su narración esquemática resumida la podemos reducir a sus tres etapas fundamentales: En primer lugar fácilmente pulverizábamos la roca haciéndola pasar por una red vibratoria construida de un material delgadísimo y durísimo cuyos finísimos hilos, componentes de la red, y la separación de un hilo con otro se median en nanómetros; en segunda instancia este polvo, más fino que la harina para hacer el pan, lo separábamos de acuerdo a su densidad mediante el uso de poderosas máquinas centrifugadoras, de una insólita cantidad de revoluciones por minuto, muchísimas veces más que la de una lavadora de ropa, por supuesto estas centrifugadoras estaban empotradas y apernadas sobre sólidas rocas; en tercer lugar se enviaban y despachaban etiquetados como minerales ricos en determinados elementos a nuestras fábricas-laboratorios donde se obtenían de este mineral, por diversos procedimientos, todos sus elementos componentes muy puros, aluminio, hierro, cobre, calcio, plata, oro etcétera. Nos hicimos de bodegas subterráneas donde almacenábamos cientos de toneladas de algunos minerales más valiosos, el noventa y nueve por ciento restante lo subíamos a las bodegas flotantes. Uno de los elementos más abundantes que salían de las rocas con un poco más del ocho por ciento, era el aluminio. De cada metro cúbico de rocas sacábamos de promedio ciento cincuenta kilogramos de aluminio puro. Al aluminio entre otras cosas, lo convertimos en material de construcción de naves acuáticas que como ya lo dijimos todas de una misma estructura o de un mismo tipo pero la diferencia entre unas y otras era que construíamos estas naves de seis diferentes tamaños.
La preciada carga que trajimos sobre los lanchones cargueros, acoplados a nuestro barco, nos alivió muchísimo el trabajo de instalación de nuestra primera islita flotante. En estos lanchones de carga venían prefabricados los 120 lanchones para la muralla marina para construir nuestra isla artificial. Entonces venían los 1200 gigantescos triángulos equiláteros transparentes de 32 metros de lado fabricados en nuestra caleta de Valparaíso y además los 120 techos transparentes de 32x64 metros. Con solo diez de los triángulos equiláteros teníamos armada la parte exterior de un lanchón. Se armaba con cuatro triángulos por cada lado y uno en cada uno de los dos extremos, resultando el lanchón de 64 metros de largo por 32 metros de ancho. Al instalar los bidones prismáticos-triangulares con agua dulce en su parte baja y además los pisos con plantas y los departamentos habitacionales, este lanchón muro dejaba una muralla sobre el nivel del mar de cerca de veinte metros de alto por 64 metros de largo.
Fue de mucha utilidad, la idea de traer un barco más chico construido con base a triángulos de 16 metros con sus tres lanchones-cisterna, casi totalmente armado dentro en las bodegas de nuestro barco madre. Apenas llegamos a la zona ecuatorial, sacamos este barco de inmediato a trabajar como barco de pesca y como con las naves aéreas habíamos descubierto, a algunas decenas de kilómetros, unas pequeñas islas o peñascos que contenían algunas lagunillas o depósitos naturales de agua dulce, el barco tuvo trabajo para un buen tiempo extrayendo y trasladando agua.
Apenas armábamos un lanchón-muro, le colocábamos de inmediato el techo transparente de 32x64 metros. Estos techos estaban destinados a recibir el agua de las abundantes lluvias de esta zona tropical. Los techos tenían una pequeña inclinación y estaban conectados mediante gruesas cañerías con los grandes bidones de agua dulce. Los bidones eran espaciosos depósitos para el agua dulce, ubicados en la parte baja de la nave, con la forma de esta parte de la nave y donde se vaciaban las aguas de las lluvias. A medida que nos llegaba el agua dulce obtenida de las lluvias, suficiente para dar estabilidad a un nuevo lanchón-muro, hacíamos inmediatamente el armado de otro lanchón-muro. Para recibir mayor cantidad de agua de las lluvias nos hicimos unos gigantescos recolectores parecidos a paraguas invertidos. Fabricamos, aparte del desalinizador de mil litros de agua al día que traíamos para el camino, otros veinte desalinizadores y cada uno con una potencia capaz de desalinizar diez metros cúbicos al día. La buena cantidad de motores con energía nuclear de que disponíamos era la que podía hacer estas maravillas de desalinización. O sea teníamos entonces por este capítulo otros 200 metros cúbicos de agua dulce al día, aparte del agua recibida de las lluvias. Para estabilizar cada lanchón muro necesitábamos llenar de agua, los cuatro bidones-prismáticos-triangulares que por su forma calzaban justo en el fondo de cada uno de estos lanchones. Si la lluvia no era tan abundante, entonces se debía sacar los bidones de agua dulce y llevarlos a las islas más cercanas en los barcos cisternas. En estas islas los bidones los llenábamos de agua en las desembocaduras de los riachuelos y luego llenos con sus 443 toneladas de agua los debíamos instalar en el fondo de las barcazas. Teníamos grúas volantes y otras grúas colocadas firmemente sobre los lanchones muro y además energía suficiente para poder levantar estos pesados depósitos de agua. Esta era una cosa rutinaria, los bidones eran traídos a diario llenos de agua por los barcos cisterna. Con cuatro de estos bidones de 16 metros de largo cada uno, teníamos 1773 metros cúbicos de agua dulce y con ello cumplíamos el proyecto de llenar precisamente la parte del volumen inferior de todo un lanchón-muro.
Con el agua recogida cada día, el agua desalinizada y la traída por nuestros barcos cisternas, en las dos primeras semanas de promedio dejamos cada día en servicio activo, una de estas barcazas habitacionales. Este exiguo promedio fue programado para mientras hacíamos las otras instalaciones, por supuesto que después fueron mucho más los lanchones que a diario se les llenaban sus partes bajas cada día con agua dulce.
En la primera semana que vivimos en la zona ecuatorial, armamos y alhajamos solamente los tres primeros lanchones que nos servirían de muro y además eran excelentes habitaciones. Traíamos prefabricado de nuestra caleta de Chile los diferentes pisos de los lanchones, solamente tuvimos que armar estas piezas y situar todo nuestros enseres pesados en la parte baja. Anclamos solidamente al fondo del mar los tres lanchones muro, en la misma forma que lo hicimos con nuestro barco. Aprovechando el momento de la marea alta y mediante dieciocho vigas oblicuas enterradas en el fondo del mar, quedaron nuestros tres lanchones muro con una estabilidad de una verdadera isla.
Cada lanchón–muro tiene normalmente siete pisos, nosotros a nuestro primer lanchón le instalamos provisoriamente en los pisos superiores las cosas más delicadas y se acomodaron así: en el primer piso limitado por el techo transparente las fabricas de botes y barcos; en el segundo piso las fábricas de papel de aluminio; en el tercer piso algunas Transformadoras-pfe, el cuarto quinto y sexto piso estaban destinados para colocar las cosas más pesadas y el séptimo por supuesto para los bidones con el agua dulce.
Todos estos arreglos lo efectuábamos solo transitoriamente mientras les hacíamos la ubicación en el sitio definitivo. Un poco más tarde por supuesto que quedarían, muy bien resguardadas definitivamente en el subterráneo bajo el fondo del mar, los metales preciosos, los diamantes y las Transformadoras de las propiedades físicas de los elementos.
Los primeros quince días en esta primera etapa que comprendía hacer un promedio de un lanchón muro diario también teníamos que instalar y construir los mobiliarios y vajillas de su interior. Debíamos instalar, aparte de los cómodos amoblados, los depósitos de cultivo o mejor dicho los asientos para la disposición de la tierra donde se tendría que llevar a cabo el laboreo de las huertas y las plantaciones.
Así con este promedio de un lanchón muro diario se fue armando paulatinamente los 120 lanchones murallas, justo llegamos a hacerlo en los cuatro primeros meses propuestos. O sea en cuatro meses tuvimos una capacidad habitacional para tres mil personas. Al comienzo entonces aumentábamos nuestra población en a lo menos 25 personas al día lo que equivalía a setecientos cincuenta nuevos integrantes en nuestras empresas en cada mes.
Este fue al comienzo un arduo trabajo que también se los cuento a continuación con algún detalle. Hicimos un acoplamiento de diez de estos lanchones para la muralla marina y fue el primer lado de nuestra isla hexagonal. Como ustedes recordarán el largo de cada lanchón era de 64 metros entonces la isla hexagonal tuvo, 640 metros de largo en cada uno de sus seis lados, según lo proyectado de hacerla con diez lanchones por lado. Repetimos seis veces esta construcción y obtuvimos los seis lados de nuestra isla hexagonal. Quedó armado en el mar un hexágono gigante de 640 metros por lado. Junto a una de sus entradas de la isla hexagonal, en su parte interior, quedó anclado provisoriamente el barco que nos había traído desde nuestra caleta de Chile, que estaba firmemente anclado y ahora super protegido por esta nueva gran muralla. Este muro protector, de alrededor de veinte metros de alto, nos protegía no solo de los vientos sino también de las olas del mar. Se mantenía siempre sobre la superficie del mar a esta impresionante altura. Estas hermosas murallas las utilizamos nosotros para resguardar e ir agrandando el conjunto de nuestras islas.
En nuestro islote conectamos posteriormente los seis vértices de nuestro hexágono con su respectivo centro. Utilizamos con este objetivo la unión de diez de los lanchones para la muralla marina, de la misma forma que lo hicimos al construir los lados del hexágono. Se convirtió nuestra isla hexagonal en un conjunto, o sea en la unión, de seis triángulos equiláteros con cada lado de 640 metros de largo. Además de las construcciones habitacionales teníamos encerrados en el interior de los triángulos del hexágono de la isla una especie de seis grandes lagunas. Le construimos un gran portón, o sea le dejamos una gran entrada mediante el uso de uno de los lanchones muro exteriores que quedó con motores es decir móvil. El interior del hexágono que formaba nuestro islote, tenía ahora en uno de sus seis triángulos interiores, uno de ellos convertido en puerto. Así fue como convertimos esta laguna interior limitada por ese gigantesco triángulo equilátero de 640 metros de lado en nuestro segundo puerto privado.
Con poderosos telescopios el primer islote ya podría ser visto de casi todo el Sistema Solar. Entonces la construcción de nuestra primera islilla fue toda una obra de arte ya que era una hermosa y gigantesca figura geométrica, anclada firmemente al fondo del mar y con capacidad de albergar cómodamente a tres mil personas..
Esta capacidad de albergue comprende aparte de la espaciosa habitación, una dependencia para huerta o plantación con un promedio de doscientos metros cuadrados por persona. Una familia compuesta por un matrimonio con tres niños vive, en una mansión de mil metros cuadrados donde dado el clima y el agua dulce en abundancia puede cultivar, si lo desea, unos ochocientos metros cuadrados, en hortalizas y frutas tropicales. Estas labores agrícolas, aun siendo voluntarias, tuvieron una gran acogida. Los contratados en nuestras empresas podían tener una entrada extra de hortalizas y frutas, absolutamente realizada como un trabajo privativo. Todos los que llegaban a esta zona ecuatorial veníamos con el propósito de llegar a vivir en un idílico lugar, nosotros sabíamos que había otro sitio mucho más maravilloso, y sabíamos también que estábamos nosotros y ellos aquí en la Tierra solo de tránsito para ir a vivir muy pronto a la cósmica región geoestacionaria.
Seguimos construyendo sin parar estos islotes hexagonales. Unimos por un lado seis de estos islotes o hexágonos habitacionales, no dejando tres en línea recta, y formamos en solo otros seis meses una isla mayor casi circular, que ya tenía cabida por supuesto no para tres mil sino para dieciocho mil habitantes. En medio año éramos ya dieciocho mil los habitantes de esta región ubicada en la zona ecuatorial. Con este grupo numeroso de habitantes fue posible formar una gran empresa constructora que disponía, entre otras cosas interesantes, de diez Transformadoras-pfe. Con capacidad de fabricar cada una por hora un triángulo equilátero de 32 metros de largo por cada uno de sus lados. Entonces con la producción de los diez triángulos equiláteros en cada hora se fabricaba un nuevo lanchón muro habitable, con capacidad de 25 personas. Como las fábricas trabajaban las veinticuatro horas del día, haciendo cuatro turnos de seis horas, diariamente se llegó a aumentar la construcción de lanchones a tal extremo que subió la capacidad de construcción habitacional pudiendo darse cabida habitacional a 600 personas diarias. Luego en cada mes aumentaba la capacidad física para otros nuevos dieciocho mil habitantes, o sea en promedio en cada mes se construía una isla completa o sea de seis islotes hexagonales. Seis veces más que el primer islote traído de Chile.
Mensualmente teníamos una delicada e importante tarea la de llenar una isla con nuevos habitantes científicos y técnicos especializados. La incesante instalación de estas islas se convirtió en solo un par de años en una especie de archipiélago de formas geométricas que bautizamos como el Archipiélago-pacífico-de-la-línea-ecuatorial, conocido también como APLE. A los ocupantes la empresa constructora les arrendaba los departamentos en el equivalente al cinco por ciento de su sueldo. A los que llevaban viviendo más de un año se les daba la oportunidad de poder comprar el departamento que ocupaban, lo podían pagar a lo menos ocupando hasta el diez por ciento de su sueldo, o sea lo podían comprar a largos créditos. Muchos lo hacían pagándolo en solo un par de años. Como les acabo de decir teníamos todos el derecho por persona o sea per cápita, aquí en el interior de estos muros habitaciones, a poder comprar, si eras solo y soltero, una unidad de doscientos metros cuadrados, consistente en un departamento y además con un espacio para trabajos agrícolas como ser plantaciones de algunos frutales o huertas a todo lujo con luz y agua a discreción amen de otros agregados, un matrimonio con un hijo pasó a vivir en un espacioso palacete de seiscientos metros cuadrados. Haciéndose propietario cada uno adquiría la libertad de acomodar su departamento a su entero gusto. En este espacio cada familia armó huertos de una producción propia muy elevada. Cada familia podía fácilmente auto abastecerse de todas las cosas esenciales relacionada con la huerta y las frutas quedándole un buen remanente para el intercambio o la comercialización, en las ferias libres semanales. Esta abundancia de las cosas relacionadas con la agricultura era solamente posible en estas asoleadas y fértiles regiones ecuatorianas y además con la ayuda de agua dulce y energía a discreción para favorecer al crecimiento de las plantas mediante la luz incluso en algunas horas en la noche.
Los lanchones habitacionales o muros flotantes eran confeccionados del nuevo aluminio Alrad0.48 transparente y por lo tanto todas su paredes y techos eran totalmente traslúcidos. Solo los pisos y algunas paredes eran del duro material alumínico pero oscuro el Alrad.0.5. En el paralelo cero había un excelente clima ecuatorial. En las pequeñas islas vecinas, pertenecientes al Ecuador, mi amigo Hernán que tenía mucho prestigio, tratándose de compras de terrenos, compró para la fábrica Nuevos-aluminios del archipiélago algunos terrenos junto a las desembocaduras de algunos riachuelos a los que antes de su llegada al mar le fabricamos unos espaciosos depósitos. De estas lagunas traíamos nuestros barcos-cisternas llenos de agua dulce con el objetivo de llenar el fondo de nuestros lanchones para la muralla marina. Compramos, también en las islas más cercanas, plantas bananeras y otras ya crecidas en plena producción. Guiados por el especialista de nuestro grupo en agricultura, Américo Maturana, nos armamos de huertos que pasaron a tener la mayor parte de las especies tropicales y que daban abundantes frutos de la zona, durante prácticamente todo el año. Los barcos cargados de nuestras ventas volvían llenos de plantas iban y venían a las costas del Ecuador y a las Islas Galápagos más cercanas. En las magníficas huertas individuales, que podía darse el lujo de tener cada familia, comenzaron a producirse casi de inmediato, plátanos, tomates, y una infinidad de otros productos típicos de esta zona.
Se hicieron muchos cientos de granjas agrícolas en los cinco primeros pisos de cada uno de los cientos de lanchones para la muralla marina que se destinaron solamente a la agricultura. Una buena parte de los lanchones muro estaban destinados a la agricultura y a la industria. Por supuesto que la mayor parte de los lanchones para la muralla estaba también destinada a ser un moderno lugar habitacional.
En estos lanchones que sirven para muro y habitación los diferentes pisos se cuentan partiendo de la cubierta hacia abajo, el quinto piso, que tiene cinco metros de altura, no era de propiedad individual sino de la cooperativa de los 25 habitantes del mismo lanchón muro habitacional y estaba especialmente preparado para los árboles frutales, bananos, manzanos, etc. Los tomates plátanos y las papas no conocían estaciones se daban durante todo el año y en general todas las plantaciones se ayudaban antes de la amanecida y en el atardecer después de la puesta del Sol con un poco de luz artificial alargando así los días. El interior, de las granjas, estaba amueblado y equipado a todo lujo, paredes y techos transparentes e instalación de agua y potente luz eléctrica, etcétera.
Con el objeto de mantener la carne de pescado muy fresca resolvimos mantener vivos los peses. Formamos criaderos de peses en algunas partes de los lagos interiores de nuestro hexágono, formamos allí pequeñas y grandes lagunillas aisladas por redes para los diferentes tipos de pescado. En ellas se fueron dejando las capturas diarias de los infatigables botes semi automáticos dirigidos por una especie de robots especializados como pescadores. Se utilizaba el noventa por ciento de la carne de pescado para envasarla en nuestras fábricas de conservas. Formamos una empresa para este objetivo y para la venta de las conservas en el Ecuador y los otros países vecinos como Perú y sobre todo en Chile donde conservábamos toda nuestra infraestructura de negocios formada a comienzos de esta gloriosa aventura.
Después de la venta de oro, diamantes y minerales, la venta de embarcaciones desarmables fabricadas por nosotros fue nuestro cuarto objetivo para aumentar aún más nuestro capital. Necesitábamos hacer mucho dinero y nadie en el mundo podía tener más facilidad para obtenerlo que nosotros. Lo necesitábamos para conseguir en un corto plazo nuestros sanos y maravillosos objetivos.
Con la máquina Transformadora de las propiedades físicas de la materia la facilidad de endurecer las superficies de cualquier elemento y en especial poder hacerlo con el aluminio, obteniendo un aluminio mejorado en todas sus propiedades y en especial con su dureza, nos proporcionó la oportunidad para la obtención también rápidamente otras grandes cantidades de capital. Sin embargo estos eran solamente algunos anexos para hacer dineros, el cincuenta por ciento de nuestro capital lo obteníamos vendiendo los minerales naturales que separábamos directamente de las rocas del fondo del mar. Logramos explotar dándole un insólito valor a todo el material de rocas de las profundidades del mar perteneciente a nuestro naciente país.
En el cuarto lugar para la formación de nuestro gran capital estaba la venta de nuestras interesantes embarcaciones. Empezamos por la construcción para nosotros y para la venta de navíos muy originales. Como ya lo dijimos anteriormente, todas nuestras embarcaciones en su obra gruesa con estructura de botes y barcos eran desarmables y tenían la misma distribución, es decir estaban formadas por catorce triángulos equiláteros de la misma dimensión, con los que se armaba un lanchón y una cabina, distribuidos así: el lanchón originado por 10 triángulos equiláteros y la cabina formada por otros cuatro triángulos equiláteros también de la misma dimensión, la cabina de todos los botes y barcos era por lo tanto un tetraedro regular. En lo sucesivo al narrarles algo sobre las embarcaciones les daré solo el largo y ustedes sabrán de inmediato que el ancho es un tercio del largo y que todos están formados de catorce triángulos equiláteros de lados equivalentes al ancho de la embarcación.
En los primeros meses, las embarcaciones con mayor aceptación para la venta fueron las de los botes y barcos medianos.
Los botes eran embarcaciones pequeñas muy simples desarmables hechas de un liviano aluminio algo endurecido, de un metro de ancho por tres metros de largo, incluida la pequeña cabina o bodega maletero, se podían mover usando remos o bien haciendo uso de un pequeño motor. Estos eran llamados botes de un metro de ancho por tres metros de largo, abreviadamente, como todos eran iguales en su estructura, entonces eran solamente conocidos por botes de 3 metros de largo.
El segundo tipo de embarcaciones eran pequeños barcos de seis metros de largo, o sea eran de dos metros de ancho por seis metros de largo, incluido el largo de la cabina, podían trasladar teóricamente hasta cuatro toneladas y además llevar un tren de otros cuatro lanchones cargueros acoplados, con los cuales su capacidad llegaba hasta las 20 toneladas.
El tercer tipo de embarcaciones eran barcos medianos o sea barcos de 4 metros de ancho por 12 metros de largo estaba formado con base a 14 triángulos equiláteros de cuatro metros de lado con un ancho de 4 metros y un largo de 12 metros, incluido en este largo el tetraedro de cuatro metros que forma la cabina. Conocido solamente como barco de 12 metros de largo.
Así sucesivamente el cuarto tipo de barcos eran barcos de 24 metros de largo. El quinto tipo de barcos eran barcos de 48 metros de largo y el sexto era una embarcación de 96 metros de largo. El quinto y el sexto eran los dos tipos de barcos grandes. Les llamamos barcos grandes como por ejemplo al barco con el que nos trasladamos de Chile a la zona ecuatorial que es un barco de 32 metros de ancho por 96 metros de largo. Aunque un poco más chicos, también eran del grupo de barcos grandes, los barcos de 16 metros de ancho por 48 metros de largo como el que trajimos armado, con sus tres lanchones cargueros acoplados y lo logramos traer metido como carga en el barco grande con el que nos vinimos de Chile.
Ahora en la zona ecuatorial lo que más construíamos era de estas espaciosas embarcaciones de 48 metros de largo se hacían por supuesto en cadena y en su forma clásica, o sea su estructura gruesa compuesta solo con catorce triángulos equiláteros explicada ya detalladamente a ustedes en las páginas anteriores.
De casi todo el mundo se tenían numerosos pedidos de Barcos de 48 metros de-largo esto nos obligó a tener que construir varias fábricas con este solo objetivo. Se despachaban los pedidos de barcos o directamente desde nuestra fábrica matriz o bien desde nuestras numerosas filiales. A muchas partes lejanas se enviaban los barcos desarmados. Los paquetes con las piezas de estos barcos los enviábamos también constantemente a nuestros depósitos en Chile y a las bodegas que teníamos en muchos otros países. Las embarcaciones de este tipo de 48 metros de largo las llegamos a producir, a los tres meses de empezar a formar el Archipiélago-pacífico, a un ritmo de una embarcación a la semana.
Por otro lado, nuestras fábricas, de los botes y barcos medianos, producían de promedio más de cinco barcos medianos al día. Por su comparativamente bajo precio y excelente resistencia y durabilidad se vendían fácilmente.
Para no llamar la atención sobre la dureza del material de estas construcciones, las hacíamos con base de aluminio Alrad0.999 o sea con sus electrones una milésima más cerca del núcleo del átomo, no solo eran algo más densos sino que por lo tanto tenían una dureza y resistencia a los choques del 50% más que la que tenían los materiales de aluminio tradicionales. La parte exterior se podía hacer finísima pero con el objeto de guardar las apariencias tradicionales, hacíamos las carcasas de los barcos de varios centímetros de espesor. El sesenta por ciento de nuestros barcos se construían de aluminio con exóticas aleaciones, estas eran solamente para justificar su dureza tan especial. El cuarenta por ciento restante de las embarcaciones que vendíamos eran fabricadas de un acero también especial donde combinábamos el hierro puro con cobre en un cinco por ciento para justificar su mayor densidad y dureza, era realmente también un metal tratado en una de nuestras máquinas de endurecimiento. Mediante nuestra Transformadora-pfe transformábamos no solo el aluminio sino otros elementos como por ejemplo el hierro. El Ferad0.999 era hierro disminuido de volumen con sus electrones una milésima más cerca del núcleo del átomo era una variedad de acero con nuevas propiedades, entre otras era una especie de super acero con el doble de la dureza del acero normal. En estos barcos, por tener que guardar las apariencias, consumíamos bastante más aluminio y Ferad0.999 que en las delgadas estructuras que tenían las embarcaciones que usábamos en el interior de nuestra zona privada.
Aparte de las embarcaciones que vendíamos, dejábamos una buena cantidad para nosotros. Para nuestro uso externo teníamos un buen conjunto de estos barcos de aluminio y super acero muy semejante al normal tanto el Alrad0.999 como el Ferad0.999. Nuestras flotas de barcos hacían viajes muchas veces al día a casi todos los puertos costeros del Océano Pacífico en Sudamérica.
Con los barcos-cisterna que trajimos de Chile no dábamos abasto para cubrir las necesidades de agua dulce. Construimos otros barcos cisternas oceánicos barcos de 48metros de largo a los que se le podían acoplar cinco lanchones cargueros originando de esta forma un largo tren acuático. Se usaban solo para traer agua dulce de las pequeñas islas Galápagos más cercanas. Los barcos cisternas, en cada viaje traían a lo menos cinco mil toneladas de agua dulce para ir llenando los depósitos de los lanchones cargueros de las islas nuestras que como ya lo hemos explicado se iban multiplicando muy rápidamente. Para quedar totalmente estable, cada uno de los lanchones muro necesitaba llenar de agua dulce sus 4 depósitos de prismas triangulares, o lo que es lo mismo cargar en su parte baja 1773 toneladas del vital elemento. Con cada viaje, de cada uno de estos trenes acuáticos, se llenaban los depósitos de agua dulce de a lo menos 3 de los lanchones murales de la isla. Al poco tiempo de lanzar el primer barco cisterna de este tipo, cada tres horas llegaba un barco estanque a nuestro flamante nuevo puerto con sus 5320 toneladas de agua dulce. Sin el agua dulce estos lanchones muro no pueden ser habilitados, en la parte más baja se encuentra el gran depósito de agua, como algo imprescindible se necesitaba en primer lugar pues llenar de agua los depósitos de prismas triangulares de la quilla en cada uno de los lanchones.
En cada uno de los 120 lanchones muro se necesitaba llenar con agua dulce la quilla de 64 metros de largo hasta llegar a la altura de 6,83 metros. Se debían llenar estos primeros metros de la parte baja de agua dulce con tres objetivos: para darles estabilidad al lanchón muro y además para el uso cotidiano del agua potable a beber de sus 25 moradores y también debía servir para el riego de los árboles y plantas cultivados en el interior de cada lanchón. Para estos nuevos granjeros-hobby el agua dulce era vital para el normal regadío y además para el desarrollo ejemplar que debían tener las modernas plantaciones tropicales y hortalizas, donde por supuesto se consumía muchísima agua dulce.
Les resumo en pocas líneas las características de los lanchones muro de 64 metros de largo y 32 metros de ancho. Estos lanchones eran conocidos también como “Lanchones de 32 metros de ancho por 64 metros de largo”, están construidos por diez triángulos equiláteros, que miden de lado 32 metros. Cada uno de estos lanchones o barcazas esta pensado como un espacioso lugar habitacional y que tiene adosado un lugar interior para huerta que da una sobrada sustentación en frutos y vegetales para las 25 personas que lo habitan.
Todas las máquinas, Transformadoras de las propiedades físicas de los elementos, que teníamos en aquel entonces las habíamos llevado de Chile. En el recién formado Archipiélago-pacífico, las Transformadoras-pfe no descansaban, trabajaban las veinticuatro horas del día. Cada una de ellas tenía un valor enorme, aun cuando sus materiales fundamentales los producíamos nosotros mismos, el costo era elevado por sus elevadas cualidades técnicas y sus virtudes ya que tenían funciones parecidas a las de un robot. La construcción de la más pequeña de las transformadoras nos había costado más de un millón de euros. El alto valor no nos importaba ya que con estas máquinas podíamos hacer maravillas y recuperar en muy corto tiempo el capital invertido. Las Transformadoras de las propiedades físicas de los elementos, por uno de nuestros acuerdos relacionados con la vigilancia tomado en nuestro último seminario, debían quedar siempre en el lugar donde esté establecido la mayoría de nuestro grupo, “Pitagóricos con razón omnipotente”. Trasladamos entonces todas las Transformadoras-pfe al interior de las grandes fábricas que montamos bajo el mar.
Como, aparte de nuestra primera isla, necesitábamos seguir construyendo muchas otras islas de este tipo, decidimos montar una empresa que mediante una gran industria siga produciendo en serie este preciado material de triángulos equiláteros transparentes de 32 metros por lado.
Además como nosotros vivíamos en contacto permanente con el agua, apenas un mes después de haber llegado a la zona ecuatorial, pasó a ser esto relacionado con la construcción de los barcos, una de las cosas más importantes. Necesitábamos muchos barcos para normalizar nuestro comercio con Chile Perú y Ecuador. En acero y aluminio, nos hicimos varias decenas de copias exactas del barco que trajimos armado en las bodegas del barco grande interoceánico con el que nos vinimos de Chile a la zona ecuatorial. Construíamos las embarcaciones con el acero y el aluminio de un espesor equivalente al que usaban para las construcciones tradicionales. Nuestro acero era sin embargo un milésimo más denso y mucho más resistente y duradero y con el aluminio sucedía lo mismo. Lo aliábamos con exóticos materiales, solo para guardar las apariencias de que esta era la causa de su insólita dureza. En realidad tanto el aluminio como el acero eran tratados solamente un corto tiempo en la Transformadora-pfe, pero suficiente para darle el doble de resistencia, dureza y durabilidad. Por otro lado los barcos los reforzábamos, de manera muy disimulada, con material especial ultra duro en los lugares con problemas de gran tensión. Con este propósito de llegar con nuestra materia prima a los países costeros del pacífico nos fabricamos una flota de treinta barcos grandes-oceánicos barcos de 48 metros de largo. El número de catorce triángulos componentes de estos nuevos barcos grandes era el mismo que el de los medianos y pequeños o sea que cambiaba solamente el tamaño de cada uno. Se le acoplaron normalmente a cada barco cinco lanchones de su misma estructura. Cada barco necesitaba tener a disposición, aparte de los cinco lanchones cargueros con los que viajaba, otros diez para dejar cargando cinco en cada lugar en que prestaba sus servicios. Por ejemplo durante el tiempo en que el barco viajaba, debían de estarse cargando cinco lanchones en la Caleta-nuevos-aluminios en Chile y otros cinco lanchones cargándose en el puerto del Archipiélago-pacífico. Con la experiencia que ya teníamos optamos por construir una fábrica dedicada solo a seguir construyendo en serie los lanchones cargueros cada uno formado por diez triángulos equiláteros del mismo tamaño de los del barco o sea acoplable exactamente a estos barcos.
Teníamos trabajando incesantemente otras fábricas anexas que hacían continuamente embalajes grandes recuperables los llamados contenedores. Necesitábamos en grandes cantidades contenedores para cubrir las necesidades de llenar estos lanchones cargueros con rapidez y además para dar facilidades a los camiones y trenes para el transporte de nuestras mercaderías del puerto a las otras ciudades. El Barco de 16 metros de manga por48 metros de eslora en su primera parte tenía tres de sus pisos para llevar hasta trescientos pasajeros. Se hacían entonces grandes trenes cuando se le acoplaban los cinco lanchones cargueros, adquiría el largo total de 192 metros sin tomar en cuenta la cabina. Las enormes embarcaciones, a pesar que las hacíamos con aluminio del grueso normal reforzado, nos resultaban muy económicas y espaciosas y con la ventaja adicional que se podían armar o desarmar fácilmente.
La república del Ecuador y en especial su ciudad Guayaquil, ubicada en el litoral del Pacífico, constituyeron nuestros nuevos contactos comerciales. Aunque allí ya conocían nuestras empresas que operaban en Chile, dimos a conocer una vez más el nombre de nuestra fábrica Nuevos-aluminios ahora ubicada en el Archipiélago-ecuatorial. La fábrica Nuevos-aluminios era ya como organización comercial muy conocida ubicada en la zona de Valparaíso y había dejado y dejaba, por el pago de los impuestos, mucho dinero en las arcas del estado chileno y daba además muchos puestos de trabajo a las personas profesionales en la zona de ese puerto. Por esta razón la noticia sobre la cercanía de una nueva fábrica Nuevos-aluminios, fue muy bien recibida también en el Ecuador. Como pertenecientes al naciente Archipiélago-pacífico, regularizamos la formación de las ocho principales empresas bajo los reglamentos de sociedades anónimas: Fábrica de Nuevos-aluminios, Constructora de barcos-con-14-triángulos-equiláteros, Constructora-de-lanchones-con-10 triángulos-equiláteros, Constructora de Contenedores, Empresa Minera, Empresa Pesquera, Fábrica de Conservas, y la Empresa Fabricante de Productos para la Medicina.
Empezamos por vender en Guayaquil, aparte de los diversos tipos de embarcaciones, mucha materia prima para la industria ecuatoriana consistente fundamentalmente en diversos tipos de minerales y especialmente pequeños pero valiosos diamantes industriales. Teníamos en nuestras bodegas bajo tierra, muchísimas toneladas de diversos minerales valiosos. En los depósitos flotantes se tenían miles de toneladas de la mayor parte de los elementos de la tabla del sistema de Mendeléiev: Aluminio, hierro, cobre, plomo, calcio, silicio, etcétera. El que más ocupábamos nosotros para nuestro uso interno era el aluminio y para la venta también el más vendible era el aluminio y en menor cantidad casi todos los demás. Como ya les había dicho, el aluminio lo extraíamos de las rocas, después de pulverizadas y centrifugadas, por los métodos tradicionales de deshidratación y electrólisis. El aluminio era obtenido de las rocas de bauxitas, usando la electricidad en grandes cantidades. La electricidad la conseguíamos, con nuestra inagotable fuente de energía de los Motores-atómicos-de-fusión-a-reacción-lumínica, y trabajando por supuesto en combinación con nuestros poderosos generadores eléctricos. Es conocido que el aluminio es muy abundante, es el ocho por ciento de la corteza terrestre, pero su explotación es muy cara y generalmente de difícil provecho económico para las pequeñas y medianas empresas. A raíz del procedimiento electrolítico para obtenerlo, más del noventa por ciento del costo del valor del aluminio lo constituye el gasto de la electricidad. El precio costo de nuestro aluminio para nosotros era casi cien veces menor que el precio dado por el mercado de la bolsa internacional, esto era una de las consecuencias de tener la electricidad casi gratis mediante los Motores-atómicos aplicados a los generadores de electricidad. Ya a partir del segundo mes en que nos instalamos en la región ecuatoriana, tuvieron muchísima aceptación y venta los barcos de aluminio construidos con planchas de grueso normal pero que tenían el cincuenta por ciento más de endurecimiento. Los barcos se hicieron muy conocidos por su forma característica y típica nuestra, formados solo por 14 triángulos equiláteros, no necesitaron mayor propaganda ya que eran también absolutamente desarmables. Se vendieron por cantidades, a los pescadores y otras empresas marítimas de los países colindantes, en seis tipos de dimensiones diferentes en cuanto a sus largos.
Para la movilización de nuestros barcos, cuando viajaban fuera de nuestras fronteras amuralladas, por alta mar o iban a llegar a otros puertos que no eran nuestros, usábamos como combustible el hidrógeno. Por esta razón teníamos una gran producción del hidrógeno para usarlo como combustible. Vendíamos además una parte de nuestra producción de oxígeno e hidrógeno, que obteníamos casi gratis por medio de la electrólisis del agua. Para la venta del oxígeno y del hidrógeno fabricamos nuestros propios envases con un original material plástico muy resistente, que una de nuestras Transformadoras de las propiedades físicas de los elementos lo convertía, en un par de minutos en un envase muy seguro.
Para generar electricidad, hacíamos uso de nuestros pequeños pero potentes e incansables motores-fusio-atómicos-a-reacción-lumínica, acoplándolos a los clásicos generadores eléctricos. Estos motores acoplados a generadores eléctricos, si se usaban constantemente, se podían mover incesantemente sin necesidad de renovar el combustible atómico sino al cabo de seis meses. El calor disipado por la radiación lumínica de estos motores la absorbía el agua del mar, las plantas generadoras de electricidad se colocaban, en una campana metálica disipadora de calor, bajo una gruesa capa de agua del mar. La electricidad la usábamos en gran cantidad en las cubas electrolíticas, para obtener el aluminio, pero además para todos los innumerables usos que nos exigía nuestra cómoda vida en nuestros lujosos departamentos. En aquel tiempo comparadas con las casas normales de los países llamados desarrollados, nuestras habitaciones eran muchísimo mejores, teníamos todos sin excepción verdaderas mansiones espaciosas y llenas de luz. Por otro lado la luz artificial, que obteníamos casi gratuitamente, permitía que las aves de corral alargaran los días y se les pudiera además dar calefacción durante algunas horas de la noche, como consecuencia de esto la producción de huevos de codorniz y gallina era excelente, la luz hacía maravillas también en los otros animales cuando se les alargaba en un par de horas los días. Las plantas de tomates, legumbres y frutas también eran ayudadas alargando en algunas horas el día por medio de la luz.
Cuando enviábamos nuestras lanchas rápidas a comprar o bien si íbamos de paseo a los puertos vecinos, como no podíamos exhibir directamente nuestros motores atómicos, el hidrógeno para estos viajes era nuestro lujoso combustible, al unirse de nuevo con el oxígeno del aire entregaba la energía que habíamos invertido para obtenerlo del agua. Todos los motores que funcionan sobre la base del petróleo, desprenden el contaminante monóxido de carbono y otros gases indeseables. Los motores que funcionan sobre la base del hidrógeno como combustible, combinan el hidrógeno con el oxígeno y forman agua, desprendiendo energía. Por supuesto que el agua que desprenden no es un contaminador del medio ambiente. Nuestros motores sobre la base del hidrógeno eran todo un lujo.
Lo que hicimos en Chile, de armar un puerto propio demoliendo las rocas junto a la costa, resultó un buen negocio ya que todo nuestro terreno alrededor de la caleta tomó plusvalía y por lo tanto un gran valor. Podíamos ganar mucho dinero haciendo lo mismo y vendiendo estas caletas pero de nuevo estábamos impedidos hacerlo ya que usábamos demoledores de rocas, que solo algunos de nosotros sabíamos como se lograba este milagro. Indudablemente que un comprador particular se preguntaría como lo pudimos hacer y no estábamos para entregar ninguno de nuestros secretos. Pero tratándose de originar facilidades a nuestras empresas nos propusimos correr algunos riesgos, por ser el lugar de puerto propio una cosa envidiable por la privacidad que de inmediato originaba. Aparte del puerto en Chile y los que teníamos en el Archipiélago-pacífico planificamos hacernos de otros puertos en aquellos otros lugares donde vendíamos nuestra producción. Lo hicimos primero comprando dos mil hectáreas de terrenos colindantes con el mar, cerca de Guayaquil, en el Ecuador y luego otro cerca de Lima también colindante con la costa del Océano Pacífico. Ambos en casi las mismas condiciones geográficas que en Chile. Usando nuestros puertos propios en Chile Perú y Ecuador, instalamos en estos lugares grandes almacenes para la venta de nuestros minerales y además para la venta de nuestros clásicos botes y barcos.
Nos extendimos colocando nuestros conocidos avisos de contratación de personal a los diarios de casi todos los países. Con estos avisos ofrecíamos la oportunidad de contratación a profesionales técnicos-científicos y científicos-investigadores a muchos otros lugares del mundo. La diversidad de idiomas lo solucionaban nuestros potentes computadores que “hablaban” no solo en español alemán francés italiano e inglés sino en más de diez idiomas diferentes. Teníamos pues avisos en la mayor parte de los periódicos importantes de prácticamente todos los lugares del mundo, dándole oportunidad para que postularan a nuestros trabajos los técnicos y científicos. Como en esos tiempos más del cinco por ciento de los profesionales de todos los países del mundo estaban cesantes, tuvimos a nuestra disposición para elegir los que necesitábamos entre cientos de miles de postulantes.
La empresa responsable de la construcción de las islas trabajaba incesantemente, ya que cada mes la empresa constructora tenía que armar una nueva isla para atender los miles de nuevos científicos contratados. En un enorme complejo formo por diez fábricas construíamos veinticuatro lanchones muro habitacionales al día.
En el año 2022, ya teníamos veinticuatro islas con dieciocho mil personas en cada una de ellas. Éramos cuatrocientos treinta y dos mil el total de los habitantes del Archipiélago-pacífico y entre ellos nos encontrábamos las veinte mil personas que formábamos la organización internacional Científicos-defensores-de-la-paz, esta estadística es tomando en cuenta solamente a los habitantes de nuestras islas flotantes. Teníamos con nosotros a los mejores profesionales de todas las ramas, especialmente en el área de la salud. Comprábamos todas las máquinas nuevas relacionadas con la medicina que aparecían en cualquier lugar del mundo y además los derechos para reproducirlas. Dejamos conjuntamente una parte de nuestro presupuesto para los programas de salud de la ONU
Presentamos solicitud para el reconocimiento oficial y para ser admitidos con todos los derechos en la “Organización de Naciones Unidas”. Éramos conocidos ya en todo el mundo como ejemplares defensores de los Derechos Humanos DD HH. Nuestro grupo de científicos entregaba absolutamente gratis sus descubrimientos de la medicina a toda la humanidad, sin intereses mezquinos de patentar absolutamente nada que tuviese que ver con la salud. Mediante todas las medidas tomadas cuidando la prolongación de la vida habíamos logrado para todos los habitantes de nuestro naciente país una esperanza de vida de a lo menos de 120 años. Todos portábamos bajo piel micro-chips, del tamaño de un arroz, que permanecía comunicando permanentemente al computador de los hospitales donde nos encontrábamos y además enviando cuarenta de nuestros parámetros relacionados con la salud, presión, temperatura, etcétera.
Nuestra preocupación fundamental estaba dirigida a los trabajos de investigación en el terreno de la biología. Teníamos una imperiosa necesidad de construir más y más dispositivos relacionados con la medicina, empezando por ejemplo por fabricar en serie, los robots quirúrgicos de los que había muy pocos funcionando en el mundo. Teníamos que construir por millones los catres y las camas para los hospitales para hacerlos llegar al precio costo a los países sin desarrollo industrial. Había que ayudar a salvar millones de vidas humanas y por otro lado ayudar a salvar sobre todo a los niños que morían incluso de hambre cada año por cientos de miles en todo el mundo. En las primeras décadas de este siglo la mayor parte de la enorme mortalidad infantil era originada por la desnutrición, esta penosa tragedia se debía generalmente a que en la mayoría de los casos a los niños les faltaba solamente una adecuada alimentación. En el siglo pasado el doctor Salvador Allende era de la opinión de que a cada niño había que darle a lo menos medio litro de leche al día, con esta consigna llegó a ser presidente de Chile. Esto fue cumplido rigurosamente por el estado chileno antes del asesinato de este ilustre presidente, este era un gran mensaje futurista. Nosotros tomamos esta misión efectuada por Salvador Allende para los niños de Chile y la universalizamos, era también nuestra consigna pero ahora de carácter mundial. A este hermoso plan le llamamos “El proyecto universal del Doctor Salvador Allende” lo ayudamos a financiar y lo logramos hacer cumplir en muy pocos años. Este proyecto planetario eliminó la enorme mortalidad infantil originando la igualdad alimenticia mínima de los niños y el derecho y disfrute de poder vivir dado sin discriminación alguna para los pequeños Homo-sapiens de toda la Tierra.
La obtención de corazones nuevos genéticamente compatibles, haciendo uso del cultivo de nuestras propias células madres y colocándolas después en contacto con las células diferenciadas del corazón, se estaba desarrollándose con mucho éxito, pero desgraciadamente en la primera década de este siglo solamente se hacía esto en los países de mayor desarrollo. En el año 2020 con materiales especiales pudimos construir corazones artificiales perfectos, mejores que los que empezaron a colocarse como corazones de reemplazo implantable y que comenzaron a funcionar desde el año 2001 en California con el nombre de AbioCor hecho de titanio y poliuretano, y que posteriormente estuvieron mejorándose continuamente pero sin poder alcanzar la perfección por las limitaciones de sus materiales. Con nuestros materiales especiales construíamos para el servicio de la salud corazones mecánicos, asimismo dializadores o filtradores de substancias tóxicas de la sangre para atender los enfermos de los riñones, máquinas pulmonares y una serie enorme de utensilios médicos muy finos durables y resistentes. A partir desde ese tiempo, nuestras empresas dedicadas a la medicina no han parado un solo día fabricando: corazones de reemplazo implantable, corazones con las mismas células del paciente e importantes instrumentos y otras valiosas cosas para la medicina, sin mediar en esto para nosotros utilidad alguna de dinero. Además en los utensilios de medicina hacíamos y hacemos una fabricación en serie y automatizada que nos permite tener precios fuera de toda competencia. En esta área trabajamos con una empresa que tiene como objetivo solo ayudar, vende todo al costo. O sea, tenemos como un mandato popular resultado de una consulta universal, que con la medicina bajo ningún pretexto debemos ganar jamás ni un solo céntimo. Tenemos una enorme fábrica de catres y camas para los hospitales. Los catres y camas nuestros tienen un valor de diez veces menos que lo que costaría comprarlos en el comercio. Se venden solo a las instituciones hospitalarias con escasos recursos. Nuestras fábricas producen un catre y cama cada dos minutos, o sea cerca de 260 mil cada año. Una parte de esta enorme producción, más de cien mil catres y camas cada año, la fabricábamos y continuamos fabricando para socorrer a los hospitales de África. El resto de nuestra producción va a otros lugares con escasos recursos. Estos catres son hechos con nuestros materiales plásticos especiales muy firmes y durables. Los catres se fabricaron, con una gran automatización, de ciertas macromoléculas sintéticas específicas y por supuesto con propiedades para una larga duración.
Como teníamos trabajando a científicos de casi todos los lugares del planeta, nuestro prestigio había crecido hasta universalizarse y esto hacía que tuviésemos pedidos de nuestras mercaderías de casi todas las partes del mundo. Con todos estos inmensos pedidos necesitábamos muchísima materia prima. Desarrollamos formas especiales para la obtención de los materiales directamente de los minerales rocosos y de allí nacieron las Hipercentrifugadoras muy prácticas y que nos fueron muy útiles. Aprovechando que podíamos endurecer las superficies de la materia a nuestro gusto se nos ocurrió hacer una super dura centrifugadora de monstruosa velocidad. Para evitar las vibraciones se empotraron sus patas en las rocas, a cientos de metros de profundidad. Una centrifugadora de las lavadoras de ropa tiene unas 1000 rpm (revoluciones por minuto) hay otras empleadas en los laboratorios, para separar componentes de una célula, de hasta de 50000 rpm. Nosotros no teníamos casi un límite para el número de rpm y pudimos construir una “Separadora física de las fases de una mezcla”. Pudimos desde entonces fácilmente comenzar a separar los diferentes componentes de una mezcla. Esto nos permitió posteriormente con cierta facilidad llegar a separar los elementos componentes de una sustancia. Con este objeto hizo su aparición la “Centrifugadora y desintegradora de mezclas en el ámbito molecular.” La velocidad de estas máquinas centrífugas, en revoluciones por minuto o rpm, dependía del tipo de mezclas a separar. El procedimiento era por ejemplo: primero pulverizar una roca haciéndola pasar por una superendurecida red finísima; en una segunda etapa, dejar el polvo compuesto por una mezcla de partículas de distinta densidad en la parte giratoria de la centrífuga y aplicarle velocidad hasta producir la separación de las partículas por su diferente densidad; luego en una tercera etapa, para evitar el fundir u otros tratamientos químicos, hacer la separación de los componentes de las mezclas por un procedimiento físico, aplicando mayor velocidad aún a la centrifuga. Lo más denso estaba siempre por supuesto más distante del eje de giro.
En el año 2022, la mayor parte de los integrantes de la Comunidad-internacional-de-científicos-defensores-de-la-paz, estábamos ubicados en el Archipiélago-pacífico y éramos solamente veinte mil las personas integrantes. Sin embargo teníamos ya 432 mil habitantes oficializados con nuestra nacionalidad y de ellos la mayoría eran postulantes a ingresar a La organización internacional Científicos-defensores-de-la-paz. Conseguían este mérito una vez realizados sus estudios y habiéndose recibidos de científico o técnico científico. De los diferentes países había una verdadera fiebre por venir a trabajar y vivir con nosotros, más de un millón eran ya los que postulaban a ingresar a trabajar en nuestras universidades y fábricas. En este corto tiempo de casi tres años y con solamente dos años en el Archipiélago-pacífico, habíamos hecho cosas muy importantes en beneficio de toda la humanidad, como por ejemplo, entre otras cosas, los médicos no patentaban ninguno de sus valiosos descubrimientos los entregaban gratis a toda la comunidad internacional. Teníamos un modelo de democracia, todos los fines de semana realizábamos algún tipo de plebiscito. Respondíamos a este sufragio solamente presionando un par de teclas del computador portátil que todos llevábamos siempre consigo.
En el siglo pasado más de la mitad de los habitantes de la Tierra tenían gobernantes que no habían sido elegidos democráticamente. Los gobernantes, dictatoriales del pasado, que generalmente robaban el poder con un golpe de estado, argumentaban que con el partido político único que ellos tenían era suficiente. Por supuesto que sin la consulta popular no existe la democracia. Nosotros teníamos y tenemos muchos grupos políticos diferentes y cada vez que se presentaban unos nuevos, eran bienvenidos ya que ayudaban a la mejor administración de nuestra ejemplar sociedad. Actualmente nuestra ejemplar sociedad está ayudada y orientada con las nuevas innovaciones de la informática y se ha transformado en una Democracia Computarizada. Los programas reciben todas las opiniones y las analizan si es posible su incorporación de acuerdo a la constitución.
El 12 de mayo de ese año 2022 la Organización de Naciones Unidas ONU nos dio el reconocimiento oficial como país. Por primera vez se hacía este reconocimiento a un país que vivía no sobre tierra firme sino en 24 islas artificiales flotantes. Se nos dio así pues un domicilio propio en la zona ecuatorial. Apareció entonces oficialmente como país el Archipiélago-pacífico-de-la-línea-ecuatorial. Nuestro naciente país comenzó desde su origen siendo uno de los más activos integrantes de la ONU. En el momento de su creación nuestro país tenía solo 24 islas con 1800 habitantes en cada una de ellas o sea éramos un total de solamente 432000 residentes. Casi todos sus habitantes mayores eran profesionales y muchos de ellos reconocidos internacionalmente como eminencias, especialmente en el campo de la medicina. Con este enorme avance de la medicina la esperanza de vida en nuestro nuevo país batía un récord mundial, se había alargado a 120 años.
A comienzos de este milenio la NASA determinó hacer un minucioso estudio para ver las posibilidades de construir un ascensor al Cosmos-geoestacionario. La comisión encargada entregó su veredicto en el año 2001 donde concluía que esto no era posible por ahora pero para cien años más era la probabilidad de hacerlo casi de un cien por cien. El valor de los pasajes se reduciría en casi mil veces con respecto al costo del año 2001. Esto que estaba pronosticado que vendría sin falta y era el sueño de la NASA pero para cien años más lo empezábamos a realizar nosotros en solo un poco más de veinte años después. Nuestro ascensor sin tripulantes partió con un éxito rotundo en el año 2022.
Un par de días después, de nuestro reconocimiento como nación por la ONU, el 14 de mayo de 2022 enviamos un vehículo al cosmos, sin tripulación a que ascendiera verticalmente hacia arriba hasta llegar a la órbita geoestacionaria a 36 mil kilómetros de altura. Nuestra primera astronave llevaba seis motores atómicos reacción lumínica, con propulsión vertical para el ascenso. Estos motores estaban ubicados en su extremo superior y no en el inferior como era la costumbre clásica. Para que la salida de los gases y la luz no estropee a la astronave, se le instalaron toberas muy especiales y muy largas con salida de los gases más abajo de la astronave y apuntando oblicuamente hacia la Tierra. En el plano horizontal que pasa por el centro de gravedad de la astronave se instalaron otros cuatro motores pequeños, estos no funcionaban permanentemente y solo trabajaban para mover la nave en el sentido horizontal, o sea perpendicular a los otros motores anteriores, su objetivo fundamental era de corregir de vez en cuando solo la dirección. La astronave era guiada desde la Tierra y con un automatismo en sus motores que no le permitía salirse del centro de un foco láser totalmente vertical al punto de lanzamiento. Este poderoso foco lo enviábamos absolutamente vertical y en dirección hacia arriba desde un barco de investigación que teníamos firmemente afianzado en las rocas del fondo del mar exactamente en la línea ecuatorial, su alcance llegaba útil, según nuestras comprobaciones, hasta la misma distancia de la órbita de la Luna. La forma de comprobar, tanto la potencia como su eficacia, consistió en usar a la Luna como espejo de reflexión. Enviamos un haz de rayos láser a la Luna y recibimos luego su reflexión de vuelta, en un poco más de dos segundos como era lo correcto de acuerdo a los aproximadamente 400 mil kilómetros que era la distancia en ese momento de la Tierra a la Luna.
En dirección hacia “arriba” y exactamente a la hora indicada para su partida, nuestra primera astronave no tripulada, se fue al cosmos y se ubicó automáticamente a 36 mil kilómetros de altura. Apagó allí sus motores se quedó cinco horas en la órbita geoestacionaria y volvió, haciendo funcionar sus motores de una manera diferente al ascenso, algunas horas después, sin ninguna dificultad. Como lo sospechábamos y más de una vez lo habíamos calculado minuciosamente, poseíamos herramientas muy poderosas para situarnos en la órbita geoestacionaria.
Esperábamos solo esta determinación de reconocimiento de la ONU para empezar a sacar a la luz pública parte del poder que teníamos como consecuencia de tener funcionado nuestros asombrosos descubrimientos. Nos proponíamos comenzar demostrando que podíamos subir masivamente al cosmos in ninguna dificultad o sea podíamos trasladarnos con miles de personas a la zona geoestacionaria del cosmos.
Ya en esos tiempos nos apreciaban y nos elogiaban, en todas las naciones, como una sociedad modelo, especialmente por nuestra democracia. Éramos un modelo de sociedad revolucionaria al dar a la mayor parte de nuestra población juvenil la oportunidad de conseguir un alto nivel educacional. Todos podían estudiar, absolutamente gratis, hasta llegar a hacerse profesionales altamente calificados.
Un mes después del reconocimiento de nuestro país por la ONU, el 14 de junio del año 2022 nuestra astronave partió con un ser humano a bordo con destino a la zona geoestacionaria. Ese día inauguramos nuestro ascensor ubicado en la línea ecuatorial y con estación final de llegada a 36 mil kilómetros de altura.
Además hicimos esta inauguración con doble objetivo, el primero mostrando como de fácil es usar este original ascensor espacial y el segundo objetivo, situando allí en la zona – geoestacionaria, los primeros elementos indicadores de que nos preparábamos para vivir permanentemente en ese insólito e histórico lugar. Poseíamos una potencia increíble para realizar los viajes al cosmos, aprovechamos la enorme facilidad que teníamos para situarnos de inmediato en esta maravillosa órbita geoestacionaria. Nuestros vehículos, o astronaves usaron y usan todavía motores atómicos a reacción lumínica, conocidos como Motores-atómicos-de-fusión-a-reacción-lumínica. Los Motores-atómicos tienen una autonomía fantástica de vuelo, cada uno puede funcionar durante seis meses continuados sin necesidad de cargarlos de combustible. Cada uno de los potentes motores, por su compleja estructura de dirección electrónica, nos costaba más de un millón de euros, pero felizmente el dinero no nos faltaba. Teníamos muchos motores de todas las potencias a nuestra disposición. Nuestras astronaves podían colocar cada una hasta cien toneladas útiles en la órbita geoestacionaria. Las astronaves para llegar a la órbita lo hacían solo en un par de horas, es decir en un tiempo relativamente corto. Desde el 14 de mayo del 2022 habíamos probado repetidas veces nuestras astronaves que usaban, cada una como ya lo dijimos, diez motores, seis de propulsión directa, capaces cada uno de levantar en un segundo hasta un metro de altura veinte toneladas, llamados MotorARL20t y otros cuatro, situados en el plano horizontal que pasa por el centro de gravedad y por supuesto perpendicularmente a la dirección del desplazamiento de la astronave, estos solo sirven para el ajuste de la verticalidad es decir para corregir la dirección. Nuestras escafandras espaciales superaban muy lejos en calidad a las que usaban otros países, los materiales con las que las fabricábamos eran tratados con las plantas de endurecimiento y estos trajes eran cien por cien seguros. Nuestra fábrica de escafandras espaciales tenía miles de ellas preparadas para la tan esperada partida masiva de los cosmonautas de la organización internacional Científicos-defensores-de-la-paz.
El primero de nuestros cosmonautas fue un destacado ingeniero de máquinas y excelente piloto Raúl Hernán Ortiz fue y volvió hasta la órbita geoestacionaria en el mismo día. Al salir se fue con su escafandra puesta y volvió con ella sin sacársela. Su vuelo consistió en volar siempre en la vertical con respecto nuestro lugar, como ustedes ya lo saben para nuestro ascensor teníamos un callejón absolutamente vertical marcado con un haz de rayos láser.
Esta astronave se impulsó con seis motores de los llamados Motores atómicos a reacción lumínica capaces de levantar 20 toneladas en un segundo hasta la altura de un metro, cuyo nombre se abrevió escribiendo MotoresARL20t. Los motores se situaron en su parte superior, con largos tubos en las toberas para la salida de los gases más debajo de del cuerpo de la nave y de la cabina de dirección. Por supuesto que los motores movían la astronave verticalmente hacia arriba contra la gravedad y se usaban en la parte central otros cuatro motores de la mitad de la potencia de los anteriores conocidos como MotoresARL10t usados solamente para los efectos de la corrección de la dirección de la nave. A medida que asciende la nave los motores de corrección de dirección la van impulsando suave y constantemente de oeste a este para ajustar la astronave a que lleve siempre la velocidad angular del plano ecuatorial de la Tierra y por supuesto que la nave no se salga del callejón vertical del haz de los rayos láser.
Raúl hizo el viaje sin ningún inconveniente, dejó allí a 36 mil kilómetros de altura una marca, que perdura hasta hoy, consistente en un enorme globo. Lo transportó sin inflar en la bodega de su vehículo. En el interior del globo desinflado llevaba un depósito con un gas muy comprimido y que al dejar el globo en el espacio vacío este depósito de gas comprimido se abrió expandiéndose automáticamente y este gas infló totalmente al enorme globo de 100 metros de diámetro. En el cosmos absolutamente vacío esto es muy rápido y sencillo. Asimismo el globo llevaba un pequeño transmisor de emisiones intermitentes, recordando el bip-bip del primer satélite artificial el Sputnik 1 y además tenía escrito con grandes letras y simulando una gran boca decía: “Zona de la Comunidad-internacional-de-científicos-defensores-de-la-paz. Lugar perteneciente al Archipiélago-pacífico-de-la-línea-ecuatorial o APLE”. Raúl nos comentó desde la misma órbita geoestacionaria. –“Esta es la iniciación de la toma de posesión de un extraño lugar. El lugar lo encontré sin aire, sin rocas, ni siquiera lo encontré con algo de gravedad. Esto se llama un lugar sin absolutamente nada, pero así y todo no lo encontré una locura tomarlo en posesión como que me pareció de la más absoluta lógica la idea de que era de nuestra pertenencia. En nuestra preparación habíamos estudiado que donde no hay gravedad es el paraíso para una gran cantidad de proyectos imposibles de hacerlo cuando la gravedad está presente. Además lo encontré muy natural suponerlo que era de ahora en adelante una posesión nuestra ya que toda esta parte del Cosmos-geoestacionario a 36 mil kilómetros esta como inmóvil frente al centro de nuestro Archipiélago-pacífico ubicado en la línea ecuatorial en la Tierra. La astronave, que la habíamos programado para que llegue a esta altura, al llegar aquí dejó automáticamente sin funcionar a sus diez motores. El silencio se hizo total y lo asombroso es que los instrumentos me decían que la distancia a la Tierra continuaba exactamente igual ¡Había anclado con mi astronave en nuestro puerto cósmico! Mi nave no subía ni bajaba, estábamos estáticos respecto a nuestra casa de la Tierra. ¡La Tierra no nos atrae ni a mí ni a las cosas que me rodean, el peso de toda mi astronave es cero kilogramos! ¡Las cosas no caen de mi mano, yo floto dentro de mi nave, no peso ni siquiera un gramo! Ya les veo la cara que ponen en la pantalla me van a decir que no comente estas cosas que ya las sabía desde las lecciones para preparar el viaje y había visto por la televisión tantas veces a otros cosmonautas perdiendo totalmente su peso en órbita. El problema es que ahora que estoy en órbita estoy convencido que aquí se está en la quietud más absoluta y ni siquiera son ustedes los que se mueven ni tampoco yo”. –Interrumpí a Raúl y le dije estás emocionado mantiene la probada tranquilidad que siempre has tenido y a filosofar después que regreses. Estas emocionado porque sabes que allí en esa zona que acabas de marcar comienza un nuevo tipo de vida para toda la humanidad. Te informamos que la astronave, apreciando sus parámetros desde el barco de observación en que nosotros estamos, se mueve con la misma velocidad angular de la Tierra. Como la Tierra se mueve dándose una vuelta en 24 horas y tu astronave como pegado a ella en esa altura, debe dar vueltas también en 24 horas, significaba que en esa órbita el desplazamiento en torno a la Tierra es aproximadamente de tres kilómetros por segundo en la órbita geoestacionaria que se encuentra en el plano ecuatorial, esta es la velocidad de tú astronave según nuestros cálculos. Por favor Raúl Hernán, todavía tienes esa expresión en tu cara llena de inquietud filosófica, concéntrate y mira tus instrumentos. “- De acuerdo ahora estoy mirando el marcador de velocidad orbital y justo esto es lo que indica, tres kilómetros por segundo. Media gracia, Yuri Gagarin voló alrededor de la Tierra a ocho kilómetros por segundos y yo solo a tres. Pero les cuento además otra cosa muy curiosa. Tomé la pequeña tapa que protegía la lente de la filmadora y la lancé directo a la Tierra, se me perdió de vista y pensé que se equivocó usted profesor al advertirnos que no llegábamos a la Tierra si desde la nave espacial en órbita nos lanzábamos de cabeza hacia ella, grande fue mi asombro, un rato después, cuando la tapa que protegía la lente y la lancé directo hacia el centro de la Tierra golpeaba el fuselaje de la astronave por el lado opuesto a la dirección de la Tierra. Estoy seguro que mi astronave se comporta como si tuviese un imán, actuando no por la puerta de salida de donde lancé la tapa del obturador sino que el imán está actuando por el otro lado del fuselaje. Otra cosa muy curiosa, es el hecho de no poder descender a la Tierra sin usar continuamente nuestros motores, es decir necesitamos energía para llegar de nuevo a nuestro planeta. ¿Es correcto que diga que la Tierra me atrae si estoy suspendido allí donde el abajo y el arriba son relativos y para bajar debo gastar combustible y no poco? La energía que necesito para bajar a la Tierra es mucho mayor que toda mi fuerza muscular, es una energía que siempre se ha usado indicando que voy a subir y no a bajar. Estoy ahora por esto convencido que la gravedad es algo más interesante y enigmática que lo que nos enseñaron. Usted me dijo que lo que llamamos gravedad solamente existe en la superficie de los cuerpos. Todos los cuerpos andan por este cosmos como libres de estas cadenas. Nosotros decimos que nuestra Tierra los atrae y por eso no se van a la cresta del mundo. Yo creo ahora que suponemos cosas demasiado fantásticas. Los cuerpos no tienen la famosa tendencia a salir disparados por la tangente como se imaginó un alumno de Newton. Aquí la tranquilidad es asombrosa. Usted nos dijo que del punto de vista de los principios de la Teoría de la Permanencia, la física se comporta igual para las micropartículas, como para los cuerpos de dimensiones cósmicas usted nos agregó que la vida media de los átomos con sus electrones orbitales es prácticamente eterna y por lo tanto en la órbita planetaria también todo es eterno, a menos que intervenga una fuerza extraña. Ahora creo que es lo mismo que nos sucede a nosotros mientras estamos en órbita. Todo tiende a permanecer como está. Usted nos afirmó que en la órbita no hay forma de operar con algún instrumento para usarlo en el interior de la astronave en órbita, que sin hacer uso de la información exterior, sea capaz de indicarnos que gravedad ejerce la Tierra a esta u otras alturas. Ahora creo que tenía usted toda la razón. Si aliñamos esta ensalada, como decía mi abuelita Sarita, con un poco de fantasía la cosa se pone más interesante. Tengo la sensación como que si la Tierra fuese un ser pensante muy resentido, que no quisiera que nadie de los que se han ido volviera, la energía que deben gastar para volver es como una maldición o castigo ya que la han abandonado. Nos castiga por haber llegado aquí a esta zona prohibida o quizás sagrada. El gigantesco globo de cien metros también me parece que afirma mis pensamientos ya que permanece tan estático como la astronave”.
Ninguna de las cosas dichas por el cosmonauta Raúl era una fantasía, la insólita historia que resultó del lanzamiento de la tapa que protegía la lente de la filmadora en dirección hacia el centro de la Tierra tiene su clara explicación. Raúl al lanzar la tapa, haciendo uso de su fuerza muscular, la hizo cambiar de su órbita original casi circular a una órbita más elíptica, que la casi circular que llevaba su nave. Esta nueva órbita elíptica se cruzó luego con la de la nave y si se hace un esquema gráfico no resulta extraño que la tapa que protegía la lente apareció posteriormente golpeando la parte superior de la astronave. No es fácil comprender que en el universo el tener peso es una anormalidad, para tener peso apreciable hay que estar sobre un cuerpo de una enorme masa comparada con la nuestra y esta masa como que trata continuamente de tragarnos de incorporarnos. Cuando estábamos viviendo sobre la Tierra, lo hacíamos como que desde que nacíamos estábamos conviviendo con un monstruo que nos trataba continuamente de incorporarnos a su enorme masa inerte y desgraciadamente lo conseguía antes de los cien años.
Por la facilidad de empuje y el despreciable gasto de combustible que nos daban nuestros motores-atómicos-de-fusión-a-reacción-lumínica, podíamos darnos el lujo de subir a nuestra naciente zona del Cosmos-geoestacionario de una manera muy especial, sin necesidad de dar vueltas previamente alrededor de la Tierra, ni desprendernos de etapas quemadas como era lo clásico. Lo clásico fue durante muchos años que menos del diez por ciento de la nave inicial llegara a órbita, más del noventa por ciento se debía perder por el camino en combustible y en sus envoltorios.
Nosotros al contrario no quemábamos etapas con nuestras astronaves y nuestro combustible, el nuestro que es hidrógeno al transformarse en un haz de luz, ocupa una despreciable cantidad de materia que se mide en gramos de H. Al subir al cosmos verticalmente se impulsa la nave aparentemente en una sola dirección la vertical pero con el movimiento de inercia que lleva la nave, por partir con el movimiento de rotación de la Tierra, más la velocidad agregada por el motor de corrección que la debe dejar siempre en la vertical, se termina por tener también allí arriba una velocidad alrededor de la Tierra coincidente con su rotación y en una órbita a esta altura totalmente estable para esta velocidad adquirida. El globo inflado que dejó Raúl y que lo tuvo tan asombrado de que permanecía al lado de su astronave, lo está hasta hoy día allí como solidario unido por unas invisibles amarras a nuestro Archipiélago-pacífico en la zona ecuatorial de la Tierra, en los cincuenta años transcurridos hasta este momento solo lo han perforado levemente un par de partículas cósmicas. Se le ha salido el gas que lo infló pero como no es de goma no se ha desinflado por no haber allí presión exterior. Su leyenda es simple, solo nuestro nombre, pero lo que sucedió en los años siguientes alrededor de él fue una cosa tremendamente fantástica, que les contaré un poco más adelante.
Nuestra primera huella dejada por nosotros en el cosmos consistió en ese brillante globo de cien metros de diámetro. El globo fue dejado allí indicando también el límite superior hasta donde llegaba nuestro ascensor, el límite inferior del ascensor estaba indicado por el lugar de donde partía el poderoso rayo láser desde nuestro cosmódromo en el Archipiélago Pacífico en la Tierra. Este rayo láser señalizaba verticalmente un camino hacia una zona, desde donde comenzaría la próxima región que ocuparía en el espacio el nuevo Homo-sapiens con razón omnipotente, región que se extendería luego al infinito en el cosmos. Desde aquel memorable día el simbólico rayo láser no ha dejado de estar encendido ni un solo segundo, por supuesto que ahora hay muchos otros rayos láser que prestan este servicio. Con este éxito alcanzado, con la inauguración de nuestro ascensor nos pusimos a construir de inmediato nuestra primera vivienda cósmica. Determinamos hacerla de la manera como hacían sus celdas las abejas, el modelo de este geométrico nido de estos maravillosos insectos era bonito y relativamente muy resistente, soportaba a la gravedad por varias generaciones y a los cambios ambientales por muchos millones de años. Construiríamos entonces, como nuestra primera vivienda experimental para el cosmos, un prisma recto hexagonal. Lo construimos con planchas endurecidas de aluminio con radio orbital de sus electrones a la mitad o sea Alrad0.5 y con otras planchas de un aluminio Alrad0.480 o sea también endurecidos y además transparentes, que lo llamamos prisma habitacional de la primera generación, tomamos como base al Prisma recto hexagonal construido con seis planchas rectangulares de 2x25metros montadas sobre tres hexágonos regulares de dos metros por lado. Les describo de otra manera a los componentes de este habitáculo cósmico que eran entonces: seis caras laterales de veinticinco metros de largo por dos de ancho; y tres hexágonos formando sus partes finales. Los extremos del habitáculo estaban cerrados por dos hexágonos cercanos en un lado y un hexágono en el extremo opuesto. En el extremo con los dos hexágonos separados solo por un metro estaba la esclusa para la entrada de los cosmonautas.
El 9 de julio del 2022 a las 5 de la mañana, se produce la salida, a la zona del Cosmos-geoestacionario, de nuestra primera astronave tripulada con tres personas y un cargamento con una pequeña plataforma espacial. Se fueron como en el viaje anterior directo por la vía vertical a la órbita geoestacionaria, este viaje se convirtió en algo tan sencillo como si fuera nuestro ascensor un ascensor utilizado en la vida cotidiana para subir a un edificio. El éxito fue rotundo, nuestros tres cosmonautas llegaron a la meta de la zona geoestacionaria sin el más mínimo inconveniente. Nuestro flamante nuevo equipo estaba formado por: de nuevo con el experimentado comandante de la misión Raúl Hernán Ortiz, en la misión ahora se incluía al investigador y médico Aníbal Norieta y al ingenioso programador de sistemas de la televisión, cósmica tridimensional digitalizada, Marcelo Pedrero. Descargaron, por medios automáticos, su pequeña plataforma de veinticinco metros de largo que traían en las bodegas de la astronave. Se colocaron sus escafandras para los trámites de salir de la astronave y de entrar a la plataforma. Se instalaron en la esclusa de entrada, dejaron que esta se llene de aire, se sacaron sus escafandras y luego pasaron al compartimiento mayor y permanecieron encerrados allí haciendo experimentos durante diez días en el interior del acogedor Prisma recto hexagonal en el que cada una de sus seis paredes tenían 2 metros de ancho por 25 metros de largo Este aparte de tener una buena instalación de baño, estaba equipado con todo lo indispensable para vivir allí durante mucho más de diez días. Se llevó el Prisma lleno de aire desde la Tierra y además balones de oxígeno de repuesto para ir renovando el oxígeno consumido por los tres cosmonautas durante su permanencia de estos diez días en órbita y algunos de repuesto. Marcelo se lució mostrando en una forma muy original la vida en el cosmos, al observarnos desde la Tierra en la hipertridimensionalidad de Marcelo las personas comprendían mejor que la vida allí sin el peso de la gravedad es una nueva situación extraña pero increíblemente placentera. El tercer cosmonauta Aníbal, fue elegido para este viaje por la computadora por tener antecedentes muy valiosos, entre otras cosas había trabajado abnegadamente en la organización “Médicos sin Frontera”. Con esto le correspondía, a lo menos los honores de, una parte del premio Nobel dado a esta organización. Este médico era desde muy niño protector de lo verde y tenía pasión por el tema del misterioso trabajo que efectúa la clorofila de las plantas. Los diez días en órbita los pasó preocupado midiendo el oxígeno que es capaz de regenerar un metro cuadrado de superficie verde que habían llevado en la astronave desde la Tierra y que ahora este experimento se hacía en pleno cosmos y por supuesto sin gravedad. Se tenían dos instrumentos bajo dos campanas de vidrio, con una serie de censores y medidores. Una de las campanas contenía un metro cuadrado de pasto verde y la otra campana una planta de nalca con una gran hoja que también tenía una superficie de un metro cuadrado. La maravillosa fábrica de oxígeno de la clorofila contenida en el metro cuadrado de plantas verdes debía trabajar a plena potencia. Este metro cuadrado o zona verde era sometido a la luz continuada las veinticuatro horas del día. Cuando aparecía la sombra de la Tierra originando allí una corta noche estos experimentadores usaron luz artificial de la misma intensidad de la luz del Sol. Esta sencilla observación y medición de los parámetros actuantes, para renovar el oxígeno del aire consumido per cápita, dentro de los recintos habitacionales en el espacio, se convirtió en el experimento crucial para el cálculo del mínimo de metros cuadrados de las hojas verdes de las plantas que se llevarían al cosmos, necesarios para abastecer el consumo de oxigeno para cada persona que deseara trasladarse a vivir allí. La renovación del oxígeno para los futuros habitantes y cosmonautas se debía asegurar y con este experimento, ella estaba en teoría y práctica plenamente asegurada para todos los cálculos. El médico Norieta concluyó que una superficie de cuatro metros cuadrados como mínimo de clorofila restituían el consumo del oxígeno de cada persona, pero tomando en cuenta que es preferible que sobre oxígeno a que falte llegó a la conclusión de recomendar utilizar no este mínimo de cuatro sino seis metros cuadrados de plantas verdes por cada persona. Esto constituyó una ley que hoy la conocemos todos como la valiosa “Ley de la superficie de clorofila mínima ambiental por persona de Norieta”.
En la Tierra la hoja de mayor tamaño es la de la nalca chilena que es casi circular y bien cultivada alcanza un tamaño 1,4 metros de radio o sea de hasta seis metros cuadrados de superficie, en las plantaciones en el cosmos las hojas de la nalca pueden alcanzar un tamaño de más de diez metros cuadrados de superficie y lo notable es que iluminada constantemente cada una renueva sobradamente el oxígeno consumido por una persona adulta. Esta planta se extendió como un artículo de primera necesidad a todos los lugares del espacio donde habita el hombre.
Les contaré ahora algo anecdótico sobre Raúl Ortiz: en este viaje con dos de sus amigos y colegas cosmonautas. Los tres debían pernoctar en un recinto relativamente pequeño. Temiendo no dejarlos dormir placidamente, Raúl se sentía muy intranquilo, ya que su esposa se quejaba de sus sonoros ronquidos y además tenía a veces espacios de dos a tres minutos de tiempo en que no respiraba, es decir tenía una enfermedad conocida como apnea. La primera noche se acostó a dormir en una esquina lo más lejos posible de sus amigos, al despertar en la mañana Raúl les pregunto a sus amigos como habían dormido y le dijeron casi en coro que muy bien. El Dr. Aníbal además afirmó esto era de esperar ya que sin tener peso el dormir es algo muy placentero, en toda la Tierra no hay cama más blanda que esta que tenemos aquí. Como Raúl todavía tenía mucha preocupación llamó al comando central del cosmódromo y confesó su falta de no haber informado de su situación sobre sus ronquidos y la apnea, no lo hizo temiendo que si lo decía antes del vuelo con esto no lo dejarían cumplir su sueño de convertirse en cosmonauta. Grande fue su sorpresa cuando le dijeron del cosmódromo que ya lo sabían desde que le hicieron las primeras pruebas pero que esto no era preocupante ya que los ronquidos no existen en el cosmos donde no hay gravedad, porque los componentes de la zona de entrada del aire, entre ellos la lengua, no tienen peso y es el peso de estos componentes el que causa los ronquidos, ni tampoco existe la enfermedad que él llevaba al cosmos, ya que la apnea que es consecuencia de una respiración forzada también originada por el peso, consistente en una interrupción transitoria de la respiración, es solo una enfermedad de la Tierra derivada de su gravedad y por las mismas razones allí en el cosmos los enfermos aparecen como curados por encanto. Pensaron al momento de acostarse la noche anterior, tanto Aníbal como Marcelo, que Raúl estaba disgustado con ellos y como escuchaban atentamente la conversación que este mantenía con la Tierra, soltaron al mismo tiempo una larga y sonora risa, ya que comprendieron porqué su amigo se había ido a dormir tan preocupado a esa otra esquina de nuestra primera casa espacial.
Después de este exitoso e impecable viaje al cosmos de estos tres cosmonautas, empezamos de inmediato a preparar nuestras cosas para trasladarnos masivamente, desde nuestro Archipiélago-pacífico, al espacio exterior. Usamos como primera instancia los mismos tipos de prismas hexagonales fabricados por piezas en Chile.
Nuestro gran tesoro, eran las máquinas Transformadoras de las propiedades físicas de los elementos. Eran un tesoro no solo por el costo de algunas que equivalía a 500 kilogramos de oro sino por el gran peligro que significaba para toda la humanidad la perdida de una sola de ellas. Teníamos en existencia las Transformadoras-pfe traídas de la fábrica Nuevos-aluminios de Chile y otras máquinas Transformadoras de las propiedades físicas de los elementos de nuevas generaciones confeccionadas en estos dos últimos años. Instaladas, por supuesto, en un lugar secreto en las fábricas subterráneas de endurecimiento bajo el mar. En pocos meses construimos en estas nuevas fábricas del Archipiélago-pacífico otros trescientos Prismas-rectos-hexagonales-2x25metros. Estos prismas tenían caras laterales rectangulares de 2 metros de ancho por 25 metros de largo, además con sus dos hexágonos regulares en la esclusa y uno cerrando el otro extremo. Los prismas fueron llevados a la zona geoestacionaria por naves de carga especialmente adaptadas para llevar cuatro de su tamaño de 25 metros de altura. Desde un puerto de embarque, se iban a diario con horario fijo a nuestra zona del Cosmos-geoestacionario. El viaje de estas astronaves-ascensores se convirtió en algo totalmente rutinario, su carga no era muy variada: unos iban llenos de aire, otros cargados con depósitos de agua, y algunos también incluso con tierra para las plantaciones. Las astronaves-ascensores tenían un gran e importantísimo trabajo para muchos años. Paulatinamente se fue llenando espacios medidos en kilómetros con Prismas-rectos-hexagonales-2x25metros, dejados mientras tanto como una especie de bodegas espaciales, se colocaban en una larga fila alineados siguiendo la órbita geoestacionaria unos detrás de otros. Así como los barcos de carga son inconcebibles sin los contenedores, este tipo de prismas hexagonales eran nuestros primeros contenedores espaciales.
Todos nosotros habíamos empezado a tener, desde hacía unos meses, un increíble ajetreo sobre todo cuando nuestros ingenios pensantes nos avisaron que estábamos a las puertas o sea en vísperas de llegar al cosmos prometido. De la Compupaz868 a la Compupaz877, las diez computadoras que se habían especializado en la cosmonáutica y concentraban toda la información del viaje al cosmos, estaban finalmente de acuerdo en que llegaríamos a cumplir todos los objetivos planificados en cuanto al viaje masivo a la zona geoestacionaria. Estas consejeras eran las únicas capaces de dirigir una empresa tan descomunal. Ellas intercambiaban permanentemente información sobre este gran acontecimiento, este intercambio de información fue muy valioso, si una computadora tenía algún error las otras nueve se lo corregían sin falta. Aplicaban entre ellas una especie de democracia interna sin falta, sobre todo cuando el problema era muy complejo. Nueve cabezas piensan mejor que una. No tenían culto a la personalidad que los indujera a hacer disparates o a seguir a ciegas a un jefe. Estos ingenios especialistas eran muy rápidos para hacer cálculos matemáticos, pero nuestro viaje era una odisea muy compleja, necesitaron de mucho tiempo para preparar minuciosamente este viaje. Comenzaron por preparar el personal que tendría que ver con la manutención de estos prismas que primero se utilizarían para llevar los materiales y que luego al retirarles la mercancía se dejarían como laboratorios y fundamentalmente para pequeñas instalaciones experimentales agrícolas. Ayudado por estos diez nuevos genios del pensamiento, el departamento de agricultura no cesaba de dar seminarios, a los ingenieros agrícolas candidatos a viajar al Cosmos-geoestacionario además a los biólogos, a los técnicos en plantas destinadas a vivir sin peso, y por supuesto a los responsables de cuidar, las plantaciones en el cosmos. Para este efecto se habían fabricado en serie algunos robots. Los responsables de cuidar las plantas que viven en la zona ingrávida tenían que apoyarse en esta serie de robots especializados en las labores automatizadas, antes de salir debían estar meses en contacto con ellos.
Cada seis horas, salían las astronaves de carga del cosmódromo de la Tierra, destinadas a esta misión de llevar y llevar depósitos prismáticos conteniendo los elementos de primera necesidad o sea los más indispensables. En dos meses estuvieron ubicados los trescientos grandes depósitos o contenedores espaciales, en el Cosmos-geoestacionario. En un alto porcentaje ellos llevaban fundamentalmente aire, tierra y agua. Se los colocó haciendo una larga cadena de prismas, cuyo objetivo principal era el de garantizar el normal abastecimiento tanto de agua como de verduras y de oxígeno para respirar. Naturalmente todas las plantas de grandes hojas como las nalcas y en especial las plantas de tomates y otras verduras renovaban la indispensable reserva del oxígeno del aire. El 10 de septiembre del 2022 se completó esta tarea. Allí en el interior de estos prismas instalamos entonces las fábricas renovadoras del oxígeno mediante la clorofila dándonos además algunos elementos para nuestra alimentación: trigo tomates y muchas otras verduras frescas. Resultó todo un acierto lo investigado por el médico Aníbal. Este médico determinó que allí en la zona geoestacionaria del cosmos cada seis metros cuadrados de superficie verde, sometida a la copiosa luz solar, renovaban sobradamente el oxígeno del aire consumido por una persona.
Ahora les cuento el emocionante comienzo del éxodo masivo al cosmos, realizado por los cinco mil primeros audaces pioneros.
En nuestras fábricas del Archipiélago-pacífico también construimos, paralelamente a otras importantes cosas, unos nuevos prismas hexagonales de mayores dimensiones que los anteriores, o sea una nueva llamada segunda generación del anterior Prisma-recto-hexagonal-2x25metros y que ahora pasamos a escribirlo abreviadamente como Prisma-recto-hexagonal-10x50metros que pasa a tener cada uno de sus seis lados o rectángulos laterales de 10 metros de ancho por 50 metros de largo. Estos nuevos grandes prismas estaban destinados a armar nuestro campamento de trabajo mientras construíamos nuestros departamentos habitacionales definitivos. Para este objetivo fue necesario construir muchísimos prismas de esta segunda generación. En primera instancia construimos los cincuenta Prismas-rectos-hexagonales-10x50metros, que sirvieron la mitad especialmente como departamentos provisorios habitacionales para los primeros pioneros en gran número llegados al cosmos y la otra mitad también como zonas de almacenajes de nuestros elementos esenciales: aire, agua y alimentos. Estos prismas, a pesar de lo grande, tenían una cualidad muy especial pesaban menos de cien toneladas con todos los menajes indispensables incluidos allí adentro. Esto era una cosa muy importante ya que entonces a estos prismas los podían levantar completos, con aire, agua, etcétera, los seis poderosos motores de nuestras astronaves. Entonces ellos no fueron llevados por partes sino fueron trasladados así como una sola pieza a nuestra zona del Cosmos-geoestacionario. Llevamos allí además algunos de estos departamentos provisorios habitacionales llenos de aire a la presión de varias atmósferas.
Los primeros 50 departamentos provisorios para el cosmos, estaban destinados para ser un lugar habitacional temporal en el espacio para albergar a un total de 5000 personas. En el interior de 25 de ellos estaban los pequeños departamentos habitacionales y el interior de los otros 25 prismas se ocupaban como bodegas, dependencias anexas en las que se dejó lugar para diversos otros usos. Se completó este trabajo de llevar los primeros 25 Prismas-rectos-hexagonales-10x50metros con los técnicos agrícolas el 30 de septiembre 2022. La otra parte de los cincuenta prismas, es decir los otros 25 prismas, estaba utilizada como bodegas y equipada con todo lo necesario para que pudiéramos vivir en el cosmos durante varios meses. Teníamos asegurada la alimentación aire y agua las cinco mil personas que formábamos el primer contingente masivo de habitantes de la zona geoestacionaria. Necesitábamos pasar un largo tiempo, en estas estrechas situaciones de emergencia, antes de poder instalar nuestras habitaciones definitivas. Las habitaciones definitivas se harían más adelante, en estos mismos tipos de prismas pero de mucho mayores dimensiones o sea prismas de la tercera generación, estos eran espaciosos Complejos-espaciales-habitacionales-de-100x1000metros, o sea con paredes formadas por seis rectángulos gigantes de cien metros de ancho por mil metros de largo. Se llevó además a la zona del Cosmos-geoestacionario en el mes de octubre del año 2022 todos los materiales para la instalación de una fábrica de Complejos-espaciales-habitacionales, como así mismo muchas toneladas de aluminio. Los departamentos provisorios para el cosmos fueron llevados armados totalmente desde la Tierra, llenos de aire y con todas las instalaciones listas para vivir. Todas las cosas que debíamos usar en el Cosmos-geoestacionario fueron hechas y revisadas minuciosamente en nuestros laboratorios del Archipiélago-pacífico. Antes de enviarlas al cosmos se les instalaron aparte del aire y del agua, los baños, las cocinas, las camas, etcétera. Estos prismas de solo cincuenta metros de largo, constituyeron nuestra primera residencia en la zona del Cosmos-geoestacionario, fueron nuestras primeras habitaciones de emergencia mientras armábamos llenos de optimismo y con mucho entusiasmo el soñado y definitivo Complejo-espacial-habitacional-100x1000metros.
Los integrantes del grupo Científicos-defensores-de-la-paz, que estábamos recién instalados en la órbita geoestacionaria, nos reunimos a discutir sobre nuestro futuro en la nueva zona habitacional, ya habíamos pensado muchas veces en esto pero solo ahora, que comenzábamos a vivir allí y además ayudados por esta enorme experiencia estábamos mejor capacitados para analizar esta maravillosa situación y además también estábamos mejor preparados a ponerle incluso un nombre oficial. Para esta reunión de asamblea nos agrupamos todos, los nuevos habitantes del cosmos, en torno a las pantallas planas gigantes que tenía cada prisma habitacional. Aunque un poco incómoda y estrecha la capacidad de nuestros prismas habitacionales, sin embargo en todos nosotros había mucho entusiasmo, se comenzaba a disfrutar del hecho de poder volar o sea de vivir plenamente haciendo uso completo de la tercera dimensión y esto originaba en nuestra psiquis una nueva placentera experiencia muy espacial. Entrábamos a tener una sensación de un nuevo tipo de libertad de desplazamiento físico indescriptible. Algunos opinaron que muy pronto se poblarían todos los lugares de la zona geoestacionaria a raíz de esta fantástica situación originada por el hecho de no tener el molesto peso. Además estábamos allí gozando de un hermoso panorama permanecíamos como inmóviles frente a la querida patria ubicada verticalmente hacia abajo en el fondo del velo azul originado por la capa de aire que envuelve a la Tierra. En esa zona maravillosa nos sentíamos muy seguros ya que estábamos lejos de los temblores y huracanes.
Todos teníamos el convencimiento que con nuestros dos maravillosos y revolucionarios descubrimientos, podíamos ayudar a cambiar radicalmente el destino de toda la humanidad. El primero de estos descubrimientos era haber comprendido que poseemos una poderosa Razón-omnipotente y que solo la usamos en un leve porcentaje de su gigantesca potencia. El segundo descubrimiento, era el más poderoso de todos los descubrimientos arrancados al mundo físico, era el dominio que poseíamos sobre la materia al descubrir como poder cambiar las propiedades físicas de un mismo elemento. Además estos nuevos hallazgos lo teníamos ya en nuestras manos y lo estábamos usando, nos habían permitido trasladarnos masivamente al espacio.
Por otro lado habíamos descubierto que para tener una larga vida indefinida en el tiempo y placentera nosotros los seres humanos no necesitábamos para nada el estar a merced de los lugares donde exista una gran cantidad de materia, como por ejemplo sobre la superficie de la Tierra, que además con su perniciosa gravedad nos impide a nosotros dominar toda la región donde nos desenvolveremos. Para tener confianza en el lugar en que vivimos y estar tranquilos y felices, el medio ambiente debe estar bajo nuestro control absoluto. Tenemos un solo impedimento para poder vivir con un dominio absoluto del medio ambiente, es realmente como un enemigo imbatible para nosotros, este lugar imposible de dominar es donde existe una atracción gravitatoria. La atracción gravitatoria es una anormalidad para nosotros, nos quita una imprescindible dimensión nos obliga a vivir prácticamente en solo dos dimensiones o sea sobre una superficie. Uno de los principios de la Teoría de la Permanencia, y que además es parte de nuestra filosofía, establece que estamos en la deliciosa inercia del cosmos solamente cuando se permanece en una órbita, con todas las propiedades que ello implica. Entre las propiedades de estas infinitas zonas orbitales que en general son muy beneficiosas para nosotros, está la de tener nuestra preciada masa material libre de su odioso peso. Podemos resistir algún tiempo la atracción gravitatoria normal de la Tierra pero esto implica limitar nuestra vida alrededor de los cien años. La demostración de lo pernicioso que es la gravedad es que con campos gravitatorios mayores que los que tiene la Tierra la vida se acorta ostensiblemente en una sorprendente relación. El computador nos advierte que si hubiese un accidente y los motores de propulsión de las astronaves no pueden ser controlados aumentando la aceleración y por lo tanto también la gravedad, hay incluso un límite gravitatorio en el que podemos vivir solo unos pocos minutos. Además demostramos con argumentos filosóficos que el lugar ideal para mantener nuestra delicada vida es el que no tiene gravedad, o mejor dicho el lugar de las órbitas cósmicas. Aquí en la región geoestacionaria, por las condiciones de movernos con una velocidad angular igual a la que tiene en su rotación la Tierra y además estar a 36 mil kilómetros, la así llamada atracción de gravedad de la Tierra desaparece por completo. En esta zona permanecemos fijos o solidarios con respecto a cualquier punto de la superficie de la Tierra, es especial con los puntos del ecuador.
El futuro de nosotros estaba precisamente allí donde podíamos prescindir de las leyes gravitatorias y otras originadas por cuerpos ajenos a nosotros mismos, como es lo que sucede en la superficie de la Tierra. Como el futuro lo entreveíamos muy cercano le pusimos a lo que estábamos fundando el nombre de Anillo-geoestacionario. Pensábamos realmente que si todos los habitantes de la Tierra nos trasladáramos a vivir a esta zona geoestacionaria, entonces trabajando mancomunadamente existiría la capacidad de hacer un hermoso Anillo-habitacional alrededor de todo nuestro planeta y poder vivir sin los inevitables inconvenientes de terremotos ciclones etc. Decíamos quizás este proyecto ocupe un largo tiempo medido en siglos, pero es teóricamente totalmente factible. Vamos a ver como se realizó esto antes, mucho antes incluso de los plazos soñados.
Los departamentos provisorios para vivir en el cosmos, como ya lo dijimos, tenían la comodidad de poderse llevar a órbita como una sola pieza en la enorme bodega de la astronave-ascensor. Estos departamentos, si se quería llevar en su interior solo aire, pesaban solo 17 toneladas incluyendo toda su estructura exterior más el aire a presión normal. Como la potencia de los seis motores era muy grande, se llevaron en cada viaje, además de las 17 toneladas de aire de su interior, otras veinte toneladas de agua y también otras sesenta toneladas en diversos tipos de alimentos y otros enseres como ser: ropas de vestir, camas, baños etcétera. Los transportaron estas astronaves de carga muy potentes para esos tiempos, que podían dejar en órbita geoestacionaria en pocas horas hasta cien toneladas. Los departamentos desarmables eran transportados en la parte posterior de las astronaves dejándolos en una gran bodega. Las astronaves se impulsaban constantemente y lograban estar en muy pocas horas en la órbita geoestacionaria. Estas naves se impulsaban hacia arriba con sus motores ubicados, no abajo como era lo tradicional sino ubicados arriba en la parte superior, pero sus largas toberas lanzaban el torrente de luz oblicuamente y más abajo de las cabinas y de las bodegas. Los impulsores que movían a la nave verticalmente hacia arriba contra la gravedad, consistían en seis motores a propulsión capaces cada uno de levantar 20 toneladas a la altura de un metro en un segundo, o sea los seis podían colocar en muy pocas horas 120 toneladas en la órbita geoestacionaria. Se conocían también como Motores-atómicos-de-fusión-a-reacción-lumínica-20t-seg. La astronave tenía otros cuatro pequeños Motores-atómicos-de-fusión-a-reacción-lumínica-3t-seg, los que servían para mantener la verticalidad mientras la nave ascendía. Estos pequeños motores estaban ubicados en la zona del centro de gravedad y tenían colocadas sus toberas en sentido perpendicular al eje de la nave, así lograban mantener la dirección programada evitando que la nave se salga de la vertical que apuntaba siempre al cosmódromo del Archipiélago-pacífico en la Tierra. Como la Tierra rota originando el día y la noche moviéndose en dirección de oeste a este, al elevarnos sobre su superficie nuestra nave conserva solamente la velocidad que teníamos en la superficie. Para poder mantener la exacta verticalidad, los motores en dirección horizontal, le iban además agregando a la nave una mayor velocidad lateral impulsándola siempre de oeste a este, con el objetivo de lograr ajustar la astronave a que lleve siempre la velocidad angular del plano ecuatorial solidario con el movimiento de rotación de la Tierra. La astronave mientras ascendía no se podía salir del callejón de rayos láser enviados verticalmente desde nuestro cosmodromo.
En cada departamento provisorio espacial habitacional, que estábamos trasladando, se podían albergar doscientas personas, un poco apretadas pero más cómodas que viajando en un avión de pasajeros. Hay que tomar en cuenta que en el interior de los aviones nos desplazamos en una superficie solamente en dos dimensiones y en el espacio como no tenemos peso esto nos permite usar la tercera dimensión, entonces en nuestra habitación espacial nuestro espacio vital se hace más cómodo y amplio y se debe medir en metros cúbicos. En el departamento provisorio disponíamos de 30 metros cúbicos de espacio por persona más la proporción de los espacios ocupados por la cocina baños etcétera. El traslado masivo de personas al cosmos se empezó a producir a comienzos del mes de octubre del año 2022. Con este objetivo se utilizaban tres astronaves simultáneamente cada día. En la primera nave de carga se transportaba al día un departamento colectivo provisorio completo, se llevaron veinticinco departamentos a órbita en un solo mes. En la segunda astronave que era para pasajeros, se hicieron otros veinticinco viajes llevándonos a nosotros, viajábamos doscientas personas en cada vuelo. En la tercera astronave se llevaba cada día un gigantesco bidón de 50 metros de altura con aire a cinco atmósferas de presión y una innumerable cantidad de cosas relacionadas con robots, herramientas y máquinas además muchas toneladas de aluminio y otras materias primas indispensables para el enorme e histórico trabajo que comenzaba allí en el cosmos.
Unos meses después del día de la fundación del Archipiélago-pacífico, el 20 de mayo del 2020, en todas las regiones del mundo nos consideraron, como lo que efectivamente éramos, formando un grupo de personas muy humanitarias con ideales formidables, ayudando a todos los que podíamos, entre otras cosas trayendo a vivir a nuestro país a aquellos profesionales que sentían la angustia de haber estudiado muchos años y permanecer largo tiempo esperando tener trabajo. La originalidad de tener un país compuesto de islas artificiales de paredes transparentes llamaba mucho la atención. Atribuían este hecho a la situación especial de que estábamos constituidos solo por profesionales de alta calidad y que trabajábamos sin descanso. Para la pantalla, simulando que teníamos hechas en este material nuestras islas, pusimos en venta en nuestros grandes almacenes en casi todas las grandes ciudades de los cinco continentes, triángulos equiláteros y grandes paredes plásticas transparentes. Estas simulaciones fueron confeccionadas en grueso material plástico transparente, construimos varios modelos de nuestro lanchón muro transparente, y los instalamos en lugares bien visibles y con su precio a la vista. Su precio era de un alto valor pero su objetivo era hacer creer que de este material eran nuestras habitaciones ubicadas en la zona ecuatorial del Mar Pacífico. Teníamos los salones de comercialización y nuestras oficinas de venta dentro de estos grandes lanchones en las cercanías de las ciudades de Berlín, Madrid, París, Nueva York, Santiago, Lima y Guayaquil.
Teníamos que medir ahora, los totales de nuestras finanzas no en solo los millones de euros, conque lo hacíamos en Chile, sino ahora en nuestro Archipiélago-pacífico ya hablábamos de cientos de miles de millones de euros. El que nuestras finanzas sean tan boyantes, lo atribuía la prensa, a nuestra elevada capacidad profesional. Éramos los primeros compradores cuando aparecía una nueva serie de los cada vez más potentes computadores. Hicimos compromiso con los principales fabricantes de los microprocesadores, de que los primeros microprocesadores producidos en los primeros tres meses los comprábamos nosotros. Comprábamos y seguimos comprando las primeras máquinas reproductoras de microprocesadores y además compramos la autorización para reproducirlos. Nosotros éramos capaces de copiar estas finísimas máquinas, cambiando la base del material de que estaban hechas. Las copiábamos en el mismo material original pero protegido todo de aluminio-diamante irrompible que podía trabajar cientos de veces mejor y mecánicamente muchísimo más rápido que la máquina original. Nos hicimos los mejores y más potentes computadores profesionales de todo el mercado internacional. Conseguimos tener las mejores herramientas que sirven para utilizar mejor la capacidad del cerebro. Nos manteníamos y nos mantenemos en la cúspide de la ciencia en casi todas las áreas, en especial en informática y en biología. En los editoriales y en otros importantes artículos de las revistas científicas internacionales muchos científicos nos admiraban, nos hacían alabanzas por tener en tan corto tiempo la adquisición de tan portentosos adelantos. Empezamos rápidamente a producir muchos de los mejores instrumentos electrónicos sobre todo para la medicina. Cada vez que aparecía un nuevo instrumento para la medicina en algún otro país lo comprábamos también de inmediato con todos los derechos a hacer copias. Por miles nos fabricábamos las copias de ellos y los poníamos a disposición al precio costo de todos nuestros conciudadanos y de las empresas relacionadas con la salud que teníamos en muchos países. Fuimos de los primeros en la producción masiva de robots especialmente programados para el transplante de órganos clones. Les cuento un poquito de historia al respecto. Todo nació en el año 2002 el 15 de febrero el cirujano estadounidense Anthony Atala pide permiso a las autoridades correspondientes para hacer el primer transplante artificial de un órgano. El primero de marzo del 2002 el mismo médico declara públicamente “Hemos conseguido crear entero un órgano clónico (vejiga) en el laboratorio a partir del cultivo de las células extraídas del propio paciente. Hemos transplantado este órgano entero con mi equipo del hospital de Harvard y ha funcionado. Se trata de una vejiga hecha en el laboratorio con las mismas células del paciente”. En los laboratorios de los hospitales se fueron extendiendo las ideas de que era imprescindible la creación de los departamentos donde producir órganos clones. Esto fue creado como un anexo indispensable en todos los hospitales que decían ser importantes. Construíamos para estos efectos miles de robots al mes y con 220 especialidades diferentes.
Nadie en el exterior de nuestra organización conocía cual era el quid de la cuestión del porque podíamos hacer todas las cosas tan maravillosas y que además como consecuencia llegaba a conmover al mundo financiero. Los países costeros del Océano Pacífico que nos rodeaban o sea Ecuador Perú y Chile habían tenido un constante estancamiento económico, eran considerados subdesarrollados, con nuestra presencia sus economías empezaron a crecer de manera ejemplarizadora para el resto del mundo. En estos países el producto social bruto crecía ahora no en un dos o tres por ciento sino en más del veinte por ciento anual. En el primer tiempo no sospechaban que teníamos la capacidad de poder cambiar las propiedades físicas de la materia ni sabían la forma en que nos arreglábamos para tener el dominio de la energía termonuclear. Esto era algo que desgraciadamente aún necesitábamos ocultar. Allí en ese hermoso lugar del Archipiélago-pacífico pudimos trabajar durante dos años y medio, hasta el nueve de noviembre del año 2022, sin despertar la menor sospecha del gran secreto que guardábamos. Solo nuestro grupo fundador, los “Pitagóricos con razón omnipotente”, acompañados de los mejores de nuestros robots ayudantes teníamos, en esos años, acceso directo a las maravillosas máquinas “Transformadoras de las propiedades físicas de los elementos”.
domingo, 28 de noviembre de 2010
4.5 Nuestro Archipiélago-pacífico ubicado en la latitud ecuatoriana.
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