jueves, 2 de diciembre de 2010

10.5 Pitágoras, Galileo y la Razón-omnipotente

10.5 Pitágoras, Galileo y la Razón-omnipotente

Vivimos en un planeta pequeño, quizás un punto insignificante en la grandiosidad material del universo, pero sus habitantes racionales son lo más importante de todo el universo conocido, esto se debe indudablemente a que somos concientes de que vivimos. Somos los únicos seres vivos conscientes de que existimos y de que poseemos exclusivamente nuestra facultad de discernir o poder razonar. Tenemos también la preciosa facultad de conocer por abstracción. Tenemos entendimiento, estamos orgullosos de nuestro intelecto. Tenemos incluso una razón creadora. Nos va muy bien en nuestras pretensiones cuando, mediante la razón, queremos dar una explicación de alguna parte de la realidad de nuestro mundo objetivo. Esta todopoderosa razón comenzó a ser puesta de manifiesto con su enorme magnitud y como algo muy importante ya desde la época de Pitágoras, 569-480 a J.C. Por darle importancia a la razón y emplearla para conocer el mundo objetivo Pitágoras fue perseguido durante toda su vida y asesinado cuando ya era anciano de más de ochenta años. La Sabiduría-pitagórica fue aplastada durante más de un milenio y reapareció de nuevo con fuerza en el siglo XVIII. Con el uso y la aplicación de la razón se pudieron explicar algunas importantes leyes del mundo que nos rodea, se entusiasmaron la mayor parte de los pensadores e investigadores ya que redescubrían la única herramienta para alcanzar la auténtica verdad científica. Se empezó con Galileo(1564-1642) y el principio de inercia y la ley de la caída igual para todos los cuerpos en el vacío, se continuó con Leibnitz ( 1646-1716) con su cálculo diferencial e integral y luego vino Newton (1642-1727) efectuando unos acomodos en la física a algunos de los principios de Galileo y pasando a usar en la física el “Cálculo infinitesimal del matemático Leibnitz”. La razón se comenzaba de nuevo a respetar e imponer como una verdad indiscutible. Y dijo el sabio Galileo al inquisidor aproximadamente así, “Bueno, para estar de acuerdo a lo que a usted le han pedido que yo diga, si quiere escriba que digo, oficialmente para el efecto de sus actas, que la Tierra está inmóvil, y luego que el inquisidor escribió le comentó, pero sin embargo la Tierra se mueve”. Por esto último -sin embargo la Tierra se mueve-, lo sentenciaron de todas maneras dejándolo con cárcel domiciliaria por toda la vida. Creyeron los inquisidores que las ideas se encarcelaban o mataban pero las ideas de Galileo ya se estaban expandiéndose por el mundo y muy rápidamente. Los hechos reales eran convincentes para cualquier ser racional. Las ideas de Galileo estaban escritas y esto significaba que estaban libres corriendo por el mundo. El contenido de sus ideas era una verdad y a los seres racionales les gusta la verdad y la verdad finalmente se impuso.

Nosotros a la omnipotente razón la colocamos en el pedestal que le corresponde, afirmando que no es solo muy importante sino es la más importante de todas las cosas maravillosas que poseemos.

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