jueves, 2 de diciembre de 2010

10.1 Probabilidades de existencia de otros seres racionales en el universo.

Capítulo 10

EL FUTURO YA CASI PRESENTE


10.1 Probabilidades de existencia de otros seres racionales en el universo.

Este es un tema que encierra una serie de preguntas interesantes al respecto. Estas preguntas vienen a propósito de que avanzamos a dominar cada vez más no-solo el Sistema Solar sino gran parte del universo exterior. Es nuestro deseo de desarrollar las respuestas, o sea de contestar, a muchas de estas preguntas relacionadas con las posibilidades de la existencia de otros seres racionales. Nos ocuparemos aquí de desarrollar solo un par de respuestas a ellas.

¿Qué probabilidades tenemos nosotros de encontrar con vida en otros sitios del universo a otros seres racionales y asimismo calcular en que etapa de su existencia es más probable encontrarlos?

Si pensamos en forma optimista que llegará el día, aunque sea en cientos de años más, en que encontremos otro ser humano a este acontecimiento le atribuimos el cien por cien. Suponiendo que ellos se han desarrollado en los lapsos de tiempo como nosotros en la Tierra, o sea, tomando como ejemplo nuestra propia fabulosa historia, entonces a los hipotéticos otros seres racionales podemos aplicarles los mismos porcentajes de probabilidades de encontrarlos desarrollándose. dentro de este cien por cien a los distintos períodos de tiempo vivido en la Tierra por el Homo-sapiens y sus antepasados ancestrales.

La mayor probabilidad, seguramente del 99,9 por ciento, o lo que es lo mismo de cada mil planetas en que logremos descubrir que viven en su interior seres racionales, en 999 de estos planetas encontraremos seres humanos viviendo en la época en la que ellos solamente han descubierto, por ser Homo sapiens, el arte de como hacer fuego. Esta suposición está basada en que nosotros tuvimos que sobrevivir sabiendo solamente como usar el fuego durante uno de los más largos períodos en el tiempo de nuestra existencia como seres humanos. El encontrar un ser racional como el hombre saliendo de las cavernas haciendo uso del fuego y con lanzas y flechas en su poder tiene una probabilidad muchísimo mayor que encontrarlo en otras etapas de su larguísima vida. Encontrar un ser humano viviendo el período donde unos pocos hombres-bandidos, usando herramientas de guerra dominaron a los otros hombres durante una larga etapa de tiempo, o sea los seres humanos viviendo a merced de países colonizadores y de dictadores como los del Imperio Romano o de los Faraones del Egipto son pues de una probabilidad aún menor que la de encontrar al hombre de las cavernas. Encontrar quizás un ser humano viviendo, casi un milenio, en las continuas guerras de la Edad Media es aún mucho menor que encontrarlos bajo un Imperio Romano. Encontrarse en otro planeta con un tipo de ser humano viviendo en la democracia liberal que tuvo en nuestro planeta solamente algo más de unos cien años de existencia, es aún mucho menor. Como penúltimo caso tener la hipotética casualidad de enfrentarnos a convivir con un ser humano viviendo el corto período de nosotros o sea del ser humano conviviendo en simbiosis con los microprocesadores o sea poseedor de una Razón-omnipotente es mucho menor todavía y casi de una probabilidad despreciable.

En resumen la probabilidad de encontrar seres racionales como somos nosotros, en otros planetas, es muy remota y la probabilidad de hallar Homo-sapiens en la última etapa en que nosotros actualmente vivimos es casi absolutamente impensable. Localizar seres pensantes viviendo en una etapa superior a la nuestra es también mucho más improbable. Estos posibles seres pensantes serían los que nos encontrarían antes a nosotros que nosotros a ellos ya que suponemos hipotéticamente que disponen de medios mucho mejores que los nuestros para realizar este encuentro.

Podemos hacer otros enfoques numéricos sobre las probabilidades objetivas de vida racional en otros mundos tengamos o no la oportunidad de llegar a conocer a los otros Homo-sapiens. Sin embargo una parte interesante de la pregunta se puede responder sin duda del punto de vista de la lógica.

Como el universo es infinito la respuesta no puede ser negativa. Entonces naturalmente es posible encontrar seres racionales en algún punto del universo, aparte del Homo-sapiens originario de la Tierra.

Si pensamos solo en las probabilidades de encontrar seres vivos el problema se simplifica algo. En este delicado problema, si limitamos el universo en el ámbito de nuestra Galaxia, entonces se puede pensar seriamente en un tipo de respuesta. En nuestra Galaxia se pueden calcular las probabilidades de que existan seres vivos y en otro cálculo más delicado y profundo que se hallen seres racionales y finalmente las probabilidades que existan incluso seres racionales en nuestra etapa de desarrollo o sea con Razón-omnipotente.

La Galaxia nuestra o Vía Láctea, en la que se encuentra inmerso el Sol a 2/7 de su centro, tiene la forma de un disco de un diámetro equivalente a 120 mil años luz y formado por 100 000 millones de estrellas. Las estrellas en su inmensa mayoría tienen serias dificultades para poder tener algún planeta habitable. Una gran cantidad de las estrellas es del tipo de estrellas dobles o triples y por esto se mueven entre sí en torno a un centro gravitatorio particular, si una de ellas tiene algún planeta este debe moverse en una órbita muy elíptica y esto descarta toda posibilidad de vida. Órbita muy elíptica significa que se acerca y se aleja de la estrella y esto hace oscilar las temperaturas a un nivel insoportable para la vida. Hay muchísimos otros inconvenientes que los apreciaremos mejor al enfocar para este tema los otros planetas del Sistema Solar. Desgraciadamente en el Sistema Solar solo la Tierra reúne las condiciones para desarrollar la vida. Solo es posible la vida en un planeta que tenga una temperatura entre las que oscila la Tierra. Así se siguen sumando los inconvenientes y los nuevos parámetros que entran en el cálculo no hacen otra cosa que alejar las probabilidades de vida. De esta manera absolutamente científica se van descartando las posibilidades de vida primero naturalmente en todas las estrellas que no tienen planetas y luego se descartan las que tienen planetas pero son binarias y además todas las otras estrellas que están formando parte de algún grupo. Hay que descontar enseguida aquellas estrellas que siendo solitarias tienen planetas demasiado grandes comparados con la Tierra esto implica un campo gravitatorio insoportable en su superficie etcétera-etcétera. Con nuestros poderosos instrumentos se ha explorado cuidadosamente todos los sitios que se encuentran a menos de 30 años luz. Nos queda por explorar la otra parte mucho más grande de nuestra Galaxia, pero las esperanzas probabilísticas de encontrar vida siguen siendo muy remotas. Esto no es un enfoque pesimista ya que nosotros tenemos esta enorme dicha de reunir estas excelentes condiciones en la que nos hemos desarrollado y de seguro que nos extenderemos hasta los infinitos.

Siguiendo con el uso y el abuso de las matemáticas del punto de vista de las probabilidades, les debo advertir además que encontrar vida en el cosmos de nuestra Galaxia aunque sea al nivel de los mamíferos es una eventualidad fantástica, sus probabilidades son tan despreciables que si esto sucediera entonces sería una casualidad casi incomprensible. Cuando pase el tiempo quizás contado en miles de años y después de encontrar vida en muchos millones de astros la probabilidad de que en uno de ellos exista vida con seres racionales es aún muy escasa. La Tierra debió pasar por muchos miles de millones de años antes que apareciera la vida y cuando esta apareció los seres vivos pasaron millones de años en una lenta evolución, todo esto sucedió antes de que apareciera el hombre que mediante su razón omnipotente pasó a ser terminal de la evolución en la Tierra.

Les contaré de paso algo muy concreto que va sin especulaciones y que ya ha sido un tema acabado y que da respuesta a la pregunta. ¿Existe la vida en el Sistema Solar? Aquí va la respuesta contándoles muy brevemente los inconvenientes que, para el desarrollo de la vida, tienen los diferentes planetas del Sistema Solar. Comenzaré por analizar las dificultades partiendo de los planetas más cercanos al Sol hasta llegar a los más lejanos y últimos de nuestro Sistema Solar.

Dentro del Sistema Solar no es casual que solo nuestra Tierra fuese el paraíso para el inicio de la vida. Si fuese mucho mejor otro planeta de nuestro sistema entonces la vida habría evolucionado, a lo menos, miles de años antes allí y asimismo si su paraíso para el desarrollo evolutivo de la vida es superior que en la Tierra entonces aún estaría mejor aquel medio ambiente para la vida que en nuestro planeta. Estos seres humanos, por estar en nuestro Sistema-solar nos habrían visitado a lo menos miles de veces.

Sabemos a ciencia cierta, por haberlo comprobado repetidas veces por nuestros astronautas investigadores, que antes de colonizarlo por nosotros desgraciadamente no existió la vida, en ninguna parte de nuestro Sistema Solar. Las razones de esto hoy son muy claras y conocidas y se las recordaré a continuación. Mercurio es un planeta con una tenue atmósfera, si es que a esto se le puede llamar atmósfera, y en su superficie, por ser el más cercano al Sol, tiene temperaturas infernales de cientos de grados(330°C) en su superficie a causa de esta temperatura indudablemente no se puede mantener allí ni el agua en estado líquido. El planeta Venus, nuestro vecino más cercano, teniendo una cosa muy positiva, que es la de tener casi el mismo tamaño de la Tierra, sin embargo tiene una atmósfera desgraciadamente con elementos dañinos para el ser humano y en su superficie tiene una temperatura de 450° Celsius y una presión equivalente a los de las antiguas calderas de vapor. De donde entonces cualquier tipo de vida en este planeta es totalmente imposible de que se pueda desarrollar. Nuestra conclusión para vivir en la superficie de Venus, es que esto es impensable ya que es creer en la posibilidad de vivir dentro de una caldera, con muchas atmósferas de presión y cientos de grados de temperatura.

Después de encontrar imposible todo vestigio de vida en Mercurio y Venus estos dos planetas más cercanos al Sol por sus temperaturas tan infernales, sigo mi descripción siempre alejándonos del Sol, en el tercer lugar se encuentra ubicada nuestra Tierra. Como planeta, por tener atmósfera con oxígeno y temperatura adecuada, es el paraíso de los paraísos para desarrollar y mantener la vida. En los últimos tiempos con la salida de Yuri Gagarin al cosmos descubrimos que nuestro paraíso tenía una enorme cantidad de cosas a nuestro favor para poder vivir. Esta primera visita al cosmos por otro lado nos permitió darnos cuenta que tenía desgraciadamente una cosa muy dañina para la prolongación de nuestra vida y por supuesto para poder mantener nuestra felicidad, esta era tener que vivir dentro de un campo gravitatorio originado por la propia Tierra. Tener que vivir arrastrando este enorme peso de sesenta o más kilos era una gran desgracia que posteriormente se pudo solucionar.

Siguiendo con nuestro análisis de las posibilidades del desarrollo de la vida en el Sistema Solar sabemos que después de la Tierra, siempre alejándonos del Sol, le sigue Marte. El planeta Marte, apoyándonos en los equipos desplegados por nuestra enorme tecnología, es el único planeta en el que se puede parcialmente soportar algunas de sus propias condiciones naturales para poder vivir. Tiene una agradable atracción de gravedad de un tercio de la de la Tierra. A partir desde el año 2020, allí viven, turnándose cada año, algunos científicos astronautas. Marte no tiene una atmósfera con oxígeno como la nuestra, en su débil atmósfera tiene algo de bióxido de carbono cuya conocida fórmula es CO². Por tener solamente una ínfima cantidad de bióxido de carbono no hemos podido utilizar ni siquiera para una emergencia, la descomposición del escasísimo CO², para obtener de esta disgregación algo de su oxígeno. Por estas dificultades todo el oxígeno inicial para llenar los lugares habitacionales se llevó desde la atmósfera de la Tierra. Los lugares donde se vive en Marte se encuentran bajo herméticas campanas. Los habitantes de nuestra colonia en Marte renuevan el oxígeno mediante plantas verdes a las que se les debe ayudar con luz artificial ya que la luz del Sol es allí muy débil. El oxígeno es un verdadero tesoro y sobre todo cuando estamos viviendo lejos de nuestro planeta. El Sol se ve desde Marte muy empequeñecido. En la noche la temperatura es muy inhóspita, es de menos 65 grados Celsius. Para poder vivir en su superficie, naturalmente deben permanecer allí los astronautas, dentro de cúpulas con aire a presión normal. Se necesitó llevar aire, no solo a Marte, sino a muchos otros lugares del cosmos, la atmósfera de la Tierra fue y es nuestro depósito inagotable de oxígeno. Ha sido necesario llevar desde la Tierra, en el transcurso de estos treinta últimos años, grandes cantidades de aire a diferentes lugares del Sistema Solar. El aire es llevado actualmente a veces al cosmos en forma natural, a presión normal, en grandes bidones. El caso más corriente es llevar el aire presionado a diez atmósferas, en bidones de 50 metros de largo, o bien en algunos casos especiales licuado en pequeños bidones. Se lleva licuado y para esto se baja enormemente su temperatura hasta llegar la temperatura y presión crítica. Como el procedimiento es costoso se lleva desde la Tierra con el propósito de disminuir su volumen, haciéndolo más cómodo para su transporte y para llevarlo solamente de emergencia en las astronaves. Licuarlo es un proceso no muy sencillo consistente en presionarlo y bajar su temperatura hasta menos 193 grados Celsius. El planeta Marte aún teniendo algunas condiciones buenas comparadas con los otros planetas, como ser su atracción de gravedad 0,377 de la que tiene la Tierra por ser menor la fuerza de gravedad produce una situación muy agradable. Poseer solo el 37,7 por ciento de nuestro peso nos permite allí tener mucho más fuerza, pudiendo movernos dentro de las campanas con atmósfera con mucha facilidad. Marte, desgraciadamente tiene el inconveniente de que prácticamente no tiene atmósfera, ella es en su superficie muy tenue. La débil atmósfera que le queda es fundamentalmente de dióxido de carbono y por lo tanto tóxica y además sin oxígeno libre. Marte tiene dos satélites Fobos y Deimos son muy irregulares y de poca masa. A estos satélites últimamente se le han podido extraer muchos de sus minerales y han servido para la construcción de numerosas Ciudades-espaciales. Se traen permanentemente desde allí grandes pedazos de rocas de más de cien metros de largo, el volumen de los minerales traídos de Deimos y Fobos es enorme.

Los planetas, más allá de Marte, presentan condiciones muy inadecuadas para la vida ya que el Sol se ve desde ellos muy pequeño, casi como una estrella. Aparte de esto Júpiter tiene otro inconveniente mucho mayor, tiene 318 veces la masa de la Tierra y esto origina una atracción de gravedad en su superficie de 2.5 veces la de nuestro planeta. Viviendo en su superficie nos auto aplastaríamos sin poder soportar nuestro propio peso, si intentáramos vivir allí nos pasaría algo parecido o peor a la forma como se aplastan las ballenas cuando quedan varadas en las playas o sea fuera del mar.

Saturno tiene 95,2 veces la masa de la Tierra y por lo tanto una gravedad también insoportable, además no tiene “superficie o tierra firme”. Júpiter y Saturno estos dos planetas tienen a raíz de su enorme tamaño una temperatura de más de ciento ochenta grados en la parte de su atmósfera.

De los planetas que siguen, después de Júpiter y Saturno, siempre alejándonos del Sol, la mayor parte tienen temperaturas insoportablemente bajas, de más de cien grados Celsius bajo cero. El Sol se ve desde esa zona, casi como una estrella, por lo tanto en ellos la noche es eterna. El mayor e insalvable inconveniente, para vivir en la superficie de un planeta, es el generado por el inconveniente de tener mayor fuerza gravitatoria que la que tiene la Tierra. Esto sucede desgraciadamente en casi todos los planetas que van más allá de Marte. Por ser de mayor tamaño y tener mayor masa, tienen mayor gravedad que la de la Tierra, aparte de otros inconvenientes para la vida, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, el único de menor diámetro que el de la Tierra es el último, el planeta Plutón. La vida en este último planeta es absolutamente inconcebible. Su enorme distancia al Sol hace que en su superficie exista una temperatura extremadamente baja, ella es de menos 230 grados Celsius.

Esto de poseer mayor fuerza de gravedad que la que tiene la Tierra es por supuesto una consecuencia natural de aquellos planetas que poseen más masa que el nuestro. Soportando solo nuestro propio peso nuestros huesos no resistirían mucho tiempo allí en la superficie de los planetas como Júpiter y Saturno. Otro problema es que están muy lejos de nosotros y del Sol y somos nosotros los encargados de colonizarlos y además no nos gustan los lugares oscuros y lejanos y mucho menos con las odiosas atracciones gravitatorias. Cuándo el computador analiza las probabilidades relacionadas con nuestras pretensiones de poder vivir sobre la superficie de algún planeta o satélite, se le deben entregar todas las últimas informaciones al respecto. Luego de unos segundos nos advierte, el computador, como primera cosa por si pensamos viajar allí y haciéndonos una advertencia en una pregunta ¿No han pensado que este astro tiene mayor gravedad que incluso la odiosa y terrible gravedad terrestre?. ¡Allí en su superficie no pueden permanecer con vida ni una sola hora!

En resumen la vida racional como la nuestra o algún tipo de vida algo parecida, ya lo hemos prácticamente comprobado, no existe en ningún otro lado del Sistema Solar y teóricamente demostrado que probablemente no exista la vida racional en ningún otro sitio del universo conocido. Salvo la que nosotros, en estos momentos, estamos llevando a muchos de sus rincones.

Todos los días del año llamamos mediante nuestros potentes instrumentos estelares, preguntando sobre la existencia de otros seres racionales. Lo hacemos sin falta en todas las direcciones y hacia todos los confines del universo, pidiendo una respuesta a algún hipotético ser racional.

La respuesta no llega a pesar que la enviamos a una velocidad de más de medio millón de veces más rápido que la velocidad de la luz. No hay respuesta para nuestros desesperados llamados, ni siquiera haciendo uso de la fantástica nueva velocidad de los infrafotones ni a la antigua velocidad de los fotones de la luz. Cada vez se hace más probable, en esta extensión casi infinita de espacio materia y tiempo, que solo nosotros tenemos conciencia de que vivimos y además tener conocimiento de que existe el infinito universo. Ahora mediante el buen uso de la razón, que aquí por sus nuevas condiciones la llamamos como Razón-omnipotente, nos hemos convertido en el ser más poderoso del universo ¡Del enorme universo hasta ahora conocido!

Hemos parado la evolución clásica y hemos tomado una dirección evolutiva racional diferente hasta llegar a convertirnos en el ser justo, más bueno y con más energía, fuerza y poder, jamás ni siquiera imaginado por ninguna de las civilizaciones, de los Homo-sapiens anteriores.

Gracias a la extensión de la educación, originada por la globalización de las culturas, hace ya algunas décadas que el amor hacia el prójimo es considerado como algo congénito en todos los seres racionales normales, cualquiera que sea el color de su piel o la forma de sus ojos. Comprendiendo que no hay seres humanos en las otras latitudes cósmicas, nos hemos convertido concientemente en protectores de todos los pueblos que desgraciadamente tenían inferioridad de educación y cultura. Ahora, desde niños, se nos enseña que nuestro cerebro es una joya dentro del resto de universo y que todas las razas de seres humanos sin excepción somos cerebralmente iguales. Se nos informa que disponemos de muchísimos instrumentos fantásticos, uno de ellos envía al cosmos los infra fotones que se mueven con una velocidad de más de medio millón de veces más rápida que la luz. Nos enseñan además que somos unos gigantes dueños del cosmos infinito, al que enviamos incesantemente mensajes a todas las miles de estrellas con planetas de nuestro alrededor preguntando si hay allí seres racionales. Como no hay respuesta comprendemos que desgraciadamente no hay seguramente otros seres racionales con nuestra cultura o con culturas superiores a lo menos en nuestra zona esférica comprendida en un radio de miles de años luz.

Pero no estamos solitarios, nos multiplicamos cada año en un porcentaje mayor que el año anterior. Nuestros robots también aumentan vertiginosamente su número y nos ayudan en cada nueva generación con mayor eficacia. El concepto de soledad cósmica no es una angustia, pasa a ser un orgullo para nosotros el de poseer la Razón-omnipotente.

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