2.3 Democracia y partidos políticos
En los dos últimos siglos, para gobernar nuestra sociedad, la diversidad de partidos políticos fue absolutamente necesaria, para así poder hacer respetar la libertad de pensamiento político. La diversidad de partidos políticos permite a las personas inclinarse por aquel partido que más lo interpreta, cuando un país argumentaba tener una democracia con prohibiciones de determinados partidos o corrientes filosóficas entonces esas democracias falseaban la esencia misma de la democracia. El primer signo de reconocimiento de la igualdad de todas las personas, en un país democrático, fue su derecho a tener votos equivalentes para todos sus integrantes. Los partidos políticos evidentemente eran la voz cantante en esta dirección, de igualar los derechos a sufragar de todas las personas. Igualar los derechos a votar, sin discriminar, el color de la piel, el sexo, ni el tipo de trabajo que realizaba cada persona al ejercer su derecho a voto, era un gran paso adelante, ya que además era reconocer que todos somos esencialmente iguales en este tipo tan importante de actividad. Lamentablemente, a comienzos de este siglo, en más de la mitad del planeta aún no se respetaba este mínimo derecho sufragar. En muchos países el analfabetismo era de un porcentaje muy grande y aparejado con esto en los países del tercer mundo la gente estaba viviendo mayoritariamente bajo el llamado índice de pobreza. En estas paupérrimas condiciones de la mayor parte de las personas, la democracia se practicaba solo a medias. Había países donde sus gobernantes eran dictadores y sus métodos de practicar la democracia se prestaba para cometer abusos, sin respetar ni siquiera los mínimos derechos humanos. Estos países, presionados por la ONU para que cumplan con el deber mínimo de un gobierno democrático, hacían simulacros de elecciones burlándose de la auténtica democracia. A pesar de estas triquiñuelas, de todas maneras se fue imponiendo la razón que obligó a respetar el que todos los seres humanos tenemos el mismo derecho para elegir directamente a nuestros representantes. Finalmente la democracia se empezó a imponer en todos los rincones del mundo y la mayor parte de los partidos políticos jugaron un importante papel muy positivo para todas las sociedades. Lo trascendental fue que mediante la adopción de la democracia que involucraba además el de tener la libertad para presentar los programas de los diferentes partidos políticos, se logró por último terminar con el abuso de los dictadores de no querer reconocer, el venerable derecho a sufragar, usando para esto una y otra artimaña o recurriendo a asesinar a los que la exigían.
En la primera década de este siglo la ONU puso punto final a algunos de estos abusos. Cuando un grupo de bandidos, usando cualquier pretexto, se tomaba el poder de un país formando un gobierno a su antojo con poderes totalitarios y además dejando a la cabeza del gobierno a un dictador, por tiempo indefinido, entonces la ONU obligaba a los golpistas a realizar elecciones, con observadores internacionales y del mismo modo se pedía hacerlo dentro de plazos perentorios para realizar la elección.
A comienzos de este siglo advertíamos los positivistas, que éramos vistos y respetados como serios anticipadores del futuro, que en poco tiempo más se impondría una administración de la sociedad mediante nuevos y poderosos sistemas de informática. Afirmábamos que “La Democracia-computarizada” substituiría a la democracia tradicional. Decíamos que, indudablemente muy pronto, los cada vez más poderosos computadores superarían científicamente a los políticos en la administración de la sociedad.
La administración de la sociedad es un asunto muy complejo, ya que es un problema a resolver que tiene muchísimas variantes. Días antes de alguna elección algunos populistas irresponsables sostenían que cambiarían en pocos meses las condiciones de vida de todo el país. Era evidente que lo que decían insensatamente algunos grupúsculos de personas asociadas generalmente a un pequeño partido político eran solo palabras de tipo demagógicas, engañaban solo con el objeto de ganar adherentes, hacían estas promesas sin fundamento y por supuesto que, además, nunca se podrían cumplir. Los partidos poderosos que se alternaban gobernando no hacían promesas a corto plazo, pero mentían también cuando ofrecían hacer cambios a largo plazo y que ellos sabían de antemano que estas promesas tampoco se podían cumplir, sino solamente en un vergonzoso y escuálido tanto por ciento de lo prometido.
Naturalmente las organizaciones políticas no eran capaces de producir los cambios trascendentales que necesitábamos, para abrirnos paso rápidamente a un futuro diferente y más satisfactorio. Los partidos políticos tenían circunscrita su capacidad solamente para administrar una pequeña parte de la plusvalía originada por todos los que trabajaban, incluidos los mismos políticos. Era una falta de respeto para los electores y para la democracia hacer falsas promesas o promesas inalcanzables. Para alcanzar un mejor futuro la solución no estaba en este partido ni en el otro, sino exclusivamente en el desarrollo científico y tecnológico que se podía realizar en el país. Para ser capaces de administrar el complejo asunto político había que esperar que la simbiosis entre el hombre y los microprocesadores subiera algunos peldaños más, en su ascendente desarrollo. Con los nuevos microprocesadores, renovados bianualmente, la inteligencia del hombre subía cada dos años en vertical. Este ascenso de nuestra inteligencia fue consecuencia de esta emocionante y continua asociación entre los microprocesadores y la inteligencia del ser humano.
Como resultado de esta simbiosis se logró descubrir de nuevo algo muy trascendente, que produciría cambios profundos en toda la sociedad, más trascendental que lo que fue en otro tiempo, por ejemplo, la utilización de la fuerza del vapor, el dominio y la utilización de la electricidad, la construcción de los microprocesadores, etcétera. Todo cambió rápidamente cuando apareció la maravillosa máquina “Transformadora de las propiedades físicas de los elementos”, conocida como Transformadora-pfe. Con ella hemos logrado fácilmente crear las condiciones para trasladarnos masivamente al super paraíso del Mundo-ingrávido. Con este descubrimiento de cómo endurecer cualquier elemento y con la invención de la máquina que lo logra, entre otras cosas hemos podido fabricar masivamente, por cientos de miles al año, los 220 tipos diferentes de robots quirúrgicos y otros con los que se logra derrotar la enorme cantidad de las distintas enfermedades. Agregado a esto, con el avance de los microprocesadores hemos logrado, por supuesto, también supercomputadores con los que se puede incluso administrar científicamente a las sociedades, a partir del año 2030.
Les contaré a continuación algo de la historia de cómo logramos descubrir e inventar la máquina Transformadora-pfe.
sábado, 2 de enero de 2010
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