martes, 19 de febrero de 2008

LA REVOLUCIÓN GENÉTICA

Extraído de la obra inédita de Raúl Buholzer M.
EXTRAPOLACIÓN FANTÁSTICA

Capítulo 6

6.1 Comienzo de la lectura del Genoma Humano

La revolución originada por la obtención de células madres mediante clones embrionarios, su exitoso cultivo en laboratorio y luego su transformación en células diferenciadas o especializadas, o sea originando órganos humanos absolutamente jóvenes, es una revolución de grandes dimensiones en el campo de la biología y especialmente en la medicina. Esta nueva y profunda revolución de la medicina comenzó en la práctica el 25 de noviembre del año 2001. Ese día se da a conocer en EEUU que se ha obtenido el primer clon embrionario de un ser humano. Se abren las puertas con este método para obtener todas las células madres humanas que se deseen. La consecuencia inmediata fue el originar la realización práctica a la una buena esperanza que tenían los millones de personas con padecimientos llamados en esos tiempos enfermedades incurables. Estas personas, con un órgano afectado y declarado como una de las enfermedades gravísimas e incurables por medicamentos o por los métodos de operaciones tradicionales, estaban condenadas a morir a corto plazo, si es que no se les renovaba el órgano enfermo. A partir del año 2002, después de la obtención del primer órgano-clon existían a lo menos dos posibilidades para tratar una enfermedad que afecta a alguno de nuestros órganos: la primera, si ello era aún posible, utilizando sus propias células madres e incorporándolas como una pasta sobre el órgano afectado para que estas células madres se transformen en células del órgano afectado y substituyan a las células perecidas: o bien, si lo anterior no es posible, entonces se hacen los órganos completos en el laboratorio con estas células madres y una muestra celular como guía diferencial del órgano afectado. En resumen, ahora la enfermedad es enteramente curable creando entonces sencillamente en el laboratorio un nuevo órgano, que se llama órgano-clon, formado sobre la base del cultivo de las mismas células madres del paciente más una muestra celular del órgano afectado. Naturalmente luego es transplantado este órgano-clon al enfermo. El nuevo órgano-clon lo recibe el paciente sin el conocido rechazo, ya que está formado con la misma información genética que tienen sus propias células. Las células del órgano-clon son células sanas y jóvenes, esto quiere decir que estas nuevas células se pueden reproducir reiteradamente en más de doscientas generaciones y esto significa un promedio de vida de este nuevo órgano de más de cien años más.

La otra gran revolución en la biología del ser humano comenzaba con la lectura de su genoma. Como ustedes deben recordar genoma es el conjunto de todos los genes que caracterizan a una especie. La lectura del genoma de una persona enferma, comparada con el genoma normal, nos permite saber que tipo de enfermedad es la que lleva consigo y además permite conocer aquellas que vienen por herencia y aún no se han desarrollado. Conocer el genoma del paciente es el ideal de un médico para hacer los diagnósticos con precisión científica.

El genoma humano comprende los diferentes genes, donde entre diferentes cosas están todos los órganos y por supuesto las relaciones de todas las otras entidades nuestras y de muchísimas diferentes funciones que los relacionan: color de los ojos, color del pelo, etcétera. Todas estas características sabemos que son aportadas por partes iguales unas por el padre y otras por la madre. Según lo afirma un artículo de la revista Science, nuestra carta genética está compuesta por 20488 genes. La carta del genoma humano lleva además la ubicación de cada uno de nuestros genes, o sea lleva toda la información tanto para la formación de nuestros órganos sanos como de las taras. Cada carta del genoma específico de una persona es posible al estudiarlo hacer con él una comparación, por medio de un programa del computador, con una carta genética sana.

¡Entonces es posible tener la información precisa y completa de todas nuestras taras genéticas! Todos sabemos que todas nuestras cualidades las recibimos combinadas en un 50% de cada uno de nuestros padres y naturalmente recibidas por herencia. Pero hay cosas hereditarias que mejor serían no recibirlas como herencia, estas son las enfermedades genéticas. Cada una de estas enfermedades están contenidas en el interior celular y formando un gene. Es importantísimo saber donde se encuentran ubicados estos genes. Teóricamente si sacamos una sola célula en cualquier lugar de nuestro cuerpo que se encuentre, en el extremo de un pelo o frotando la piel, podemos saber muchísimas cosas relacionadas con nuestra salud. Ahora con el análisis de una sola de nuestras células, ya que todas llevan la información genética completa de cada uno de nosotros, podemos saber que enfermedades hereditarias nos están afectando o llevamos latentes y se pueden desarrollar en cualquier momento. Por estos motivos analizando una sola célula, en el inicio de este milenio, partió la medicina preventiva con una herramienta increíblemente eficaz.

A fines del siglo pasado, como el problema de secuenciar el Genoma Humano, incumbía a todos los habitantes sin excepción y era un asunto de extrema delicadeza, los gobiernos de EEUU e Inglaterra se asociaron, en el ámbito de gobiernos y no de simples empresas privadas para lograr este importante propósito. En esos tiempos no era usual dejar mucho dinero con objetivos de investigación científica, estas grandes sumas de dólares se dejaban solamente con propósitos militares. Estos presidentes, rompiendo con la vieja y absurda tradición, dejaron una gran cantidad de dinero con el objeto de investigar los fenómenos relacionados con la lectura del Genoma Humano. El 27 de junio del año 2000 se da a conocer, por los que presiden el gobierno de EE UU, Bill Clinton, y el de Inglaterra, Tony Blair, que se tiene secuenciado el 97% del Genoma Humano. Bill Clinton dice que es la noticia de la época. Se dejan los resultados de esta investigación, por petición de los científicos progresistas, a libre disposición de toda la humanidad. Contrariamente a lo que deseaba una empresa particular, que quería sacar suculentos beneficios económicos usufructuando de la desgracia de las personas genéticamente mal formadas.
En el año 2001 se dio, por la prensa y las revistas científicas, una espectacular noticia, se logró precisar la cantidad de genes de las células del ser humano. Lo espectacular estaba en que ahora se pudieron contar directamente, no indirectamente o estimar por suposiciones, la cantidad casi exacta de genes de cada una de las células de nosotros los seres humanos. Se logró obtener esta contabilidad en forma científica e indiscutible por ser absolutamente objetiva. El número de genes, que posee una célula de todo ser humano, fue calculado en ese año en 20488. Sorpresivamente resultó una cantidad de genes mucho menor que lo que se había pensado anteriormente. Antes, de esta contabilidad exacta, se creía por suposiciones indirectas que había en cada una de nuestras células cerca de cien mil genes.

Después de tener secuenciado el genoma humano, procede obtener la lectura de este genoma humano. Leerlo es saber la ubicación y funciones que cumple cada gene. El comienzo efectivo y detallado de la lectura del Genoma Humano principió alrededor del año dos mil. El intentar describir la totalidad de las funciones de los genes humanos era una tarea a plazos medidos en décadas de años. La aceleración de esta investigación tuvo su salto el año 2003, al secuenciar o determinar el orden de las bases (A, G, C y T) de los 46 cromosomas de nosotros. Lo realizaron los integrantes del Proyecto Genoma Humano, con un presupuesto que partió, unos años antes, con 3000 millones de dólares USA. Para ese entonces, en un trabajo de investigación en la biología, nunca se había empleado una suma tan fantástica. Ello produjo un violento auge de la medicina y en especial en la medicina predictiva.

Se van a referir los biólogos de la genética a lo de antes y después del comienzo de la lectura del Genoma Humano, también conocido como descodificación del Genoma Humano. Se trataba de conocernos mejor a nosotros mismos, necesitábamos algo más objetivo sobre nuestras células. Este fue el mapa más importante jamás producido por la humanidad. En este mismo tiempo, se pretendió patentar los genes. Empresas inescrupulosas, usando algunos “científicos” como marionetas, quisieron patentar ellos nuestros propios genes. El argumento fue que ellos habían secuenciado una parte del genoma humano, con la argucia de un dudoso “algo antes” de que se diera a conocer, por las esferas de gobierno de EEUU e Inglaterra, públicamente por medio de Internet. Así pues una de estas inescrupulosas empresas intentó patentar nuestros genes, aduciendo que ellos fueron los que determinaron primero su ubicación. Las pretensiones de patentar nuestros genes, originaron de nuevo mucha indignación en las organizaciones internacionales de científicos progresistas. Estos se movilizaron ante sus respectivos gobiernos y este escándalo se logró parar. En otras palabras se pudo decir que con la entrega de los resultados del Proyecto Genoma Humano el libro de la vida partió de la imprenta. Ahora quedó a los científicos la tarea de aprender a leerlo, una tarea que podría haber tardado tres o cuatro décadas y que se bautizó como Proyecto Proteoma Humano PPH. En el año 2000 se conocían, con dirección y funciones, solamente 5000 de los 20488 genes del ser humano. Quedaba pendiente para el Proyecto Proteoma Humano PPH el 75 por ciento de la tarea. Se pensó en una tarea a treinta años plazo, pero se cumplió en solo quince. A comienzos del año 2015 se lograron tener ubicadas y conocidas las funciones de los 20488 genes de cada una de nuestras células. ¡Ahora por fin nos conocíamos desde nuestras propias y profundas raíces!

La aparición tan especial de los seres vivos fue un impulso a lo que podríamos llamar como la hiper-evolución de toda la infinita materia inerte del infinito universo. La vida consciente del ser humano fue otro grandioso salto adelante dentro del perfeccionamiento de los organismos con vida, fue un gran impulso al desarrollo de la razón. Nosotros y solo nosotros los seres humanos somos los que tenemos una vida consciente, es decir podemos razonar. El hombre usó la razón no siempre en la dirección adecuada. El científico y filósofo Pitágoras fue uno de los primeros en advertir su importancia en cuanto a la dirección lógica y científica que debe tener el uso de la razón. El paso de la vida consciente del ser humano, al descubrimiento de que poseemos una razón especial de potencia impredecible y esta es la Razón-omnipotente, fue la culminación de los grandes acontecimientos de todos los tiempos. Conscientes de que poseemos esta Razón-omnipotente nos convertimos en dueños del Sistema Solar y seguramente llegaremos a ser los dueños de todo el Universo conocido hasta ahora. Como nada tiene límites absolutos entonces a ciencia cierta nos corresponderá dar un salto adelante e iremos tarde o temprano a otra etapa o a una nueva generación en el desarrollo de la razón, por ejemplo a la Razón–super-omnipotente. Todos los otros seres vivos y la materia inorgánica están unidos por una especie de nexo de la inconsciencia. Esta es la causa que produce tantas y tan importantes preguntas. ¿Solo nosotros los seres humanos somos los conscientes? ¿No hay algún grado intermedio de semi consciente? Solo nosotros somos conscientes de que existimos, de que vivimos, de que fuimos malos o buenos, etcétera. Lo que no admite discusión es que todos los seres humanos llevamos consigo el regalo sagrado entregado por la naturaleza o por la hiper-evolución. ¡Dentro de un universo infinito en cantidad de materia y de espacio e infinito también en el transcurrir del tiempo, solo nosotros desde el momento en que nacemos, poseemos un gran cerebro con una super maravillosa razón, que ahora último mediante la unión con la informática pasó a convertirse, en esta segunda etapa, en lo que pasó a llamarse Razón-omnipotente!

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