lunes, 7 de diciembre de 2009

1.2 Investigación del carbono como diamante


1.2 Investigación del carbono como diamante


A comienzos del siglo, después de cada uno de los innumerables seminarios que hacíamos con nuestro grupo, formado por los catorce amigos positivistas, las conclusiones apuntaban siempre a que los cambios trascendentales que podrían terminar con las calamidades de pobreza de gran parte del mundo, serían producidos por los seres humanos, solamente mediante el buen uso del descubrimiento de algún nuevo secreto que nos ocultara por ahora la naturaleza. Uno de estos secretos nos tenía enfrascados por años en una gran investigación, en la que teníamos justificada esperanza de conseguir algún día el esperado triunfo. Estábamos seguros que sí nuestro proyecto tenía este éxito esperado, toda la humanidad cambiaría de rumbo rápidamente. Se eliminarían drásticamente la pobreza, las enfermedades, la falta de educación, etcétera. Este es el motivo fundamental por el que nosotros seguíamos por años investigando en forma incansable por qué, la estructura del compuesto del carbón contenido en los vegetales se transformó en otras épocas geológicas en otras estructuras como carbón de piedra... y en una muy especial que se conoció como diamante. Sabíamos cambiar estas estructuras del carbono desde el siglo pasado, incluso hacer péquennos diamantes, en el laboratorio pero ignorábamos su esencia científica de cómo realizarlo por ejemplo con cualquier otro elemento. Lo curioso es que el transparente y durísimo diamante, al igual que el extraño grafito, así como el negro y blando carbón vegetal, los tres son de propiedades muy diferentes y siguen teniendo un único elemento componente que es el elemento carbono. Estas dos primeras formas del elemento carbono, diamante y grafito, se dice que son formas alotrópicas cristalinas del carbono y los carbones de origen vegetal son una forma amorfa del elemento carbono. El carbono es, pues, un curioso elemento que existe de manera natural en tres formas distintas, y sin combinarlo químicamente con otro elemento. Este elemento carbono además tiene en sus formas alotrópicas algunas de las propiedades diametralmente opuestas. Como por ejemplo, en cuanto a la propiedad que se llama dureza, el carbono se presenta con una débil dureza en su forma de grafito, como es la insignificante dureza que tiene la mina de los lápices, y con una enorme dureza que tiene el carbono en la forma de diamante. Así es el insólito carbono que fue objeto continuado de nuestras investigaciones. Con nuestro grupo podíamos a diario construir pequeños diamantes artificialmente. Si lográbamos descubrir por qué, científicamente hablando, el carbono contenido por ejemplo en el tronco de un árbol se podía transformar en diamante, entonces podríamos hacer esta misma gracia con otros elementos. Por supuesto esto se los contaré en detalle en los capítulos de más adelante.

Teníamos una fe ciega en la enorme fuerza intelectual que todos llevamos en nuestro cerebro y sabíamos que no la utilizamos sino parcialmente, y que tampoco la combinábamos adecuadamente con la creciente potencia de los computadores. O sea, teníamos una fe ciega en nuestro propósito fundamental de que llegaríamos algún día a que se formara esta simbiosis de la razón con la informática y que cuando se hizo la llamamos Razón-omnipotente. Esta grandiosa simbiosis pasó a ser un asunto capital en nuestros propósitos y como era muy importante, comprendimos lo justificado que fue tener tanta paciencia y confianza en esta asociación, de la razón con la informática, la que formó parte de nuestra nueva filosofía y nos ayudó a lograr finalmente triunfar en este excelso y descomunal proyecto de irnos a vivir al Cosmos-ingrávido.

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